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Todas las mañanas despertamos. Emerjemos de la noche ante las posibilidades infinitas que abre el dia.
La mañana de año nuevo es quizá paradigma de llamada a despertar. Necesitamos hacerlo. Algo muy dentro nos impulsa a ello. Algo relacionado con nuestra percepción de finitud, levedad, malestar o enfermedad nos empuja con fuerza. Nunca antes como sociedad nos hemos sentido más enfermos que ahora. Nunca antes hemos ido al médico tantas veces como vamos ahora. Nunca antes se han consumido la cantidad de fármacos que ahora se consumen.
Si al nivel actual de desarrollo corresponde una percepción de malestar tan alta... ¿qué falla?
Es una de las cosas que tendremos que preguntar a la mañana de año nuevo. La única que no engaña en sus respuestas. Elijan bien sus preguntas.