Desarrollo de COVID-19 después de ser vacunado

Por Jesus Gutierrez @saludymedicina

Nos encontramos en un punto de la pandemia en el que la vacunación ha avanzado lo suficiente en algunos países y ya se han reportado casos de COVID-19 en personas completamente vacunadas. La evidencia científica consistentemente ha demostrado que las vacunas disminuyen la posibilidad de cursar con COVID-19 grave o fallecimiento, por lo que entender los cambios en la presentación clínica y evolución de la enfermedad en personas vacunadas es de gran importancia.

Hasta el momento sabemos que la mayoría de los pacientes con COVID-19 después de la vacunación suelen cursar con enfermedad leve o incluso mantenerse asintomáticos. En un estudio realizado en Israel, de 1.497 trabajadores de la salud completamente vacunados, 39 (2,6%) fueron positivos a SARS-CoV-2, de los cuales al 69% se le realizó prueba solamente por haber tenido contacto con alguien positivo. Dos de los 39 pacientes que tuvieron COVID-19 después de la vacunación, 33% se mantuvo asintomático y entre los sintomáticos, 36% reportó congestión nasal, 28% mialgia, 28% pérdida del olfato o disgeusia y 21% fiebre. Ninguno fue hospitalizado. Este reporte demuestra que los síntomas de COVID-19 después de la vacunación suelen ser leves y probablemente la proporción de adultos asintomáticos es mayor en personas vacunadas frente a no vacunadas.

Los casos graves de COVID-19 después de la vacunación son raros, los CDC de Estados Unidos reportaron que hasta el 20 de septiembre de 2021 había 181 millones de personas completamente vacunadas contra la COVID-19. Durante este periodo, en 50 estados después de completar el esquema de vacunación se han reportado 14.643 pacientes con COVID-19 grave; 69% lo constituían pacientes mayores de 65 años. Asimismo, reporto 4.493 decesos por COVID-19 después de la vacunación; 44% ocurrido en mujeres, 86% en mayores de 65 años y 19% reportado por causas diferentes a COVID-19. Aunque la información  hasta este momento continúa siendo limitada, solidifica la evidencia de que los casos graves o fatales por COVID-19 después de la vacunación son escasos.