Personajes silenciosos (¿y cuándo hablaron los personajes de un cuadro?) merecen un entorno de silencio y el énfasis de un nombre idéntico que los una. Así es la muestra de Khaled Takreti (Beirut, 1964) que tiene lugar en Dubai desde esta martes y toma el nombre de la actitud de sus personajes silentes pero no mudos, esos rostros siempre diseñados en una paleta de tonos grises cortado por algún rojo carne, rojo sangre, rojo vida, rojo revolución.
En cada uno de estos retratos, se intuye la soledad. No parece haber nada fuera de campo, nadie esperando a esos seres preciosos pintados por Takreti quien afirmó que su objetivo con esta serie es presentar “una perspectiva del mundo exterior menos romántica y más contemporánea”. Considera que cada uno de sus retratos son un espejo de sí mismo apostando a las expresiones que asumió su rostro en los últimos tiempos en que su país vivió tiempos de inmensas dificultades y grandes cambios, un tiempo que, según el artista, se tragó los colores y la narrativa de su obra. De allí la paleta casi monocroma, la falta de palabras, los gestos adustos, el dolor contenido.
Takreti es un artista muy comprometido con su país y con el desarrollo del arte. Forma parte del proyecto The Shabab Ayyam Project, una suerte de incubadora para artistas jóvenes ubicada en Beirut, Damasco y Dubai y ahora en expansión para artistas de medio oriente que habitan en Londres y Jeddah.
Y allí no hay silencio: seguramente el ruido poderoso de la intención de los creadores en ciernes rompiendo moldes para hacerse un lugar en el mundo, un mundo que los ignoró como artistas y que sólo vio en ellos guerreros. Sí, los son, pero guerrerros de la creación. Otro modo que acabar con la guerra, la opresión y la desigualdad que tiñó de ese rojo apenas presente en la obra de Takreti cuando pinta su lugar en el mundo.