En especial porque pude disfrutar de un desfile de lo más original que venía de la mano de uno de los diseñadores más reconocidos y veteranos de nuestro país, Joaquín Pérez-Valette. Y digo original porque estuvo protagonizado ni más ni menos que por mujeres que no eran modelos profesionales sino clientas suyas de siempre.
La ejecución técnica de patronaje espléndida.
Por otro lado, los volúmenes adquieren gran protagonismo con cuerpos ajustados que explotan en faldas de gran amplitud.
La pedrería, de una manera muy sutil, ilumina las piezas más delicadas. Las boas de avestruz, otra de sus características, acarician las prendas.
Los accesorios son vitales y enmarcan, revalorizándolos, los diseños más minimalistas.
"¡Por favor atrévanse, dejen la austeridad para cosas más serias!"gritaba Pérez-Valette.
La verdad es que disfruté de un desfile en el que el glamour y la feminidad jugaron un papel principal.
Entre las apariciones estelares me quedo con la de Francina, Alicia Borras y Lluisa Sallent, que arrasaron en pasarela.
El broche final vino de la mano del famoso bailarín Rafael Amargo que nos deleitó con una inolvidable actuación.