Cuando comento que mi hija tiene TGD o TEA, mucha gente se sorprende de que tengamos ya un diagnóstico, siendo ella tan pequeña...Y quizás, yo no me he expresado todo lo bien que debería. Así que voy a intentar explicaros, todo lo brevemente que pueda, que es exactamente lo que hay.
Ya os he contado que alrededor del año nos preocupaba que la niña no respondiera a su nombre y no hiciera mucho caso a las personas en general, fue entonces cuando empezamos a consultar a su pediatra sin obtener resultado alguno...Finalmente acudimos al EOEP de At. Temprana, allí evaluaron a la niña y nos informaron de que tenía un retraso en el desarrollo, sin más, es decir que su evolución no correspondía con un niño de su edad. Nos dejaron muy claro que era fundamental intervenir...¿Intervenir? Si: básicamente, definir un conjunto de acciones a llevar a cabo para potenciar el desarrollo de la niña. En nuestro caso, terapia de comunicación y lenguaje e inclusión en una Escuela Infantil. Paralelamente a esta “intervención” debíamos visitar a una serie de especialistas para realizar pruebas e ir descartando problemas físicos.
En Atención Temprana nos incidieron mucho en que lo importante no era tener un diagnóstico: un nombre a lo que le pasaba, pero si cercar las posibles causas de su comportamiento para proceder de la manera más adecuada. Otra de las cosas que nos dijeron fue que teníamos una gran ventaja: la niña era muy pequeña (16 meses) y en estos casos cuanto antes comience la estimulación mayor será la evolución...Vamos, que había que ponerse en marcha inmediatamente y lo que iba a recibir la niña en ningún caso sería negativo, puesto que si al final resultaba ser un simple “retraso madurativo” pues eso que ya llevaba por delante.
En cuanto al diagnostico, los especialistas que le han visto y hecho pruebas han dictado el suyo, no es algo definitivo porque la niña está en pleno desarrollo y nadie sabe hasta dónde va a llegar, pero si es algo necesario para poder decidir si las terapias que recibe son las correctas y para solicitar las ayudas económicas convenientes. Por eso, yo digo que tiene un diagnóstico, porque los médicos tienen que “encuadrar” en algo sus síntomas para saber por dónde tirar, y al final le dan un nombre pero dejando siempre claro que es muy pequeña y que el tiempo y su evolución todo lo dirán.
Los padres que tenemos niños pequeños con algún retraso en su desarrollo, no debemos agobiarnos con el tema de que nos especifiquen que tiene nuestro hijo, ya que lo importante es la intervención temprana, por eso debemos acudir a psicólogos infantiles o logopedas cuando nos encontremos con una situación así, aparte de ir a pediatras, otorrinos y neuropediatras para descartar cualquier problema físico. Tampoco debemos ver cómo algo negativo un diagnostico inicial, ya que eso cercará más el trastorno del pequeño y nos va ayudar a mejorar nuestra intervención como he dicho antes y saber si estamos en el camino correcto.
A día de hoy, mi hija lleva 9 meses de terapia (logopeda, al fin y al cabo) y 7 meses de escolarización en guardería...En todo este tiempo ha dado un cambio muy grande: tiene lenguaje (aunque aún no es del todo comunicativo), mira a la gente desconocida, se acerca a niños conocidos y les sonríe, señala cosas y las nombra, pide cosas (aunque nos siempre de la manera más correcta), sigue las rutinas, puede comer sin necesidad de ver la tele (aunque no siempre es posible), y muchas más cosas que no voy a poner para aburriros.
Y es cierto, que en muchos casos diagnóstico e intervención van cogidos de la mano, pero se puede y se debe intervenir antes de recibir un diagnóstico sea definitivo o no.
Espero haber aclarado algo más. Os recuerdo que podéis seguirme en Facebook y Twitter.
Muchas gracias a todos los que os pasáis por aquí y me leeis, apoyais o comentais...Para mi es una terapia estupenda ;-P