Diferencia entre la culpa y la vergüenza en los niños: primera parte

Por J.k. Pérez

“La tensión entre la exigencia de la conciencia moral y las operaciones del yo es sentida como sentimiento de culpa”                  

                                                                                                                                        Sigmund Freud

Primero vamos a definir estos dos conceptos:

Culpa: es aquel sentimiento que tenemos al hacer algo que sabemos es incorrecto y tenemos cierta responsabilidad; este sentimiento podemos llegar a disminuirlo o eliminarlo por completo al corregir el error cometido.

Vergüenza: es la respuesta que tenemos al estar frente a una situación humillante o deshonrosa que, a diferencia del anterior no se logra quitar tan fácilmente como nosotros queremos, pues no tiene que ver únicamente con una situación sino que es un sentimiento en general, pues no basta con tratar de corregir aquella acción o comentario que hicimos.

En una ocasión mientras leía el libro “90 respuestas a 90 preguntas” de la Autora Martha Alicia Chávez el cual recomiendo ampliamente, explicaba que cuando se tiene el sentimiento de culpa, en nuestra mente aparecen de entre varios  pensamientos el “hice algo malo”, pero cuando tenemos el sentimiento de vergüenza, nuestro pensamiento se modifica a “yo soy algo malo”.

Ahora apliquemos estos dos conceptos en una situación muy usual:

LA ESCUELA

Cuando un niño hace alguna travesura en clase, no trabaja, no sigue indicaciones, molesta a los compañeros, etc., la primera reacción de los maestros es llamarle la atención frente a los compañeros, de manera que evidencia su mala conducta, primer error. Haciendo esto, en lugar de crear consciencia en el niño de lo que es correcto y lo que no debe de hacer en la escuela, lo que estas logrando es que sienta vergüenza de si mismo, le creas el sentimiento de inseguridad y baja autoestima.

Lo correcto es llamarle la atención de manera privada, ya sea fuera del salón donde nadie esté presente, especialmente sus compañeros, o en dirección.

Lo siguiente que hace la maestra es llamarle la atención de una manera muy estrepitosa e incluso llamativa, pues utiliza un tono de voz más alto, acentúa sus movimientos corporales, utiliza palabras un poco hirientes y tiende a compararlo con los demás, segundo error.

En este aspecto se debe hacer lo siguiente:

COMUNICACIÓN VERBAL

Utiliza un lenguaje acorde a la edad del niño, nunca trates de emplear términos que él no pueda comprender con facilidad, trata de utilizar ejemplos, y al finalizar tu platica cerciórate de que haya entendido el mensaje que tratas de transmitirle, sino habrá sido en vano.

Disminuye tu tono de voz, pues si estas tratando de erradicar que el niño grite, no debes llamarle la atención con gritos, pues hay que recordar que los niños aprenden por medio de la imitación, y de esta manera el mensaje que le estas enviando es “si necesito tener tu atención para decirte algo, debo gritar”.

Cuida las palabras que utilizas, pues no sabes el efecto que puede tener en los demás, ya que tendemos a caer en las etiquetas como “eres un tonto, no sabes lo que haces, los demás si se saben comportar y tú no” pues solo hacemos que el niño se vuelva consiente de esto, interiorice esta conducta y adopte el papel que tú le acabas de dar, no solo en la escuela, sino en su demás medios sociales.

Evita las comparaciones, pues en lugar de lograr que el niño trate de cambiar su comportamiento, el pensara que haga lo que haga, los demás siempre lo van a hacer mejor que él y le estas quitando valor a su persona, haciendo que su autoestima y autoimagen se vean devaluados creando una gran inseguridad. Este punto no solo se debe tomar en cuenta refiriéndonos a los compañeros, sino también en miembros de la familia como hermanos o primos.

COMUNICACIÓN NO VERBAL

Ponte a la altura del niño, es decir, si es necesario, colócate sobre tus rodillas para así tener un mejor contacto visual con él, de esta manera lograras obtener un mejor lazo con el pequeño y ya no te vera como otro adulto más que solo quiere regañarlo, sino como el adulto que quiere enséñale lo que está bien y lo que no, y está dispuesto a escuchar la versión del niño.

Cuida tu gesticulación y el manoteo, pues cuando estas tratando de enviar un mensaje, no solo están involucradas las palabras y el tono que utilizas, sino los gestos que haces. Si quieres que el niño tenga la confianza para hablarte, por más que trates de hacerle ver que puede confiar en ti, que no lo quieres regañar sino ayudarlo, pero tus gestos dicen todo lo contrario ya que expresas molestia,  las respuestas que obtendrás serán alejamiento, que mienta o simplemente quedarse callado. Si muestras una postura relajada y accesible, lograras que el pequeño tenga confianza en ti, te explique lo sucedido, te escuche y capte en su totalidad el mensaje que le quieres trasmitir.

Por último, se paciente, pues recuerda que no solamente utiliza la imitación como medio del aprendizaje, sino también está el ensayo y error. Probablemente después de haberle llamado la atención, trate de volver a hacer aquella travesura, pues está aprendiendo a comunicarse, a relacionarse y explorar su medio, y no solo los adultos son su modelo a seguir, también lo son sus compañeros, sus amigos quienes están en el mismo proceso que él.

Pero, no únicamente me gustaría hablar sobre la culpa y la vergüenza en la escuela, sino también en casa, ¿te has puesto a pensar en que tanto puede afectar a un niño cuando le llamas la atención frente a los demás? ¿Cuándo le platicas a sus amigos o conocidos, o pero a un, a desconocidos aquellos anécdotas de travesuras que hace en los cuales tú lo regañaste en su momento, pero ahora es causa de risa, o mejor dicho, de burla?

En esta ocasión les recomiendo leer el libro “Los niños y las emociones” del Autor Paul L. Harris el cual habla de cómo desarrolla el niño la capacidad de comprender las emociones.

Te invito a que visites mi blog https://lineadepsicologia.wordpress.com/author/karenvarelaa/ ya que próximamente hablare sobre este tema.

No olvides checar los demás artículos que tanto mis compañeros como yo hemos escrito.