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VALERIA ATZIYADE RAMIREZ CRUZ
Este hallazgo refuerza la teoría de que los compuestos esenciales para la vida en la Tierra podrían tener un origen interestelar. La observación, realizada en la nube molecular de Tauro, a 430 años luz de nuestro planeta, muestra que estas moléculas de carbono complejo pueden existir en las frías y densas nubes de gas donde se forman las estrellas.
Importancia del pineno en el espacio
La detección de pineno, una molécula compleja de carbono relacionada con los bloques de construcción de la vida, podría esclarecer un paso clave en la transición del monóxido de carbono simple a moléculas orgánicas complejas. En la Tierra, el pineno está presente en organismos vivos y juega un rol en la bioquímica de compuestos esenciales para la vida. Su hallazgo en el espacio indica que este tipo de moléculas puede formarse en entornos interestelares y, potencialmente, migrar hasta convertirse en parte de cuerpos celestes como asteroides o cometas.
Los investigadores detectaron pineno en la nube molecular de Tauro, una región conocida por ser un “semillero estelar”, donde las condiciones propician la formación de nuevas estrellas y sistemas solares. Sin embargo, debido a que el pineno puro es difícil de rastrear mediante ondas de radio, el equipo de científicos se enfocó en detectar el cianopineno—una variante de esta molécula que cuenta con una estructura más estable y unida a una molécula de cianuro. Este descubrimiento es clave, ya que permite identificar en el espacio interestelar un tipo de química compleja que, hasta ahora, solo se había observado en asteroides y en la Tierra.
Método de detección
Para identificar el pineno en el espacio, el equipo liderado por Brett McGuire, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), empleó el Observatorio de Green Bank en Virginia Occidental. Este observatorio, uno de los radiotelescopios más avanzados del mundo, les permitió buscar la “firma de radio” del pineno en la lejana nube molecular de Tauro. Sin embargo, debido a que el pineno puro es difícil de detectar en el rango de las ondas de radio, los científicos optaron por rastrear el cianopineno—una variante de pineno que cuenta con una molécula de cianuro adherida.
Para garantizar la precisión, los investigadores compararon las señales captadas en el espacio con una firma de laboratorio del cianopineno, que había sido previamente producida y medida en la Tierra. Este enfoque innovador permitió confirmar la existencia de esta compleja molécula de carbono fuera del sistema solar. La capacidad de identificar el cianopineno a partir de su firma de radio representa un avance significativo en la astroquímica, ya que sienta las bases para explorar otros compuestos complejos en nubes interestelares y comprender mejor los procesos químicos que podrían originar moléculas precursoras de la vida.
Condiciones del entorno
Las nubes moleculares como Tauro son frías y densas, con condiciones ideales para la formación de nuevas estrellas y sistemas planetarios. En ellas, el gas y el polvo se comprimen y eventualmente colapsan bajo su propia gravedad para dar lugar a estrellas. La detección de moléculas complejas en esta fase sugiere que los elementos básicos para la vida pueden estar presentes desde los primeros estadios de un sistema estelar. Según McGuire, la posibilidad de estudiar estas moléculas en un entorno interestelar tan temprano es como observar un “registro arqueológico químico” que podría mostrar cómo los compuestos complejos de carbono se transforman y eventualmente participan en la creación de vida.
Implicaciones para el origen de la vida en la Tierra
Martin McCoustra, investigador de la Universidad Heriot-Watt en el Reino Unido, comenta que este descubrimiento abre la puerta a un análisis más detallado de las reacciones químicas que convierten moléculas simples en compuestos orgánicos complejos. Comprender el proceso de formación del pineno y otros compuestos de carbono en entornos interestelares podría ayudar a delinear los caminos químicos que permitieron el surgimiento de la vida en la Tierra. Este avance también permite suponer que, en otros sistemas planetarios en formación, podrían darse condiciones similares que generen las moléculas necesarias para la vida, ampliando la posibilidad de vida en otras partes del universo.