Evidentemente se ha ampliado el concepto y desprovisto de la natural carga política que tiene la situación del conflicto israeli-palestino y se ha referido a todas las situaciones en las que los niños sean víctimas de agresiones, muy concretamente los malos tratos en sus diferentes formas. Algo se pierde también en la traducción al español cuando se enfatiza “victimas inocentes” que podría sugerir que otras víctimas pudieran no ser inocentes. Desde este blog hemos defendido que los niños incluso cuando son los protagonistas actores de agresiones o violencia como los niños soldado, o los matones escolares (“bully”) o los menores delincuentes, son primero víctimas, y como tales, necesitados de atención. Las consideraciones de la “inocencia” queden abiertas a discusión en otros ámbitos, jurídicos o éticos.
En todo y cualquier caso, la protección de los menores contra las agresiones debe primar sobre todo. Y no sólo por el daño inmediato que causan sino también por los efectos a largo plazo, incluso trans-generacionales si entendemos que la Epigenética, cuando las agresiones producen alteraciones en forma de metilación de las bases del DNA que se van a incorporar al genoma y condicionar actitudes violentas en la descendencia.
X. Allué (Editor)