Día 13 – Nadie está solo

Por Ipiera68 @Iciar_Piera

Despedimos esta 2ª semana del Calendario de Adviento con el recordatorio de que nunca estamos solos. Aunque en algunos momentos puede parecernos que es así, eso no es más que una distorsión de nuestro ego, una creencia que debe ser traída a la luz, cuestionada y entregada a la paz para su corrección. ¿Puedo estar solo? ¿Realmente puedo estarlo si como dice esta lección Camino con Dios en perfecta santidad? Durante el día de hoy vamos a recordar que siempre vamos acompañados y lo vamos a hacer a través de la pregunta: ¿Quien camina conmigo? ¿Quien camina a mi lado? Nos repetiremos esta pregunta hasta que la certeza haya sustituido a toda duda y la paz y el amor sean restaurados en nuestra mente. <3

Una noche, un hombre soñó que caminaba a la orilla del mar con la Fuente Divina de todas las cosas y, conforme andaban, las escenas de su vida refulgían en el cielo por encima de ellos. La mayor parte del tiempo veía dos grupos de huellas de pasos en la arena para cada escena, pero muchas veces, a lo largo del camino, sólo había un par de huellas de pasos, a menudo en los momentos más oscuros y tristes, lo cual hizo que el hombre se sintiera muy turbado.

Se volvió a la figura que iba a su lado y le dijo, "Te busqué y traté de servirte durante todos mis días. Pensé que, a cambio, te preocuparías por mí, pero ahora veo que durante los momentos más difíciles de mi vida estuve solo. No comprendo por qué me dejaste cuando más te necesitaba".

La Divina Inteligencia replicó, " Mi querido hijo, siempre estás en mi corazón y no te abandonaría ni en los tiempos de grandes dificultades. Cuando viste sólo un par de huellas de pasos en la arena, era yo, que te llevaba en mis brazos ".

Hay una luz en ti que jamás puede extinguirse y cuya presencia es tan santa que el mundo se santifica gracias a ti. Todo lo que vive no hace sino ofrecerte regalos y depositarlos con gratitud y alegría ante tus pies. El aroma de las flores es su regalo para ti. Las olas se inclinan ante ti, los árboles extienden sus brazos para protegerte del calor y sus hojas tapizan el suelo para que camines sobre algo mullido, mientras que el sonido del viento amaina hasta convertirse en un susurro en torno a tu santa cabeza.

La luz que refulge en ti es lo que el universo ansía contemplar. Todas las cosas vivientes se detienen en silencio ante ti, pues reconocen a Aquel que camina a tu lado. La luz que llevas con­tigo es la suya propia. Y así, ven en ti su propia santidad, y te saludan como salvador y como Dios. 5Acepta su reverencia, pues le corresponde a la Santidad Misma, que camina a tu lado, trans­formando con Su dulce Luz todas las cosas en Su semejanza y en Su pureza.

"¿Quién camina a mi lado?" Debes hacerte esta pregunta mil veces al día hasta que la certeza haya aplacado toda duda y esta­blecido la paz. Deja que hoy cesen las dudas. Dios habla por ti al contestar tu pregunta con estas palabras:

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