Con esta introducción gráfica, que resume lo que considero una buena idea islandesa, la de dar un enfoque artístico a las torres de alta tensión, el pretexto para traer hasta El Parte de Confirmación dos anécdotas que vivíamos estos días, y compartirla con todos Ustedes...
Ambas anécdotas, las dos, tienen que ver con el tema que hoy nos ocupa: la electricidad.
LA RECETA "Buenas tardes, doctor... Quería pedirle si no me puede Ud. hacer a mí también una RECETA ELÉCTRICA como la que tiene mi vecina, que cada vez que las necesita va a la farmacia y le dan sus medicinas... ¿?"
LA MANTA ELECTRICA Vi a aquél paciente el día anterior, cuando para tratarle un dolor lumbar le recomendé, no sin cierta dificultad al tratarse de un ciudadano magrebí que aún no alcanzaba a comunicarse con un castellano muy fluido, el consabido cuarteto de: reposo relativo, manta eléctrica, anti-inflamatorios y relajantes musculares... Volvió a visitarme el día después para decirme, con un tanto de contrariedad... ¡que habíamos olvidado recetarle la manta eléctrica!