Debemos conseguir alimentarnos de forma saludable y cuidar que nuestros hábitos alimentarios sean los correctos. Tan importante es proporcionar a nuestro organismo los nutrientes que necesita, como hacerlo de la manera apropiada. Sólo así se consigue mantener un óptimo estado de salud y obtener un máximo rendimiento físico e intelectual.
La importancia del desayuno
Los resultados aportados por el estudio EnKid, realizado entre 1998 y 2000 sobre una población de 3.534 niños y jóvenes españoles (con edad comprendida entre los 2 y 24 años), muestran que sólo un 26% de este colectivo realiza un desayuno adecuado y un 8,2% incluso no desayuna.
Estos datos, realmente preocupantes, revelan que casi la mitad de la población de niños y jóvenes españoles desconoce la importancia del desayuno y su relación con el óptimo crecimiento y desarrollo intelectual. Además, permiten deducir que los familiares y personas de su entorno cercano tampoco conocen dicha relación o al menos no son conscientes de su importancia.
Pero los objetivos no sólo se deben basar en el mero propósito de conseguir un buen rendimiento físico o escolar, sino también en familiarizar a los más jóvenes con hábitos alimentarios correctos que les permitan disfrutar de una amplia gama de alimentos saludables y les prevengan de enfermedades como la obesidad, caries, problemas cardiovasculares, relacionadas en gran medida con un tipo de alimentación incorrecta.
El desayuno es de suma importancia para nuestro organismo. Después del ayuno nocturno, la falta de nutrientes contenidos en los alimentos (hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas y minerales) podría ocasionar importantes trastornos en nuestro organismo, trastornos que se harían más serios conforme se prolongara el periodo de ayuno.
El desayuno es el combustible inicial y debe asegurarnos el aporte de nutrientes a través de los alimentos para proporcionarnos la energía necesaria para afrontar bien el día.
Después de 10 ó 12 horas sin recibir ningún alimento, la insana costumbre de tomar un simple café al levantarse y aguantar sin comer hasta la hora del almuerzo, o el simple hecho de no desayunar, influyen negativamente en nuestro rendimiento y concentración.
Un desayuno sano y equilibrado
Un desayuno saludable es aquel que aporta cerca de la cuarta parte de las calorías consumidas diariamente. El desayuno ideal se debe dividir en una toma a primera hora de la mañana y otra a media mañana, para repartir las calorías y mantener estables los niveles plasmáticos de glucosa.
Entre el desayuno y la ingesta de media mañana se deben incluir básicamente tres grupos de alimentos:
1. Cereales:
Dentro de ellos están el pan, cereales de desayuno y las galletas.
El pan, sobre todo integral, es un alimento ideal y casi imprescindible en el desayuno debido a su alto contenido en hidratos de absorción lenta, fibra, sales minerales y vitaminas del grupo B. Una opción muy saludable es añadirle un poco de aceite de oliva.
Los cereales de desayuno son muy aceptados por los más jóvenes y además de trigo, arroz, maíz y avena, llevan adicionados azúcares, miel, chocolate o caramelo. Una ración de las recomendadas por el fabricante suele cubrir una parte importante de las ingestas recomendadas de vitaminas y minerales para un individuo sano y, dado que estos productos se suelen ingerir con leche, el alimento resultante es de gran valor nutricional.
2. Lácteos
Dentro de los lácteos están la leche, yogur, queso, cuajadas, etc.
Los productos lácteos fundamentalmente aportan proteínas y aseguran la cantidad diaria necesaria de calcio. Asimismo contienen vitamina A, D y vitaminas del grupo B. En caso de estar a dieta, se aconseja tomarlos desnatados o bajos en grasas.
3. Fruta
La fruta es rica en hidratos de carbono de absorción rápida, agua, minerales y fibra. Además, es una estupenda forma de proporcionar a nuestro organismo la dosis diaria de vitaminas que necesita, sobre todo de vitamina C.
Una excelente forma de consumirla es tomar zumo de naranja natural y recién exprimido para comenzar el día, ya que además del aporte de vitamina C, ayuda a regular nuestro intestino y refuerza las defensas de nuestro organismo.
Hemos de tener en cuenta que la fruta entera aporta una cantidad de fibra que no aporta el zumo.