Día 9 (12/8/15): Rebozados en lodo!

Por Monica Monica Moro Mesa @monicamoro
Hoy no llueve con fuerza, ni tampoco llueve un poco, hoy directamente diluvia y llueve a mares de manera ininterrumpida. Ayer por la noche estudiamos y decidimos acercarnos al río Celeste pero este despertar nos obliga a cambiar de planes. Leyendo blogs, diarios y foros de viajeros todo el mundo menciona el encharcamiento de la zona del río Celeste cuando llueve desaconsejando vivamente la visita en dicha situación. Así pues, coche y camino de Liberia, ciudad de más de 50.000 habitantes y que según hemos leído tiene un centro comercial en el que esperamos entretener a Pol y Marina (ellos ya andan un poco deficitarios de urbanidad y empiezan a estar empachados de naturaleza). 

Carreteras de sube y baja, gira a la derecha y gira a la izquierda, convenientemente aliñadas con la lluvia que no nos abandona. Casi a mediodía llegamos a Liberia, ciudad anodina y polvorienta a causa de obras que quieren elevar la carretera interamericana 1 por en medio de la ciudad contra viento y marea.

El primer centro comercial al que entramos está prácticamente desierto y vacío, locales y locales se venden o se alquilan y casi nadie en él, una verdadera pena! No hace falta explicarles nada a Pol y Marina, ellos mismos concluyen que mejor nos vamos con plantas y animales que de momento mal no nos ha ido.

Embadurnados

Seguimos hacia la Hacienda Guachipelín tras comernos una hamburguesa en el Mc Donalds y comprobar que toparse con un café en Liberia es tarea ardua por no decir imposible. Nos vamos dirección Curumbade viendo el cambio de vegetación y un cielo azul no visto hasta el momento desde nuestra llegada a Costa Rica, hasta echamos en falta a nuestra compañera de viaje: la lluvia!
Llegamos a la Hacienda que está ubicada en pleno parque nacional del volcán Rincón de la Vieja. Nos facilitan habitación y nos relatan las múltiples actividades a disposición, algunas incluidas y otras facultativas. Así, sin lluvia y tras reservar una cabalgata a la catarata Oropéndola para el día siguiente nos dirigimos a las termales del río Negro. Un amable sabanero nos anima a probar las bondades de los lodos volcánicos y acabamos embadurnados de barro esperando el milagro en nuestra piel. Bañitos en piscinas termales y remojón en el río con agua fresca ponen punto final al termalismo de la Guachipelin.
Cena en el buffet viendo las luces de Liberia al fondo, partidillas de UNO y al canapé!