Cuando uno pierde la esperanza comienza a andar por el infierno. Dante lo sabía porque lo había vivido, no hace falta morir para conocer bien el inframundo. Desde mi posición en la primera línea de un centro de salud veo muchas cosas, entre otras las llamas de otros centros hermanos que llevan ardiendo largo tiempo asediados por múltiples problemas. Pese a la magnitud de la pandemia NO LLEGARON REFUERZOS. Trajeron (tarde) mascarillas y batas, algún centro recibió un mes o así un residente novato sin capacidad aun de atender pacientes y nada más. Bueno varias docenas de protocolos y documentos variados que abarrotan las bandejas de entrada de correo electrónico no deseado y un montón de teleconferencias con la gerencia de turno que aportaron poco más. He hablado anteriormente de lo que ha pasado este año en el centro de salud de la localidad del Álamo, en el sur de Madrid. Esta semana damos un pasito más hacia el infierno. Solo queda una pediatra. El resto de facultativas está fuera de combate, se fueron quemando como velas agotadas. No es para menos han tenido que tragar estopa a paladas. Pero no se preocupen, NO PASA NADA. El centro continuará probablemente con sus puertas abiertas atendiendo amablemente a todo el que lo solicite, no faltaría más. COMUNICADO (EXTRA)OFICIAL La Consejería de Sanidad seguirá velando para que los indicadores de calidad, seguridad del paciente y cartera de servicios se cumplan a rajatabla. Lo que no va a ser posible, de momento, es mantener la medida estrella de la libre elección de facultativo. Pero no se preocupen, ya volverán, si vienen. De lo humanizar la asistencia si acaso hablamos otro día, de momento tenemos al personal algo deshumanizado por las circunstancias. Y por último sigan nuestro consejo de no ponerse malos, es lo mejor para todos. Gracias por su comprensión (y por permitir sin protestar que les escamoteemos un servició esencial sin que pase nada).
Cuando uno pierde la esperanza comienza a andar por el infierno. Dante lo sabía porque lo había vivido, no hace falta morir para conocer bien el inframundo. Desde mi posición en la primera línea de un centro de salud veo muchas cosas, entre otras las llamas de otros centros hermanos que llevan ardiendo largo tiempo asediados por múltiples problemas. Pese a la magnitud de la pandemia NO LLEGARON REFUERZOS. Trajeron (tarde) mascarillas y batas, algún centro recibió un mes o así un residente novato sin capacidad aun de atender pacientes y nada más. Bueno varias docenas de protocolos y documentos variados que abarrotan las bandejas de entrada de correo electrónico no deseado y un montón de teleconferencias con la gerencia de turno que aportaron poco más. He hablado anteriormente de lo que ha pasado este año en el centro de salud de la localidad del Álamo, en el sur de Madrid. Esta semana damos un pasito más hacia el infierno. Solo queda una pediatra. El resto de facultativas está fuera de combate, se fueron quemando como velas agotadas. No es para menos han tenido que tragar estopa a paladas. Pero no se preocupen, NO PASA NADA. El centro continuará probablemente con sus puertas abiertas atendiendo amablemente a todo el que lo solicite, no faltaría más. COMUNICADO (EXTRA)OFICIAL La Consejería de Sanidad seguirá velando para que los indicadores de calidad, seguridad del paciente y cartera de servicios se cumplan a rajatabla. Lo que no va a ser posible, de momento, es mantener la medida estrella de la libre elección de facultativo. Pero no se preocupen, ya volverán, si vienen. De lo humanizar la asistencia si acaso hablamos otro día, de momento tenemos al personal algo deshumanizado por las circunstancias. Y por último sigan nuestro consejo de no ponerse malos, es lo mejor para todos. Gracias por su comprensión (y por permitir sin protestar que les escamoteemos un servició esencial sin que pase nada).