Dibujos en cuaderno abril 2021

Por José Garrido Herráez


   Con estos enclaustramientos y retiros, ya en el segundo año de la Peste, los cuadernos estaban bastante abandonados, porque se suelen llenar con los dibujos de viajes y salidas, ahora escasas. Aprovechando que va haciendo buen tiempo y para no dejar pasar la primavera de largo, salimos tres días seguidos a pueblos y lugares cercanos de Albacete, Cuenca y Ciudad Real: Villanueva de los Infantes, Sisante, Pozoamargo, Lagunas de Ruidera, Villalgordo del Júcar y otros parajes de la ruta.

    A Villanueva de los Infantes ya hemos ido muchísimas veces, y siempre merece la pena. En esta ocasión, esa plaza hermosísima estaba vacía. La hemos visto llena de gente, aunque ya hace muchos años que sin el ruido visual de los coches aparcados, afortunadamente, también ocupada por pintores con los caballetes desplegados para sus pinturas rápidas, con japoneses con sus cámaras y con paseantes o descansantes en las terrazas de los bares y restaurantes. Ahora las mesas y sombrillas de las terrazas se extienden y desparraman por la plaza, con poca gente para ocuparlas, que esos son los tiempos. Como siempre, aprovechamos para comprar queso y alguna botella de vino blanco, que es tierra de eso. Comemos (asadillo de pimientos y duelos y quebrantos, que tampoco hay que ser original) en una plaza con una fuente y una portada de las muchas que hay en Infantes. Muchos comercios, bares y garajes con escudo nobiliario en la fachada.    Hacemosa un dibujo mientras nos traen la comida y otro más moroso en la plaza, tomando café. Copa no, que hay que conducir.
   La vuelta por las Lagunas de Ruidera, que están bien de agua, rebosantes, con caídas de agua de una a otra en su recorrido por Albacete y Ciudad Real, que las llevamos a medias. Muchas fotos y algún dibujo a lápiz en el cuaderno. Por cierto, este cuaderno de Paper Blanks se va terminando. Como llevo tantos en rueda, pocos acabados, veo que en él hay dibujos de los últimos siete años. AL pasar las hojas para llegar a las que quedan por llenar, vamos viendo desde el parque de la esquina de mi casa, Alicante, Frankfurt, Cohen, Colonia, varios encuentros de Elche, algunas visitas al Cisne, ese sitio de anticuarios, rastro, mercadillo y restaurantes entre Benidorm y Alfás del Pí, y otros muchos sitios. Ahora da gusto verlos y recordar, que para eso se hacen.
   Los dos días siguientes vamos a Sisante por la tarde. Poco más de media hora de viaje, pues está más cerca de Albacete que de Cuenca. Nos traemos miel y otro poco vino de Pozoamargo, vemos los almendros viejos y poderosos, llenos de hojas y frutos, y los olivos quemados, muertos, helados por las nevadas de la Filomena. Y los vamos viendo así, marrones, resecos, desde ayer, en algunas zonas de Ciudad Real y de Albacete, cerca de la Roda. Una pena.

Es Sisante un pueblo tranquilo, no sé si porque llegamos a la hora del café. Muchas fachadas interesantes, iglesias, conventos, la plaza del ayuntamiento, todo cuidado y en orden de revista. Algunos edificios antañones, algo destartalados, contrastan con el cuidado de todo lo demás. Abandonados por sus dueños que seguramente no vivirán aquí. Preguntamos. Eso fue cárfcel en la guerra, noi se ha usaso mucho desde entonces. Como da el sol en su puerta, mesas y sillas del bar de enfrente se han mudado allí para el café y la tertulia. Si uno afina la oreja pasa un buen rato escuchando comentar la actualidad política con una sabiduría, una retranca y una lejanía  que hace cordiales los desacuerdos. Mucho que aprender tendrían muchos, empezando por los tertulianos de los medios. Si retransmitieran una de estas charletas entre amigos de toda la vida, de ideas políticas opuestas que confrontan con ironía y puyas amables, aumentarían las audiencias. ¿De qué te quejas, que te han pagado la máquina del oxígeno? Y a tí buenas ayudas por quitar o poner viñas. Yo lo que digo es que van a provocar. Vaya, hombre, a ver si unos y otros no van a poder ir a dar mítines a donde quieran, faltaría más. Escuchamos, tomamos otro cortado y dibujamos la fachada y el debate.    Las podas de los árboles, les hacen cabezones en las ramas principales, y de esos engrosamientos salen multitud de ramas que ya están llenas de hojas, soltando semillas para cabreo del dueño del bar que no para de quitarlas de las mesas y barrerlas del suelo. Tendrían que poner árboles de plástico, más limpios y educados.
Desde allí vamos a Villalgordo del Júcar, al puente, un paraje muiy hermoso, a ver pasar el agua que ahora lleva bastante y a los patos y otras aves nadar, meter la cabeza para merendar y limpiarse el plumaje retorciendo los cuellos. Muy entretenido verlos. De paso los dibujamos.