En el artículo anterior hablé de varios de los riesgos que comporta realizar dietas proteinadas (o hiperproteicas) para perder peso. A pesar de todos ellos, ¿por qué a muchos les sigue pareciendo la dieta más adecuada?
Sí, las dietas proteinadas provocan una pérdida de peso muy rápida de manera inicial en comparación con una dieta hipocalórica habitual, pero este aspecto no las hace recomendables como tratamiento para la obesidad. Las dietas restrictivas y desequilibradas como la hiperproteica no ayudan en la adquisición de buenos hábitos por parte de los pacientes, sino que éstos sucumben a la presión de la sociedad, hambrienta de resultados rápidos sin esfuerzo.
Por otro lado, algunas de estas dietas proteinadas van acompañadas de suplementos alimenticios (barritas o sobres que equivalen a una ingesta: desayuno, comida, merienda o cena). Animar al consumo de ciertos preparados comerciales no es proporcionar educación en materia de alimentación y hábitos saludables. Cuando se intentan reintroducir los alimentos de consumo habitual, se corre el riesgo de mala adherencia al tratamiento con el consecuente aumento de peso. (1)
Las dietas proteinadas, recordemos (y no nos cansemos de incidir en ello) comparten además una serie de riesgos potenciales: debilidad, riesgo de fractura ósea, ganancia de peso a largo plazo, síndrome metabólico, daño renal, desórdenes gastrointestinales, pérdida de la autoestima, depresión y alteraciones en el comportamiento alimentario. (2)
Fundamentos de las dietas proteinadas
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), expone en su web que “no existe fundamento científico para esta dieta y es absolutamente desaconsejable. Tiene como objetivo la reducción de lípidos y glúcidos en la ingesta, manteniendo el aporte de proteínas, obligando así al organismo a consumir sus propias reservas, primero de glúcidos y más tarde de lípidos. El problema es que necesitamos glúcidos para evitar el catabolismo de nuestro organismo y esta dieta puede aumentar peligrosamente los niveles de ácido úrico y creatinina (fallo renal)”. (3)
Cómo perder peso sin poner en riesgo nuestra salud
Un adecuado tratamiento dietético del sobrepeso u obesidad debe:
- reducir la grasa corporal preservando al máximo la masa magra (perder grasa y no músculo),
- ser realizado por un espacio de tiempo prolongado y ser eficaz a largo plazo (mantener el peso perdido),
- finiquitar errores y hábitos de alimentación inadecuados,
- disminuir los factores de riesgo cardiovascular asociados a la obesidad (hipertensión arterial, alteración de lípidos sanguíneos y diabetes) y mejorar otras comorbilidades (presencia de uno o más trastornos o enfermedades) vinculadas al exceso de peso, como la apnea del sueño, artrosis, riesgo de padecer cáncer, etc.
- recuperar la autoestima y aumentar la capacidad funcional y la calidad de vida.
En definitiva, debe capacitar al paciente para que pueda mantener, a largo plazo, la pérdida de peso que previamente ha conseguido alcanzar mediante:
- cambios en el estilo de vida,
- dieta hipocalórica equilibrada
- aumento en la actividad física o práctica de ejercicio físico,
- tratamiento farmacológico (bajo prescripción médica) (4)
¿Y cuáles deben ser los “deberes” del paciente? Ser paciente y huir de las “dietas milagro”. Así de fácil.
Bibliografía
(1) Pelaz-Berdullas, Laura, and Alfonso Luis Calle-Pascual. “Dieta proteinada en la diabetes de tipo 2. No.” Avances en Diabetología 28.1 (2012): 27-31.
(2) Basulto Marset, Julio, Maria Manera Bassols, and Eduard Baladia Rodríguez. “Dietas hiperproteicas o proteinadas para adelgazar: innecesarias y arriesgadas. Dieta Dukan y método PronoKal< sup>®</sup> como ejemplo.” FMC-Formación Médica Continuada en Atención Primaria 19.7 (2012): 411-418.
(3) Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, SEEN. Pacientes/Preguntas Frecuentes/Obesidad. Dieta proteinada. 2011. [consultado 1/09/2011]
(4) Zugasti, Ana. Dietas heterodoxas en el tratamiento de la obesidad. http://www.seen.es/docs/congresosSEEN/55%20Congreso%20SEEN/ana-zugasti.pdf
El artículo Dietas proteinadas, la cara oculta (ii) apareció publicado primero en Dietistas-nutricionistas, portal de nutrición.