Mi amiga Charo, una pedazo de artista, nos regaló un precioso cuadro pintado a sanguina, un jarrón-frutero de los que hay en los Jardines del Palacio de La Granja, al estilo de las cornucopias que simbolizan la prosperidad y la abundancia. No os pongo foto del cuadro porque todavía lo tienen en el taller de enmarcación. Lo que os dejo son fotos de los marcapáginas que me hizo con el mismo motivo, como recuerdo para los invitados. Son más típicos en las comuniones, cierto, pero a mi me encantó y ¿porqué no para una boda?. Lo regalamos con un frasco de mermelada de melocotón que hice esa semana, todo de lo más "casero" y familiar.
Y para la ocasión, no podía faltar uno de mis libros de firmas. Es un modelo que ya había hecho otras 2 veces, pero como me chifla este papel y la encuadernación japonesa, me lo hice a mi gusto.
Los invitados nos pudieran dejar sus dedicatorias, que me parece un recuerdo muy entrañable.
Las hojas libres las he usado para pegar algunas de las fotos, un libro completo que guardo con todo el cariño.
Y por último, un detalle que a los que me conocéis no os sorprenderá: los anillos nos lo trajo nuestra perrita, atados en el collar con un cojín que cosí con una tela de lino antiguo.
Aquí la tenéis, asfixiada de calor, pero orgullosa de acompañarnos con los anillos en el collar. ¿A que estaba guapísima?
Ya me comentaréis que os parece. Gracias a los que nos acompañásteis en nuestro "día B". Lo pasamos muy bien. Besitos.