Todas son muy famosas, y seguro que ya las habéis visto. Pero si os faltan una o dos id corriendo a verlas, y si habéis visto alguna hace mucho y la tenéis borrosa, vedla otra vez.
En todo caso, no titulo esta entrada: "Las diez...", lo que parecería afirmar rotundamente que tienen que ser éstas y sólo éstas. Lo dejo en "Diez...", que significa diez entre miles. Tampoco digo: "debe ver" ni "tiene que ver", como en los dos ejemplos que he señalado al principio, sino "debería ver", que lo deja en un condicional posibilista o tal vez sólo posible. (Y en todo caso tímido).
Con mi amigo Emilio llevo hablando de cine desde que nos conocimos en la ETSAM, hace treinta y ocho años. Tenemos gustos parecidos o, por lo menos, compatibles. Durante años estuvimos pensando seriamente en escribir un guión para un corto. Pasamos mucho tiempo trabajando febrilmente de esta guisa:
-Tenemos que hacer un guión para un corto.
-Sí.
-Sobre una boda. La ceremonia, la salida de la iglesia, los invitados y el banquete.
-El banquete.
-Sí. Sobre todo el banquete.
-Tenemos que hacerlo.
-Sí.
Ese diálogo se repitió muy a menudo, pero no pasaba de ahí. No obstante, en nuestra conciencia queda la idea de que casi estuvimos a punto de escribir un guión para un corto. Sobre un banquete de boda. (Bueno, sobre una boda, pero haciendo hincapié en el banquete). Y, eso sí, de lo que estamos seguros es de que habría sido un corto buenísimo. Los dos sentimos mucho que la humanidad se lo haya perdido. Aunque todavía hay tiempo.
-Tenemos que hacer un guión para un corto.
-Sí.
Aparte de este frustrado guión (la industria del cine es muy difícil; nadie te abre puertas, sobre todo si sólo tienes hecho lo que digo), hemos pasado muchas horas hablando de cine.
Por eso, y porque me fío muchísimo de él, le he pedido que escoja diez películas según lo que estoy diciendo: Que no esté angustiado dándole vueltas, sufriendo por si se queda fuera alguna magnífica película (se tienen que quedar miles). Que no sea su lista definitiva de las diez que más le gustan. No. Sólo una lista de diez maravillosas películas.
Al cabo de unos días (se lo ha pensado bien) me ha mandado la lista, y resulta que sibilinamente ha buscado películas que sí son de arquitectura (leches). No obstante, son diez películas que todo ser humano debería ver. En cada una os transcribo entre comillas lo que me ha escrito Emilio (no se puede ser más lacónico, y encima se despide diciéndome que le ha quedado muy largo) y luego digo alguna cosilla, pero poco, porque sí que queda largo para el blog.
Me las ha dado en este orden, que creo que no implica calidad, sino que había que ponerlas en alguno.
1.- El apartamento. (The Apartment, 1960. Dir. Billy Wilder).
Me dice Emilio: "Obvio, ¿no? Y además te lo dije". Sí: Fue la única película que me dijo a bote pronto cuando le propuse esto. Pero ahora no me dice más.
Comentaré muy brevemente que esta es aparentemente una comedia, pero una de esas comedias con muy mala leche. (Recordad que Billy Wilder tenía cuchillas de afeitar en el cerebro). En realidad es un drama romántico, que habla de un pobre hombre cuya mayor pobreza consiste en someterse para medrar, como hacemos todos de una forma u otra. Hasta que se harta de ser tan miserable y se convierte en "todo un hombre".
Arquitectónicamente resalto el espacio de la oficina, sabiamente creado por el decorador Alexandre Trauner, que partió de un espacio realmente grande, pero él lo hizo inmenso a base de ir disminuyendo el tamaño de los muebles según iban formando las filas, creando así una falsa perspectiva forzada -también con el techo- muy agorafóbica, que subraya el peso insignificante del individuo en la gran compañía.
En cuanto a ser soltero y disponer de apartamento, parece la esencia de la libertad, pero aquí no es así.
2.- El hombre que mató a Liberty Valance. (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962. Dir. John Ford).
Ya he hablado aquí de esa película. Es mi debilidad. Celebro que Emilio también la seleccione. (También es su debilidad). Pero me sorprende (y me gusta) que argumente también motivos arquitectónicos.
Dice: "Nunca una casa (o una 'ampliación') ha representado tanto un amor, un futuro, una vida que con su destrucción desaparecen. (Bueno, 'nunca' es un poco fuerte, pero ya sabes de mis debilidades)".
Y de las mías. En efecto, Tom Doniphon (John Wayne) está ampliando su casa ante su esperada boda. (La casa como símbolo de felicidad conyugal y de futuro). Pero todo se tuerce (y en parte él colabora a esa torcedura, porque en el fondo la cree justa) y acaba incendiando su casa e intentando suicidarse en el incendio.
Emocionante. Memorable.
3.- Centauros del desierto. (The Searches, 1956. Dir. John Ford).
Me dice Emilio: "Sobre la no casa. Ethan vive en las praderas; no tiene casa propia. La casa es donde se muere, la parte oscura de esos planos a contraluz en los que Ethan siempre está fuera, a la luz".
Bien visto, Emilio. Añado que al final sí hay un futuro de felicidad dentro de la casa, pero Ethan está excluido. Ese gesto final de agarrarse el codo por detrás de la espalda, ese plano en el que él queda enmarcado por la puerta, esa certeza de que él no puede participar de las alegrías de la familia ni de las de la vida.
(Cometo un sacrilegio al decir que no es de mis películas favoritas. La valoro mucho, sí, pero esa oscuridad malvada de Ethan, esa locura subterránea me hace daño. Quizá por eso es tan buena, pero quizá por eso es por lo que no me hace feliz).
4.- Psicosis. (Psycho, 1960. Dir. Alfred Hitchcock).
Me dice Emilio: "Siempre tengo en la cabeza esa casa familiar icónica en la colina, sin olvidarnos del motel".
Poco puedo añadir. Una película de horror, en el que tan terrible es el caos mental de Norman Bates como la arquitectura sórdida de la casa y la limpia y funcional (pero no menos inquietante) del motel.
Ese agujerito en el tabique del motel, esa escalera de la casa en plano picado... La arquitectura aloja la locura y el crimen.
(No me resisto a comentar el maniqueísmo de Hitchcock: La rubia es asesinada brutalmente, pero en el fondo no injustamente. Ella ha hecho algo malo y merece castigo. ¿De lo que ha hecho qué es peor: robar a su jefe o acostarse con su novio a la hora del almuerzo?).
Añado un dato: Es la primera película en la historia en la que se escucha la descarga de la cisterna de un inodoro. Ante semejante grosería a algún ejecutivo le dio un jamacuco, pero contra todo pronóstico el ruido quedó.
5.- Rebeca. (Rebecca, 1940. Dir. Alfred Hitchcock).
Emilio: "¿Podría existir la película sin Manderley, con sus tropecientas habitaciones, que necesita un ama de llaves?"
Añado: "¿Y sin la cabaña de pesca?"
De nuevo la arquitectura como marco necesario para el terror. De nuevo una arquitectura impostada, opresora, incómoda, terrible, que cuesta creer que un día alojara el amor, la ilusión y la alegría.
(Añado el dato chorra, que conoceréis todos, de que la prenda de vestir que llamamos rebeca toma el nombre de esta película, porque la segunda Señora De Winter -que no es Rebeca- la usa con profusión).
6.- Up. (Up, 2009, Dir. Pete Docter y Bob Peterson).
Emilio: "Lo contrario de 'El hombre...'. Aquí la casa 'ha vivido' y tiene sus recuerdos y su vida. El viejo quiere cumplir sus sueños y se lleva su casa, esa parte de su vida, lo que queda de su mujer. Y además, tenía que poner un Pixar".
A Emilio esta película le encanta. Me señala siempre con entusiasmo cómo se cuenta toda la vida de este hombre y de su mujer en cuatro minutos de cine mudo, limpio, directo, sutil, y con qué maestría sabe manejar la emoción esta gente de Pixar, que sólo peca de edulcorar finalmente sus películas pensando en un público infantil poco exigente. Para Emilio Wall-E y, sobre todo, Up podrían haber sido dos obras maestras inmarcesibles. En ambas el arranque es brutal, y el desarrollo muestra que son capaces de hacer una máquina dramática perfecta, para, una vez que lo han demostrado, plegar velas, rematar con demasiada facilidad y demasiada concesión a la galería y vender mucho merchandising. Les da miedo ser geniales. Pero lo son.
7.- Blade Runner. (Blade Runner, 1982. Dir. Ridley Scott).
Emilio: "Urbanismo del futuro, las ciudades del futuro... Vaya mierda de futuro".
Fue la primera película de ciencia ficción en la que vi suciedad, barro, desorden... Hasta entonces la evocación del mundo futuro era de gran limpieza y eficiencia.
Esto de un mundo futuro sucio lo había visto en cómic, pero nunca en el cine.
Aparte de esa desasosegadora visión urbana del futuro sale la casa Ennis de Frank Lloyd Wright, que no se sabe si es más desasosegadora todavía, y si es del futuro o de un remoto pasado, ajena a esa turbiedad pero inmersa en otra. Y es que esa arquitectura ahistórica queda siempre atípica y exótica.
(Añado también que creo que soy el único arquitecto del mundo que no venera esa película. Me parece buena, pero no tanto. Algunos amigos me han recomendado un tratamiento de choque consistente en tragarme la versión del director. Ya veremos. También soy muy excéptico con las versiones del director cuando surgen veinte o treinta años después de un gran éxito para revivirlo otro poquito).
8.- El pisito. (El pisito, 1959. Dir. Marco Ferreri e Isidoro M. Ferry).
Emilio: "El problema (parece que eterno) de la vivienda en España. Una solución 'imaginativa'... y Azcona contándolo".
La primera vez que tuve noticia de esta película creí que la pareja de novios de larguísima, castísima y aburridísima relación decidían que él se casara con la vieja para heredar su piso -la propiedad del piso- y así poder casarse finalmente con su novia. Pero resulta que la cosa es aún más cutre: No es para heredar la propiedad del piso, sino la mera condición de inquilino.
(Obviamente, la vieja aguanta viva bastante más de lo que ellos esperaban).
Película sórdida que sólo de una manera irresponsable y simplista se puede clasificar como comedia. Obra maestra crudelísima.
9.- El manantial. (The Fountainhead, 1949. Dir. King Vidor).
Emilio: "Un arquitecto honrado, con principios... y encarnado por Gary Cooper. ¡Para subirnos la autoestima en estos tiempos convulsos!"
De esta película ya hablé aquí.
Sólo añado que el arquitecto Howard Roark es un héroe del individualismo y un macho alfa conquistador de la fascinante Dominique Francon. Vamos, el héroe de la arquitectura es al mismo tiempo el héroe del amor.
Película todo lo criticable que queráis, pero fascinante y que hay que ver. El alegato a la dignidad de la profesión es para que lo grabemos en bronce y lo fijemos a alguna pared de nuestro estudio.
10.- Las uvas de la ira. (The Grapes of Wrath, 1940. Dir. John Ford).
Emilio: "La crudeza de los desahucios. Parece un déjà vu. Perder la casa es de los hechos más desgarradores que le pueden suceder a una familia hasta llegar a su desintegración".
La novela tuvo mucho éxito y formó parte del "ambiente" que provocó modificaciones legales a favor de los más oprimidos. La película, algo menos terrible pero mucho más humana, más plástica y, a mi modesto juicio, mejor que la novela, mantiene la misma gran dureza, pero (no podía ser de otra manera) deja una cierta oportunidad a la suerte y a la esperanza, y una enorme confianza en los oprimidos y en su dignidad.
Bis.- La tentación vive arriba. (The Seven Year Itch, 1955. Dir. Billy Wilder).
Emilio: "Siempre que la veo pienso en que todas las reformas deben ser reversibles".
Efectivamente: Tras una reforma, lo que era un dúplex ha quedado convertido en dos apartamentos "casi" independientes. (El "casi" es porque la escalera que los une quedó condenada por una trampilla que resulta practicable y que la inquilina de arriba abre con toda naturalidad para visitar a su vecino).
Vemos aquí la importancia de las instalaciones. Eso de que uno de los apartamentos tenga aire acondicionado y el otro no...
(Anécdota: Billy Wilder cuenta que en una escena en que Marilyn baja la escalera en camisón de dormir hizo cortar. Fue hacia la actriz y le dijo: "Marilyn, estás durmiendo, te levantas de la cama muerta de calor y bajas a ver a tu vecino. No puedes llevar sujetador bajo el camisón. Te acabas de levantar de la cama ¿No lo entiendes? Nada de sujetador". Entonces Marilyn, sin decir nada, tomó una mano de Wilder y se la llevó a un pecho. "Perdona, Marilyn. ¡Chicos, seguimos rodando!").
Bueno, pues Emilio me ha salido muy clasicón. (Los dos lo somos), y ha ido sobre seguro. No ha arriesgado nada. De once películas hay tres de John Ford, dos de Billy Wilder y dos de Alfred Hitchcock. O sea, que los tres copan el sesenta y cuatro por ciento del total. Así cualquiera.
Me gustan, pero, ahora que lo pienso (y seguro que él también) me salen decenas de películas, incluso con la excusa de que tengan arquitectura.
Pero esto ha sido sólo un juego, y espero que os haya incitado a volver a ver alguna de estas películas.
Por favor, os pido más que nunca que hagáis comentarios incluyendo otras o comentando alguna de estas. Lo que queráis.
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