¿Sabéis qué es un difusor de boca o aspersor bucal? Se trata de una herramienta pequeña y sencilla de utilizar que difunde las pinturas líquidas como si se tratara de un spray. Este tipo de objeto crea unos resultados similares a los obtenidos con técnicas de aerógrafo -salvando las obvias diferencias- y puede facilitarnos el trabajo en numerosas ocasiones.
Con esta particular herramienta metálica podemos pulverizar pigmentos o barnices sobre distintas áreas de nuestra obra, ahorrándonos esfuerzo y tiempo. Además, su aspecto similar al de un compás lo hace fácil de manejar y transportar… ¡Por no mencionar que el acabado que consigue es radicalmente distinto al de la pintura a mano!
¿Cómo utilizar un difusor de boca? ¡Es súper fácil! Si lo abrimos por completo (hasta los 90 grados) podremos sumergir el tubo más delgado y largo en el bote de pintura o tinte como si fuera una pajita, tal como vemos en la imagen superior. Al soplar con fuerza por la parte del tubo más corta, el mecanismo se acciona y empieza a difundir la pintura como si fuera un spray.
Conforme vamos cerrando el ángulo del aspersor, va disminuyendo el flujo de pintura pulverizada disparada por el atomizador. De esta forma, los artistas también tienen poder sobre la cantidad de pintura que sale por el difusor metálico hasta las obras artísticas que van creando.
Los atomizadores de boca son muy baratos pero útiles, y suponen una verdadera alternativa al trabajo con sprays en pequeñas superficies. Por ejemplo, podemos probarlo en nuestros proyectos con acuarelas, o pinturas líquidas que no sean demasiado compactas como para obstruir los tubos.
Si necesitáis crear efectos de pulverizado y no podéis permitiros comprar sprays o aerógrafos, podéis encontrar esta curiosa herramienta en nuestra tienda online de Bellas Artes. ¡Seguro que os encanta el resultado!
Y vosotros, ¿alguna vez habéis empleado estos difusores bucales en vuestras pinturas?
Imagen | Cerámica Tres Piedras, taller de México