Desarrollo y estimulación infantil

Por Rosinauriarte
Publicado en Escucha Tomatis y Terapias Naturales Espacio Terapéutico hacia una Escucha Integral. 
Por María Antonia Crevillen.
01/06/2016
Me ha gustado mucho el artículo “Alteraciones del desarrollo infantil: un enfoque diferente, una nueva esperanza“, de Fátima Amezkua, responsable de comunicación de la Asociación Laztana, asociación para el desarrollo y la estimulación infantil, que me gustaría compartir aquí porque de forma muy clara expone las muy diversas causas que pueden llevar a alteraciones en el desarrollo infantil, de las que muchos padres y educadores no son ni siquiera conscientes.
Una de las claves para la esperanza es la enorme plasticidad cerebral de los niños.
Los estudios sobre la plasticidad cerebral no dejan de sorprendernos, por lo que una buena y adecuada estimulación infantil ofrece innumerables posibilidades ante cualquier tipo de alteración en el desarrollo infantil.
Por ejemplo, recientemente se ha publicado un sorprendente trabajo realizado en el Hospital Clínico de San Carlos por el jefe de Neurocirugía Dr. Juan Antonio Barcia, donde han utilizado una técnica que consiste en mover las funciones de una parte del cerebro a otra parte para poder intervenir quirúrgicamente, es decir, desplazan intencionadamente  la función que aloja esa parte del cerebro a otra parte.
¡¡¡Eso sí que es plasticidad cerebral!!!
Aquí va el artículo “Alteraciones del desarrollo infantil: un enfoque diferente, una nueva esperanza”

Los seres humanos nacemos muy inmaduros y altamente dependientes de los cuidados de nuestros progenitores no solo para crecer sino para seguir desarrollándonos.

Los tres primeros años de vida, pero sobretodo el periodo gestacional y el primer año de vida, son fundamentales para el correcto desarrollo motor, sensorial y neuronal que sentará las bases para el posterior desarrollo emocional y cognitivo de la persona. Es por esta razón que las niñas y niños pequeños y las mujeres embarazadas son los más sensibles y vulnerables al impacto de distintos factores externos que pueden perturbar el normal desarrollo infantil.

Las sociedades modernas conllevan unos modos de vida y consumo que implican altos niveles de estrés en la vida cotidiana así como una constante exposición a miles de sustancias químicas combinadas, metales pesados, contaminación atmosférica, ondas electromagnéticas, etc. Nunca antes los seres humanos habíamos estado expuestos a tantas sustancias químicas, presentes incluso en los alimentos que ingerimos, y a tantas radiaciones de las que desconocemos sus efectos a largo plazo.

Somos cobayas de una experimentación a escala mundial en la que, obviando el principio de precaución, se espera a que los efectos negativos de una sustancia se demuestren claramente dañinos para proceder a limitar su uso. Y, lo que es peor, nadie regula la influencia sobre las personas de la combinación de dos o más de estas sustancias potencialmente tóxicas cuando diariamente convivimos con cientos de ellas. La doctora en Medicina Ambiental, Pilar Muñoz Calero, ha estudiado ampliamente la influencia de estas sustancias en el ser humano y las patologías en las que incide entre las que se incluyen alergias, intolerancias y muchas alteraciones del desarrollo infantil.
Algunos de los factores que pueden perturbar el correcto desarrollo infantil incluyen:
  • factores ambientales como exposición a sustancias tóxicas – vía placenta o por contacto directo – o a radiaciones electromagnéticas;
  • problemas durante el periodo gestacional y/o el parto como altos niveles de estrés durante el embarazo, nacimientos prematuros o partos por cesárea;
  • carencias afectivas y falta de estimulación sensorial como las sufridas en su primera etapa de vida por muchos niños y niñas adoptados;
  • hospitalizaciones prolongadas;
  • largas jornadas en guarderías desde muy bebes;
  • uso abusivo de sillitas y andadores que limitan el libre movimiento del bebe tan necesario para su desarrollo motor, etc.
Diversos estudios como los dirigidos por la investigadora Marieta Fernández Cabrera de la Universidad de Granada, así como otros muchos centros de investigación a nivel internacional, han demostrado que los niños y niñas que han vivido alguna de estas circunstancias tienen mayores probabilidades que el resto de la población de sufrir algún tipo de alteración del desarrollo infantil y/o del sistema inmunológico.

Por todo ello, no es extraño encontrar en nuestro entorno cada vez más niños y niñas que sufren alergias, intolerancias alimentarias, déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA/H), trastornos del lenguaje, problemas de integración sensorial, autismo o trastornos del espectro autista (TEA), etc.

Si bien es cierto que dificultades del aprendizaje de diverso tipo, alergias o enfermedades como el autismo siempre han existido, llama la atención el incremento que algunos diagnósticos asociados a estos problemas han experimentado en las dos últimas décadas. Por ejemplo, según la revista Neurología, estudios epidemiológicos recientes informan que en 1985 se registraban 5 casos de autismo por 10.000, mientras que nuevas estimaciones reportan 1 caso por cada 100 niños y adolescentes en 2008 –algo evolutivamente imposible si su origen es solo genético y que tampoco se explica solo por una mejor detección de casos- y en el caso del TDA/H ha pasado de diagnosticarse al 2% de la población infantil a alcanzar niveles del 15% en algunos países como EEUU.

Este tipo de trastornos inciden de forma significativa en la vida familiar, escolar y social de muchos niños y, cuando afectan a capacidades atencionales, cognitivas o relacionales, son a veces difíciles de detectar hasta que los pequeños cursan Educación Primaria. Muchos escolares con TDA/H, lateralidad cruzada, trastornos del lenguaje, TEA u otras alteraciones del desarrollo son incomprendidos y el sistema educativo no siempre está preparado para ofrecerles la ayuda que necesitan.

Muchas veces la única respuesta que reciben del sistema sanitario y educativo es medicación farmacológica tal vez complementada con asistencia psicológica mediante terapia conductual y cognitiva que -aunque puede resultar positiva- no logra cambios suficientemente profundos y duraderos pues no corrige la causa del trastorno sino que más bien ayudan a controlar algunos de los síntomas que produce.

Sin embargo, hoy día existe una diversidad de métodos terapéuticos que trabajan estos problemas desde su origen dando una segunda oportunidad al cerebro para que logre su correcto desarrollo.
Están basados en ejercicios de estimulación cerebral para la reorganización neurofuncional junto a la mejora del estado del sistema inmunológico acompañada de una alimentación sana, preferiblemente ecológica. Estos métodos están avalados por profesionales de todo el mundo y por miles de familias que los han utilizado obteniendo mayores garantías de éxito sin efectos secundarios para la salud. No se trata de terapias milagrosas diseñadas por el gurú de turno, sino que están basadas en principios científicos, estudios contrastados y años de trabajo.

En la práctica la reorganización neurofuncional se logra a través de en una serie de ejercicios de estimulación cerebral personalizados que padres y madres deben realizar diariamente en casa con sus hijos y que se complementan con sesiones de terapia presencial y revisiones por parte de las y los profesionales correspondientes: neurólogo, optometrista comportamental, especialista en reeducación auditiva, especialista en integración de reflejos primitivos, etc.

Dos son las claves que hacen que estos métodos terapéuticos funcionen. Por un lado, la plasticidad cerebral que, si bien se ha demostrado que es una capacidad que mantenemos a lo largo de toda la vida, ésta es mucho mayor durante la infancia. La segunda clave es constancia y repetición pues es así como nuestro cerebro aprende y se desarrolla. Repitiendo de forma sistemática y durante el tiempo necesario el tipo de estímulo que cada niño o niña necesite se logra que el cerebro desarrolle esa área que había quedado bloqueada o que mejore la conexión neuronal entre áreas del cerebro que deberían comunicarse con fluidez.

Ante la falta de información sobre las causas y posibilidades de tratamiento de estas alteraciones del desarrollo, nace en julio de 2013 Laztana –Asociación para el desarrollo y la estimulación infantil- con el objetivo de difundir y facilitar a las familias el acceso a métodos terapéuticos libres de medicación que trabajan por lograr una maduración neurológica adecuada y un estado biológico en las mejores condiciones por medios naturales y efectivos.

Cualquier persona interesada puede informarse y contactarnos a través de nuestra página Web: http://www.asociacionlaztana.org/, en facebook:https://www.facebook.com/asociacionlaztana o en el email: asociacionlaztana@gmail.com.

Hace dos años publiqué una entrevista con la presidenta de Laztana, Rosina Uriarte, puedes leerla además de ver su magnífica presentación “Desarrollo infantil y cómo apoyarlo” en el siguiente link
“Laztana” – Desarrollo y Estimulación Infantil con cariño

Y si quedara alguna duda de la increible plasticidad de nuestro cerebro, la sorprendente técnica de desplazar las funciones cerebrales de una parte cerebral a otra a través de una estimulación magnética transcraneal, abre un universo de posibilidades.
Es como mover los “muebles” a otra “habitación” del cerebro

La función del lenguaje cambia de hemisferio (Barcia, 2011)
El artículo “Un médico español logra reconfigurar el cerebro para tratar tumores inoperables” explica cómo se ha llegado a esta técnica y los resultados de los estudios realizados.
La idea se les ocurrió observando los efectos que provoca el propio tumor sobre la plasticidad en el cerebro de los pacientes. Cuando el cáncer daña la zona del habla, por ejemplo, los científicos observan cómo las áreas adyacentes van asumiendo estas funciones a medida que avanzan los daños, en un ejemplo de plasticidad cerebral que también se produce cuando la persona sufre un ictus, un traumatismo e incluso una herida de bala. Si el daño es masivo, en ocasiones algunas funciones son asumidas en las áreas análogas del otro hemisferio cerebral. A partir de estas pistas y los trabajos de otros especialistas como el francés Hugues Duffau, el doctor Barcia comprendió que podía intentar acelerar ese proceso con electrodos y mejorar las opciones de sus pacientes.



Pero el logro de mayor alcance es el de haber podido cambiar las funciones de sitio. El español ÁlvaroPascualLeone, profesor de neurología en la Escuela Médica de Harvard y uno de los especialistas en neurociencia más reconocidos del mundo, participa en el trabajo. “El resultado confirma la visión que tenemos del cerebro como algo que está cambiando constantemente y que siempre te sorprende”, explica. “Pero una cosa es la teoría y otra demostrar que es posible”. En su opinión lo más importante es que “uno esperaría encontrar disfunciones después de trasladar las funciones a nuevas áreas, pero resulta que son mayores los beneficios”. Marcos Ríos es neuropsicólogo y participó en el diseño de las pruebas para obtener las neuroimágenes. Una noche se quedó para analizar los datos y al ver que la función del lenguaje de un paciente había cambiado de hemisferio pensó que se había equivocado. “Eran las 4 de la mañana y dije: no me lo puedo creer”, recuerda. “Me parecía pura magia, hasta el punto de que pensé que podía haber analizado mal los datos y los revisé desde el principio”.

Pues sí, parece magia, pero la vida es mágica y las posibilidades que ésta ofrece son infinitas.  Así que ante cualquier alteración en el desarrollo infantil hay esperanza, sólo se necesita un nuevo enfoque.