Nuevamente habría que llamar a la reflexión, pues tapar la botella, como dicen en AA, es muy sencillo. Basta con no salir, con hacer una vida casera durante un tiempo y cambiar lugares que frecuentamos, y algunas acciones más, pero cuanto tiempo aguantará, eso es otra cosa. Desintoxicarse cuando uno es adicto, es mucho más que todo eso. Cesar la habituación es un proceso arduo y doloroso, que implica a la persona desde el interior preparándola para enfrentarse nuevamente a la vida que desee. Enseñándole a prever situaciones de riesgo, o estados anímicos voluntarios o involuntarios que pueden hacerle llegar nuevamente al consumo. A poner la mente a su disposición, y no como a la droga le da la gana. A utilizar los medios necesarios para poder enfrentarse a la vida sin ningún tipo de sustitutivo, ni farmacológico, ni estupefaciente. Un trabajo de introspección de nosotros mismos con la finalidad de entender que es lo que nos ha pasado, que es lo que hemos sido en realidad, que es lo que hemos hecho en la vida, y a quienes hemos implicado en ella, con el único afán de abandonar los consumos y entender porqué llegamos a ello, si no lo deseamos.
Dejar las drogas es algo imponente, pues es dejar de luchar contra tu voluntad, para utilizar esa fuerza a tu favor.
Sin embargo, debemos de hacer ver que, dejar las drogas es algo que no lo curan fármacos para reducir la ansiedad, que no se deja de consumir por estar años alejado de las calles y sin volver a hablar con las amistades, encerrado en una burbuja familiar. Si bien es cierto, que durante el tiempo de introspección, es necesario un retiro para poder estar con nosotros mismos, y entender con ayuda de profesionales adecuados, la única realidad que hemos vivido, la drogadicción.
El prototipo de Toxicómano de hoy día, es una persona que siquiera sabe que es un drogadicto, y esto es lo peor de esta enfermedad, no darte cuenta de que necesitas ayuda. Tu mente, que es la que está enferma, te manda mensajes contradictorios: No es para tanto, te dirá, yo lo dejo cuando quiera, un día es un día, una vez al año no hace daño, bueno, yo no tomo tanto como tal. Hay millones de excusas para continuar, hay cientos de miles de razones por las que drogarte, pero siempre una misma conclusión, drogarse. Y lo último que desea tu mente, a pesar de poder intuir que no te está hacinedo ningún bien, es dejarlo. Cualquiera puede ser un drogadicto sin saberlo.
Dicen que el consumo de estupefacientes en nuestro país está descendiendo, que los paliativos planes de prevención son eficaces, pero eso no es cierto.