Antes de llegar al diagnóstico de esa palabra que tanto miedo da, Alzheimer, ese momento en el que los familiares se dan cuenta que empieza a sufrir pérdidas de memoria, la enfermedad suele llevar ya años presente en sus cerebro.
En la mayoría de los casos, hasta que el Alzheimer no produce una disfunción o pérdida neuronal notable, las personas no suelen acudir al médico, y como consecuencia, se produce un retraso en el diagnóstico de la enfermedad, así como del tratamiento.
Los expertos recomiendan prestar atención a una serie de síntomas que ya tratamos en una entrada anterior:
Diagnóstico del Alzheimer: Regla de "Las cinco A y la C"
Por ello, hoy queremos centrarnos detalladamente en la primera A: la AMNESIA y daros algunos consejos de cómo la podemos prevenir.
¿Os habéis planteado alguna vez la importancia que tiene la memoria en nuestro cerebro? Gracias a ella, somos capaces de percibir, pensar, recordar y adquirir nuevos aprendizajes y sobre todo crear nuestra identidad personal, ya que son nuestros recuerdos los que nos permiten saber quiénes somos. Además, también es importante para poder socializar con los demás.
Sin embargo, como hemos comentado, a medida que nos vamos haciendo mayores se pueden producir alteraciones en nuestra capacidad de recordar y aprender nueva información, que si no la detectamos y prevenimos con tiempo puede dar lugar a producir Amnesia.
La amnesia se caracteriza por la pérdida parcial o total de la memoria y de los recuerdos, tanto a corto como a largo plazo. Las personas que tienen amnesia pueden presentar una incapacidad de retener (adquirir) y/o recuperar (evocar) información de un período de tiempo concreto. La mayoría de las personas que la padecen, suelen tener problemas en la memoria a corto plazo que les dificulta retener información nueva. Además, la amnesia es el síntoma que aparece más precozmente en las personas afectadas con demencia.
Según la causa de la amnesia, algunos de los síntomas que se pueden producir son:
- Tener recuerdos inventados.
- Tener confusión o desorientación.
Cabe destacar, que hay dos tipos de amnesia:
- La amnesia anterógrada: incapacidad para adquirir y consolidar nueva información tras la lesión. Suele ser causada por lesiones cerebrales más graves o por enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En este caso, el funcionamiento de la memoria a corto plazo está conservado.
- La amnesia retrógrada: Es la incapacidad para recordar el pasado, es decir, para recuperar la información que había sido almacenada antes de la lesión cerebral. Suele ser causada por traumatismos craneoencefálicos y cuando se aplica terapia electroconvulsiva. Las personas que tienen este tipo de amnesia suelen tener afectada la memoria a largo plazo y recuerdan mejor los hechos recientes. Aunque este tipo de amnesia puede ir acompañada de cierto grado de amnesia anterógrada sobre los sucesos que han ocurrido durante un periodo de tiempo antes de producirse el daño.
Ejemplo:
María padece Alzheimer, presenta dificultad para aprender y almacenar la información reciente que ha aprendido, o los cambios que constantemente están ocurriendo a su alrededor y esto le puede ha llevado a tener problemas de orientación espacial, como por ejemplo no saber que está en la casa de sus hijos. Asimismo, empieza a tener dificultad para recordar lo que ha hecho ese día, si ha comido o reconocer a sus nietos, porque los suelen recordar como eran más pequeños. María presenta amnesia anterógrada y prefiere hablar de acontecimientos que han ocurrido en el pasado, como por ejemplo de su trabajo, de cuándo sus hijos eran pequeños, de anécdotas que le habían pasado en su infancia; y es capaces de recordar detalladamente una situación concreta, por ejemplo cuando estuvo trabajando en Francia y empezar a hablar en ese idioma aunque haya habido mucho tiempo que no lo practicaba.
A medida que va avanzando la enfermedad se va produciendo la amnesia retrógrada y ya empiezan a no recordar acontecimientos de su vida, no reconoce su casa, se olvida de quiénes eran sus amigos, de donde trabajaba etc.
A continuación, nos gustaría mencionar algunas acciones que podemos realizar y nos ayudan a prevenir la pérdida de memoria. Las hemos estructurado en función de dos aspectos:
A. Aspectos psicocognitivos:
- Estimular el cerebro: debemos fomentar en nuestro día a día la realización de actividades que nos haga estar activos, tales como resolver crucigramas, aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento musical. La frecuente estimulación cognitiva nos ayudará a recordar y crear nuevas conexiones neuronales.
- Controla el estrés: el término estrés está últimamente en boca de casi toda la población. Es normal que nos ocurran situaciones que nos produzcan una respuesta en forma de estrés, lo peligroso sería tener continuamente esta conducta en nuestra vida. Por ello es importante utilizar técnicas de relajación y aprender a controlar este sentimiento que nace de ciertas situaciones. Además, acudir a terapia, hacer yoga o ir a profesionales de mindfulness podría ser muy beneficioso.
B. Aspectos físicos:
- Mantén una vida saludable: cada día hay más personas con el lema cuida tu cuerpo y que aprovechan parte de su tiempo en realizar actividades deportivas. Nosotras nos atreveremos a cambiar dicho lema cómo “cuidar tu cuerpo es cuidar tu mente”. Hacer ejercicio, comer sano, llevar una dieta equilibrada, puede favorecer a nuestro sistema neurológico. Por ejemplo, existen muchos estudios que relacionan las nueces con una mejora de la memoria. Digamos que contiene un componente que favorece a retrasar la pérdida de memoria. Además, es importante que prestemos atención a las patologías médicas que podamos tener. El trastorno del sueño está estrechamente relacionado con la amnesia.
- Evitar el consumo excesivo de sustancias tóxicas: el alcohol o el tabaco pueden en grandes cantidades de ingesta puede dañarnos las células cerebrales. Por ello es recomendable un uso moderado de estas sustancias.
- Proteger la cabeza: un golpe mal dado en el cráneo puede generar muchos factores negativos. Por ello es importante, la utilización de un casco cuando hagamos algún tipo de deporte, incluso cuando utilizamos el monopatín o la motocicleta.
- Vida social activa: los seres humanos somos sociales por naturaleza y es importante no perder esta habilidad. El hecho de relacionarnos con nuestros amigos, compañeros en el trabajo, en actividades deportivas, entre otras nos ayudará a mejorar nuestra memoria.