A madrugar una vez más, hoy abandonamos el Pacífico que, meteorológicamente hablando, ha sido mucho mejor que el Caribe, o lo que es lo mismo hemos visto el sol y la lluvia ha aparecido "solo" 1 o dos veces por día.
Desayunamos con el océano y las palmeras al fondo, cargamos el coche y recuperamos las entretenidas carreteras de Costa Rica camino del volcán Poás. El día se va nublando y vamos acercándonos al volcán que se deja ver poco, según vamos ascendiendo la niebla y la lluvia se hacen más presentes lo que nos lleva a pensar que el volcán se nos va a resistir. Costa Rica es tierra de volcanes y en nuestro viaje el Arenal estuvo lluvioso y oculto casi tres días para enseñarse tan solo 15 minutos, el Rincón de la Vieja lució con sol y cielo azul pero el Poás finalmente ni lo olemos. Antes de acceder al parque nacional nos dicen que no vale la pena gastarse el dinero de la entrada pues solo se ve un muro blanco desde hace tres dias, oooooooh, que decepción!
Pues bajamos la montaña y nos vamos en busca del Hard Rock Café de San José, una vieja tradición familiar: hay que probar hamburguesas y nachos de los Hard Rock de nuestro mundo viajero. Segunda decepción del día, un Hard Rock feo, sin gracia alguna tristemente ubicado a las afueras de San José en un centro comercial. Visto lo visto, hamburguesa rapidita y hacia el hotel a devolver el coche. Llegamos al Park Inn, dejamos maletas y coche, pillamos un taxi (nunca entre las 16 y las 18’30h que la circulación es infernal y puedes pagar taxis a precio de oro) y nos dejamos caer en uno de esos malls americanos atestado de tiendas, Marina y Pol querían ir de compras y sentir "urbanidad", tanta selva y tanto verde están ya rozando sus límites permitidos. Oh sorpresa los productos son el doble o el triple más caros que en Barcelona por lo que, nos paseamos un rato, tomamos un café y decidimos volver a cenar al hotel para afrontar al día siguiente la vuelta a España.