Diarrea en los gatos. Causas, síntomas y tratamiento

Por Jgallego19

La diarrea se caracteriza por las deposiciones líquidas y frecuentes. La diarrea en los gatos puede ser causada por algo tan simple como un cambio en la dieta o una enfermedad o infección más grave. Puede ser de repentina aparición y de corta duración. También puede durar semanas o meses, o aparecer y desaparecer de manera intermitente. Un solo ataque de diarrea generalmente no es una causa de preocupación en los gatos, pero si persiste por más de un día o dos, puede conducir a la deshidratación.

Causas de la diarrea en los gatos

  • Cambio en la dieta
  • Intolerancia a los productos lácteos y otros alimentos
  • Ingestión de alimentos en mal estado
  • Bolas de pelo
  • Reacción alérgica
  • Infección bacteriana o viral
  • Parásitos internos, como las lombrices, los coccidios y la Giardia
  • Enfermedad inflamatoria intestinal
  • Enfermedad renal o hepática
  • Cáncer u otros tumores del tracto digestivo
  • Ciertos medicamentos
  • Hipertiroidismo
  • Colitis

¿Cuáles son los síntomas generales de la diarrea en los gatos?

Las deposiciones líquidas (con mucha agua) y frecuentes son los síntomas más comunes de la diarrea en los gatos. Otros posibles signos que pueden acompañar a la diarrea son:

  • flatulencia
  • sangre en las heces y esfuerzo para defecar.
  • letargo
  • deshidratación
  • fiebre
  • vómitos
  • disminución del apetito
  • pérdida de peso
  • una mayor urgencia para defecar.

Si la diarrea de tu gato va acompañada de deposiciones negras o con sangre, podría estar experimentando una hemorragia interna en el estómago o en el intestino delgado y debe ser examinado por un veterinario inmediatamente.

¿Cómo tratar la diarrea en los gatos?

Es recomendable que evites dar de comer a tu gato durante 12-24 horas, mientras que él está sufriendo la diarrea, pero proporciónale suficiente agua fresca y limpia para evitar la deshidratación. Consulta con tu veterinario sobre el tratamiento apropiado para el caso concreto de tu gato.

¿Cuándo debes llevar a tu gato al veterinario?

Lleva a tu gato al veterinario si la diarrea dura más de un día, o si observas en él letargo, vómitos, fiebre, heces de color oscuro o con sangre, esfuerzo para defecar, disminución del apetito o pérdida de peso inexplicable.

¿Qué puedes esperar en la oficina del veterinario?

Tu veterinario examinará a tu mascota en busca de enfermedades subyacentes, y puede tomar una muestra de heces para detectar la presencia de parásitos internos si los hubiese, así como realizar un análisis de sangre para identificar una posible causa de la diarrea.

Otras pruebas de diagnóstico pueden incluir radiografías, ecografías, cultivos, una endoscopia y una biopsia. Las pruebas de diagnóstico realizadas y el tratamiento recomendado dependerá del tiempo que la diarrea ha estado presente y de la gravedad de la afección de tu gato.

Algunos gatos se beneficiarán del uso de medicamentos con receta, tales como el metronidazol o la prednisona, que se utilizan para controlar la inflamación asociada con la enfermedad inflamatoria del intestino. A otros gatos con episodios de colitis se les puede recomendar una dieta especial.

¿Son algunos gatos propensos a la diarrea?

Los gatos de pelo largo que sufren de bolas de pelo con frecuencia pueden experimentar episodios periódicos de diarrea. Por otra parte, los gatos que pasan mucho tiempo al aire libre pueden estar en más expuestos a parásitos internos o en mayor riesgo de ingestión de alimentos inadecuados, lo que podría conducir a la diarrea.

¿Cómo prevenir la diarrea en los gatos?

Intenta evitar darle a tu gato productos lácteos, ¡no importa lo mucho que le gusten!  Casi todos los gatos disfrutan del sabor de la leche o el yogur, pero algunos gatos adultos no tienen una cantidad suficiente de lactasa, la enzima necesaria para la digestión de los productos lácteos. La lactosa no digerida llega al intestino grueso, donde fermenta, lo que puede causar que el gato tenga gases o diarrea.

Además, si has pensado en cambiar la comida de tu gato (ya sea de sabor o de marca), una buena idea es introducir la nueva comida poco a poco, mezclándola con la antigua para asegurar una transición fácil para su aparato digestivo.