Como una puerta con varios cerrojos. Así actúa el cerebro ante las drogas, que tienen que hacerse con la llave para entrar y abrirse paso, poco a poco, hasta convertirse en imprescindibles y crear la adicción. Pues bien, unos investigadores de la Universidad de Columbia (Nueva York, EEUU) han visto por primera vez, en un trabajo con ratones, que la nicotina actúa como una llave maestra para la cocaína. Prepara al cerebro para que los efectos de esta droga sean más potentes y la adicción más fácil. No ocurre lo mismo a la inversa.
Ya se sabía, por algunos estudios observacionales, que muchos adictos a la heroína o la cocaína eran consumidores previos de tabaco o de alcohol y que estas sustancias aumentan las posibilidades de engancharse a las llamadas 'drogas duras'. Sin embargo, el mecanismo cerebral que explica el por qué de esta relación se desconocía hasta ahora. El nuevo trabajo, publicado en 'Science Translational Medicine', revela que la nicotina altera la expresión genética de algunas células cerebrales, especialmente la de aquellas situadas en el núcleo accumbens -una región clave relacionada con el sistema de recompensa y en la que influyen todas las drogas-, y lo hace más permeable a la cocaína.
"El sistema de recompensa cerebral es complejo e implica varias regiones. Pero los cambios que hemos observado se han producido en el núcleo accumbens, donde aumenta la expresión de genes relacionados con los comportamientos adictivos, como el gen fosB, tras la exposición a la nicotina", explica a ELMUNDO.es Amir Levine, del Departamento de Neurociencia de Columbia y principal autor de la investigación.
"En nuestro experimento pusimos nicotina en el agua que dábamos de beber a algunos ratones. Aquellos que la tomaron durante al menos siete días mostraron mucha mayor respuesta después a la cocaína que los roedores que habían tomado agua normal. Para comprobar si esto podía ser extrapolable a las personas, analizamos a un grupo de gente entre los 15 y los 34 años y vimos que la mayoría de los adictos a la cocaína habían sido fumadores antes de iniciarse en la coca y que se habían vuelto dependientes de esta droga mucho más rápido que los pocos que no consumían cigarrillos", indica este experto. Según las cifras aportadas en el trabajo, en Estados Unidos entre los adultos que habían tomado cocaína al menos una vez, el 90,4% fumaba cigarrillos.
"No estamos diciendo que todos los fumadores sean potenciales adictos a la cocaína, ni mucho menos. No es el caso. Pero sí que los adictos a la cocaína son en su gran mayoría fumadores y, hasta ahora, no sabíamos bien cuál era el proceso que relacionaba ambas sustancias en el cerebro", matiza Levine, que añade que "sería intereseante ver en otros estudios si el alcohol y la marihuana también actúan igual".
-La importancia de las leyes antitabaco
Los autores del estudio afirman que si estos hallazgos se confirman en humanos, los esfuerzos que muchos países -entre ellos España- están llevando a cabo para reducir el número de fumadores y el número de lugares en los que se puede fumar no sólo evitarán los efectos nocivos del humo en el organismo, sino que también podrían prevenir en parte la adicción a la cocaína u otras drogas.
En un artículo que acompaña al trabajo, Nora D. Volkow, del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (los NIH), afirma que ésta es una razón más para promover estrictas leyes contra el tabaco, que sólo tienen ventajas para la salud pública.
Pero además, destaca que "los resultados del estudio presentan muchas oportunidades. Desde una perspectiva clínica, comprender el mecanismo cerebral por el que la nicotina facilita el camino a la cocaína puede dar lugar al desarrollo de nuevas terapias o fármacos centrados en las regiones clave que intervienen en el proceso".
**Publicado en "EL MUNDO"