Era un secreto a voces pues desde hace años se sabe que los fármacos antidepresivos pueden incitar al suicido en quienes los consumen. Ahora un análisis del ensayo clínico en el que se basó el fabricante, GlaxoSmithKline (GSK), para justificar la receta de paroxetina (Paxil, Seroxat) a niños y jóvenes, revela que es inefectivo y además puede conducir a la muerte.
Los laboratorios farmacéuticos NO publican TODOS los datos obtenidos en los ensayos clínicos que realizan para comprobar la eficacia y seguridad de sus medicamentos. Sólo difunden lo que les interesa desde el punto de vista comercial.
Aunque esto suponga un fraude científico y engañar a las autoridades de control de fármacos (cuyo trabajo queda en entredicho) y aunque todo ello sea un engaño a la población, que usa esos tratamientos pensando que van a mejorar su salud y aunque sean tan nocivos que pueden conducirles a la muerte.
El trabajo por el que ahora conocemos lo que ya había indicios de que ocurría se ha publicado en el British Medical Journal (BMJ). Es una revisión que han hecho varios científicos independientes del trabajo que en 2001 publicó el Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry. El estudio, financiado por la farmacéutica, concluyó que los fármacos antidepresivos paroxetina e imipramina eran eficaces.
Andrew Witty, máximo responsable de GlaxoSmithkline.
Gracias a que la publicación inglesa Restauración de Ensayos invisibles y Abandonados (RIAT) ha conseguido datos confidenciales se ha podido terminar de destapar el fraude.
Éste deja entrever la enorme corrupción que rodea a la medicina hoy. La ciencia está siendo pervertida por los intereses económicos desde su base, la investigación (hasta 22 “investigadores” partiicparon en el trabajo de GSK).
Las publicaciones científicas, ese journal de psiquiatría que publicó el ensayo aún no se ha retractado, sobredimensionan estas manipulaciones de trágicas consecuencias.
Las asociaciones de profesionales sanitarios las alientan al recomendar esos tratamientos. Martin Keller, el catedrático de Psiquiatría que firmó como autor principal el texto del que parte el fraude, ha recibido durante años ingresos millonarios de compañías farmacéuticas “que se cree influyeron en los resultados de sus estudios clínicos con medicamentos tales como Paxil”.
¿Y en qué lugar quedan las agencias de medicamentos? Ellas son las encargadas de revisar la documentación presuntamente científica que les ofrecen los laboratorios para la aprobación de sus fármacos. Ahora comprobamos los resultados de que dichas agencias tengan como principal cliente a esos mismos laboratorios. Están cooptadas y comparten los mismos intereses. Bajan el nivel de exigencia a los fabricantes y no contrastan los datos de estos con fuentes independientes.
Estos usan ese concepto para hacer marketing de sus produtos. Vaya, que como se demuestra ahora, la única intención de hacer ensayos clínicos con Paxil era tener esos trabajos para justificar la aprobación del medicamento y su venta. Pura pseudociencia y pseudomedicina. Que además mata, insisto.
No son casos aislados. En 2012, GSK llegó a un acuerdo por la promoción fuera de etiqueta de Paxil, Wellbutrin, y Avandia y por reclamos relacionados con la seguridad de los medicamentos de 3.000 millones.
Los fármacos protagonistas de esta historia no son los únicos que se venden con paroxetina. La Agencia de Medicamentos de Estados Unidos, conocida como FDA, apruebó la paroxetina para los sofocos menopausia. En concreto, el fármaco aprobado se llama Brisdelle, un antidepresivo que comparte principio activo con Paxil. El riesgo de suicidio lo advierten en la caja de píldoras, eso sí.