Diez avemarías por haber sido violada en el confesionario

Por Antoniopampliega

La Iglesia católica ha vuelto a sufrir un duro golpe en Irlanda. Los casos de pederastia y abusos sexuales a menores de edad se han convertido en la particular penitencia de una congregación que vive momentos poco agraciados tras el destape de varios casos que dejan en evidencia a varios ministros de Dios.La situación es tan grave que ha tenido que ser el propio Benedicto XVI quien dé un tirón de orejas a los obispos irlandeses los próximos 15 y 16 de febrero en el Vaticano.

El Papa citará a los prelados para tratar el espinoso tema en recogimiento y en privado- no está bien lavar las vergüenzas en público. Benedicto XVI ha advertido que “los responsables pagarán”- no ha especificado si monetariamente, ante Dios o ante los Tribunales de Irlanda que se encargan de juzgar estos abusos sexuales. Lo que queda claro es que en total hay cerca de medio centenar de sacerdotes acusados de abusar de menores de edad en uno de los países católicos por excelencia.

Y es que el Irlanda se ha convertido en el centro de atención y en la comidilla de Europa por casos alarmantes como el protagonizado por el cura Maeliosa O’Hauallachain que abuso sexualmente de una niña 17 años entre 1981 y 1982. La niña, que ahora tiene 42 año, afirma que acudió el 31 de julio de 1981 a confesarse a la parroquia. Se arrodilló ante el confesionario ocupado por O’Hauallachain y dijo: “Bendígame, padre, porque he pecado”. El sacerdote, ocultó por la celosía que separa los habitáculos del confesionario reconocióa la niña y la ‘invitó’ a sentarse en su regazo.

La niña, sentada sobre las rodillas del cura, comenzó a contarle sus pecados cuando el sacerdote la agarró por los hombres y no pudo resistir la tentación de besar los labios de aquella dulce niña. “Entonces metió mi mano dentro del bolsillo de su hábito y me obligó a masturbarle”, recuerda la víctima. El sacerdote decidió imponer a su víctima una penitencia de 10 avemarías “y que no contara a nadie lo que había pasado; y como una idiota salí y recé delante del altar. Me sentía avergonzada por lo que había hecho en la casa de Dios”.

Pero el padre O’Hauallachain le cogió el ‘gusto’ a aquella niña y durante un año abusó reiteradamente de ella. Todos los días, de vuelta del colegio el sacerdote obligaba a la niña a masturbarle en la sacristía…. Ese cura, que cada domingo, daba su sermón ante cientos de fieles y se golpeaba el pecho ocultaba uno de los peores pecados capitales: La Lujuria. Junto a él medio centenar de curas cuya debilidad por la ‘carne joven’ han dilapidado la fe en la Iglesia Católica y en los ministros de Dios.

Este es sólo un caso más en la larga lista de los abusos sexuales cometidos por los curar irlandeses y que durante décadas han sido silenciados por los políticos y por la jerarquía de la Iglesia Católica que negaba este tipo de acusaciones argumentado una guerra encubierta contra la fe cristiana por parte de los establishmente protestantes; pero la publicación- el año pasado- de dos informes demoledores sobre los abusos y la pederastia encubiertos por la Iglesia la credibilidad de la Santa Madre Iglesia irlandesa no pasa por sus mejores momentos.