diarios y caos

Por Patriciaderosas @derosasybaobabs

Leí una vez a Iñaki Uriarte decir que, en sus mejores días, no tomaba ninguna nota en sus diarios. Y que cuando lo hacía, no escribía más que tonterías. Se cuestionaba si era posible expresar por escrito la felicidad.

Desde hace unos meses noto que me falta la voz aunque me sobran las palabras. Me resulta complicado verbalizar lo que siento y lo que pienso sobre algunos temas, sin embargo, sentada delante del ordenador parece que todo fluye aunque casi siempre de una manera desordenada y caótica que solo yo entiendo. Esta semana alguien a quien admiro mucho me dijo: El caos provee.

Recuerdo mis diarios. En plural, porque acababa uno y comenzaba otro. Siempre iban desde la vehemencia de los días más explosivos al inframundo del drama. Los días grises nunca me han inspirado una sola emoción y menos una palabra. No cambiamos nada con el tiempo, absolutamente nada. A la genética le importa un pimiento lo que pretendamos ser, que nos empeñemos en que algo nos guste o que reneguemos de alguien que en el fondo nos fascina. Podemos salir un rato de nuestro papel, pero al final somos actores de series perpetuas y acabaremos interpretando el rol que nos ha tocado.

Y no es malo, es maravilloso. En el papel de otro solamente podríamos escribir tonterías.