El ojo tiene tres capas, de las que la más interna es la retina, que a su vez está formada por otras diez. De éstas hay dos (el epitelio pigmentario retiniano, más externo, y la retina neural, más interna) que están separadas por un espacio virtual.
La función principal de la retina es transformar la luz en un impulso nervioso. Para ello cuenta con las células fotorreceptoras: conos (gracias a los cuáles percibimos el color) y bastones (distinguen entre luz y oscuridad), encargados de transmitir la información que reciben acerca de la luminosidad y el color al cerebro.
En la zona central de la retina se encuentran la mácula (zona de máxima visión) y la papila (porción del nervio óptico situada en el ojo).
El vítreo es un gel transparente, gelatinoso, que ocupa el 80% del volumen del ojo. Es el componente interno del ojo más abundante. Tiene delante de él al cristalino y detrás a la retina. Desempeñan las funciones de apoyo a las estructuras del interior del ojo y visual.
Causas del desprendimiento de retina
Existen tres grupos de causas y mecanismos por los que se produce el desprendimiento de retina:
- Por desgarro o rotura: es el más frecuente. Comienza con un agujero, que suele localizarse en la mitad más anterior de la retina, a través del que pasa gel vítreo al espacio que existe detrás del epitelio pigmentario y se acumula, desprendiendo la retina. La causa del agujero retiniano inicial puede ser una degeneración de la retina o una alteración del vítreo, como el desprendimiento posterior (por su envejecimiento o por un traumatismo). Situaciones que aumentan el riesgo de sufrir un desgarro de retina son: miopía, vejez, traumatismos y afaquia.
- Por tracción: en casos de hemorragias en el vítreo (como puede ser en una afectación retiniana grave por la diabetes) pueden aparecer condensaciones del gel y formación de bandas fibrosas que se adhieren a la retina. Al contraerse estas bandas tiran de la retina desprendiéndola.
- Secundarios a inflamaciones o degeneraciones de la retina o la capa más externa a ella (coroides), como ocurre en la afectación retiniana avanzada por la hipertensión arterial. Es la forma menos frecuente.
¿Qué síntomas aparecen?
Una pérdida de visión, total o parcial, que suele comenzar en la parte más externa del campo visual y, al ir extendiéndose la zona desprendida, va disminuyendo la visión hacia el centro. La pérdida de visión es máxima si se afecta la mácula.
A veces, antes de la pérdida visual, pueden verse luces y destellos.
Diagnóstico del desprendimiento de retina
La sospecha es clínica, por la pérdida visual, pero el diagnóstico se realiza mediante un fondo de ojo, que consiste en ver el interior del ojo mediante un instrumento que contiene una fuente de luz, un espejo perforado y varias lentes. A través de él se pueden observar las variaciones que experimenta la retina si existe desprendimiento(bolsas en el secundario, desgarros o bandas fibrosas).
La exploración puede estar dificultada por la existencia de cataratas.
Tratamiento
El tratamiento debe comenzar lo antes posible, porque de la rapidez de su inicio depende, entre otros, el pronóstico.
El tratamiento persigue cerrar la separación producida, que se consigue mediante dos técnicas principalmente: criocoagulación o fotocoagulación con láser.
De esta forma se provoca una inflamación y se consigue pegar la retina desprendida.
A veces, la retina está muy separada de las otras capas del ojo más externas, por lo que antes de comenzar el cierre se deben acercar mediante cirugía con implantes de silicona externos o inyectando gas en el interior del ojo.
¿Cómo puedo evitarlo?
Sólo es posible prevenir el desprendimiento de retina en sujetos con riesgo de sufrirlo por padecer determinadas enfermedades que lo favorecen (miopía, afaquia, diabéticos con afectación grave de la retina, hipertensos con afectación retiniana).
Para la prevención , además de por otros motivos, se realiza un fondo de ojo periódicamente, y en pacientes con degeneración de retina se hace fotocoagulación .
¿Cuándo debo acudir al médico?
Si estoy entre los pacientes con enfermedades que pueden producir o que favorecen el desprendimiento de retina, debo cumplir estrictamente las revisiones y las pruebas que me indique mi médico.
Si no tengo enfermedades que puedan originar un desprendimiento de retina, siempre que sufra, de forma más o menos brusca, una pérdida de visión, sobre todo si es en un solo ojo, y sobre todo si antes de que esto ocurra me he dado un golpe en la cabeza, por muy pequeño que me parezca.