A la muerte de Alejandro, uno de sus sucesores, Ptolomeo Lagos, se hizo con el gobierno de Egipto, dando lugar a la Dinastía Lágida o Ptolemaica y al reino helenístico de Egipto.
1. Periodización de la época helenística egipcia
La historia de Egipto en época helenística puede dividirse en dos épocas:
1.1 Antes de Ptolomeo II Filadelfo
Cuando se encuentra una cultura egipcia relacionada con Grecia ya en el período saita.
Se caracteriza por un ejército y una marina fuertes, formados por griegos y macedonios,bien pagados. El Estado mayor también estaba formado por macedonios y griegos. Para la parte económica se apoyaban los primeros gobernantes en semitas helenizados.
Se llevó a cabo una política de prestigio unía a Alejandría, su nueva capital norte y Tlemaida como capital sur, para equilibrar a Tebas : Todo esto llevado a cabo sobre un país con millones de egipcios que cambiaban poco a lo largo del tiempo.
1.2 Desde Ptolomeo II Filadelfo (285-247 a.C.)
Se lleva a cabo una organización social, económica. financiera y legal para conseguir un aumento de producción y mejor organización más apropiada y completa por medio de la adopción de nuevos recursos técnicos.
El fin último de toda esta política económica era aumentar y estabilizar los ingresos reales, llevada a cabo por una serie de funcionarios reales: Ministro de Hacienda (dioiketés) y delegados en los nomos (oikonomos).
a) Basada toda esta reforma en los principios básicos del Estado oriental: Identidad Rey-Nación, Nación propiedad del Rey. Y obediencia ciega del pueblo a los dictados del rey y de los dioses.
b) Restringida la reforma por el poder de los sacerdotes y los templos, las ciudades y la aristocracia y por la tendencia a la feudalización en las monarquías orientales.
c) Influida por la experiencia y formación griegas del Estado Mayor y la Corte Ptolemaicos en la terminología, en la figura intermedia del arrendatario de impuestos ( telonai), garantizado por fiadores, actuando a veces en grupos o sociedades, la intervención administrativa en los distintos ingresos reales, también es griega, pero ignora algo esencialmente griego: la propiedad privada, reconocida y protegida por el Estado como base de la sociedad y el librejuego de las fuerzas e iniciativas económicas.
Estas dos cosas nunca desaparecieron del todo, creando una especie de contradicción dentro del Estado Ptolemaico.
1.3 Con la muerte de Ptolomeo III Evergetes (221 a.C.)
Al morir este rey se cerró el ciclo de la grandeza de los Lágidas: En el siglo II a.C. se acentuó su decadencia por la explotación cada vez mayor de los indígenas y la gradual falta de incorporación de elementos grecomacedónicos.
Los Ptolomeos consideraron Egipto como su núcleo territorial central y no como una provincia: explotaron en su propio beneficio las creencias religiosas tradicionales e impulsaron, con algún éxito, la simbiosis greco-egipcia que suavizó los problemas de la heterogeneidad cultural interna
2. La Dinastía de los Reyes Lágidas o Ptolomeos
Los Ptolomeos fuera una dinastía macedonia que reinó en el Egipto helenístico. Fueron los únicos soberanos extranjeros que vivieron y reinaron, en toda la historia de Egipto, durante tres siglos, siendo Egipto la sede de su Estado.
2.1 El fundador de la Dinastía: Ptolomeo I Soter
El fundador de la Dinastía Lágída fue Ptolomeo I Soter (Salvador) (323-285), nombre que le dieron los Rodios por haberles librado de Demetrio Poliorcetes, que la asedió con grandes máquinas de guerra, aunque no pudo tomarla, siendo ayudados por Ptolomeo, quien tras ello, se le dio culto como salvador, después de haber sido consultado al oráculo de Amón si convenía que ellos le adorasen como dios , de donde le viene el nombre dinástico de Soter.
Era hijo de Lagos (de donde le viene a la Dinastía el nombre de Lágida), obscuro oficial macedonio de Alejandro, y de Arsinoé, prima de Filipo II de Macedonia. A la muerte de Alejandro, obtuvo el poder en Egipto y no lo dejó, convirtiéndolo en reino en el año 306, tras ser derrotado en Salamina de Chipre por Antígono el Cíclope y su hijo Demetrio Poliorcetes.
El rasgo dominante de su temperamento fue el buen sentido y la ambición. Eliminó a Pérdicas, tras haberle acusado de haber robado el cadáver de Alejandro y de querer sucederle delante del ejército macedonio. Casi no sintió la seducción del fasto oriental y en el trono egipcio no modificó su espíritu macedonio.
Ptolomeo fue uno de los primeros Diadocos que abandonó la idea de la unidad del Imperio de Alejandro y pasó su vida luchando contra los que querían restaurarlo.
Asegurada la independencia de Egipto, trató de defenderla, anexionándose las zonas limítrofes naturales del Valle del Nilo: Cirene, Palestina, Ce-lesiria, Fenicia y Chipre, aunque también, en los años 309-308, acudió en ayuda de la libertad de los griegos, estableciéndose en el Peloponeso, en Corintio y Sición e intentó casarse con Cleopatra, hermana de Alejandro Magno, para atribuirse derechos de sucesión al Imperio o al trono de Macedonia, ocupado por Casandro, su aliado natural contra la potencia de Antígono.
Sus objetivos en su reino fueron políticos y económicos: En primer lugar, defender a Egipto con un cinturón protector de tierras, conquistar zonas cercanas ya helenizadas, donde conseguir mercenarios y marineros para su flota, aprovisionarse de materias primas para el desarrollo político y económico de Egipto: cobre, madera, pescado y obtener divisas en forma de tributos o contribuciones, para colocar a Egipto entre las primeras potencias económicas.
Su política interior es casi desconocida, aunque parece ser que procuró reforzar el sistema autoritario de las estructuras tradicionales de explotación.
Hizo de Alejandría del Nilo la capital de su reino, convirtiéndola en una bella ciudad griega, metrópolis comercial que fue el granero de Egipto y también centro de irradiación artística. Se crearon el Museo y la Biblioteca, fundados por Demetrio de Falero, el hombre de Casandro, y durante su reinado comenzó la divinización o el culto a los soberanos, que comenzaron los rodios. Este culto, rendido al rey por los griegos, es un fenómeno típicamente helenístico, aunque el culto al héroe no era desconocido en Grecia. Era un macedonio de vieja cepa, no de la gran nobleza, que debió ser educado entre los pajes del rey y mostró su amistad firme a Alejandro hasta su muerte, encargándose de misiones delicadas, como la captura del sátrapa Bessos, el año 329.
Ptolomeo, en un principio, gobernó en Egipto como un sátrapa, como prueba el papiro griego más antiguo descubierto hasta el presente, el Papiro de Elefantina n.° 1, contiene una disposición que se fecha en el decimocuarto año de la satrapía de Ptolomeo.
Corresponde esta fecha al año 311. Entonces no había ya ningún rey, pero los gobernadores del imperio de Alejandro, los Diadocos, no tomaron ellos mismos el título de reyes hasta el año 306 a.C. o después.
2.1.1 Política interior de Ptolomeo I Soter
Ptolomeo I prosiguió la práctica iniciada por Alejandro Magno, fundando numerosas ciudades para establecer en ellas a los mercenarios griegos y macedonios cuyo apoyo dependía su poder. Pero estas ciudades no eran de estilo griego sino que mezcló a su gente con el pueblo egipcio, en el territorio o en las capitales de los nomos o provincias en que estaba dividido Egipto.
Estas metrópolis fueron a menudo ciudades de dimensiones reducidas, como Hermópolis, la ciudad de Hermes o Heracleópolis, la ciudad de Heracles. No tenían gobierno autónomo ni asamblea popular u otros organismos griegos sino que estuvieron sujetas a la autoridad del gobernador del nomo en que estaban situadas.
Ptolomeo fundó solamente una ciudad griega: Ptolemais, en el Alto Egipto, en la orilla occidental del Nilo, creando una especie de virreinato posiblemente para contrarrestar la gran influencia de Tebas y sus sacerdotes. Esta falta de ciudades griegas en el Egipto lágida puede deberse, a que, al contrario que Asia, Egipto respondía a una voluntad de centralización a la que la creación de ciudades hubiera puesto obstáculos.
Esta ciudad, junto con Alejandría y Naukratis, en el Delta, fueron las únicas representantes en Egipto de las tradicionales poleis griegas, con gobierno propio, aunque luego su autonomía decayó, y por ejemplo, Ptolemais vio limitada su autonomía por el general de la Tebaida, que había pasado a ser su principal magistrado. A otras ciudades les cambiaron el nombre, como Metana, en la Argólida o Latara, en Licia llamadas Arsinoé. Fundaciones nuevas fueron Arsinoé y Filadelfia, en Cilicia, así como Filoteria, cerca del lago de Genezareth. Otras ciudades autónomas fueron refundadas siguiendo modelos griegos, como Ake (Acre) que pasó a ser Tolemais y Tabbath-Ammán que se llamó ahora Filadelfia.
La política monetaria de Ptolomeo I no se mantuvo al patrón ático, constituyendo una excepción en el mundo helenístico la moneda real de los Lágidas, ya que acuñó según el patrón rodio y más tarde el de Cirene, que es también fenicio, con un tetradracma ligero de aproximadamente 14.25 gm. de peso. Este patrón fue adoptado después por Cartago. por Siracusa bajo Hieran II, por Chipre, Siria y Fenicia.
Ptolomeo I murió el año 282 y Seleuco siete meses después en una emboscada que le preparó Ptolomeo Keraunos. Con ellos acaba la generación de los Diadocos.
Su culto divino fue fundado por su hijo Ptolomeo II. que le instala, según Teócrito en un trono de oro al lado de Zeus, atribuyéndole unos honores que la Liga de los Ne-siotas le había atribuido, con unos honores "iguales a los de los dioses" 372.
2.2 Ptolomeo II Filadelfo (285-247 a.C.)
Ptolomeo II era hijo de Ptolomeo I y Berenice, la segunda esposa de su padre, que ya había tenido de su primera mujer, Eurídice, hija de Antípatro, otros tres hijos, por lo que no estaba, en principio. destinado a ocupar el trono. Nacido en la isla de Cos, tuvo excelentes profesores, como el gramático Zenodoto, el estoico Estratón de Lampsaco y el poeta Pilotas de Cos, que le hicieron aficionarse al estudio de las ciencias naturales, la botánica y la zoología. A diferencia de su padre, gustó más de la diplomacia que del campo de batalla. Su dioikités Apolonio fue uno de los creadores del Egipto lágida. Los principios de su reinado estuvieron inspirados por su segunda esposa (y hermana de padre y madre). Arsinoé II Filadelfo, mujer de gran carácter que le llevaba siete años y murió en julio del año 270.
Este rey fue quizás el soberano más rico y poderoso de su época, ya que las circunstancias favorecieron la prosperidad y grandeza de Egipto, lo que le permitió consolidar las fronteras de Nubia, al sur, asentar su dominio en la Siria meridional, en las dos primeras guerras sirias y algunas ciudades fenicias como Tiro y Sidón, establecer su hegemonía sobre la liga de ciudades egeas, enfrentándose con Antígono Gonatas en la Guerra de Cremónides (267-261), llamada así por el nombre del joven discípulo de Zenón, alma de la oposición ateniense contra Antígono. Al lado de Esparta y Atenas se encontraban las ciudades griegas opuestas a las tiranías filomacedónicasm.
Ptolomeo II y las dos primeras Guerras Sirias: El enfrentamiento entre Lágidas y Seléucidas
Estas guerras reciben este nombre porque el lugar geográfico donde se desarrollaron fue la zona de Siria. Las Guerras Sirias tuvieron lugar a lo largo de más de cien años, entre dos grandes dinastías herederas de Alejandro: Los Lágidas y los Seléucidas. Estas Guerras Sirias impidieron que la civilización griega se estableciera en Asia tan firmemente como debería haberlo hecho de no haber tenido lugar estos conflictos.
Los inició Ptolomeo II y la ciudad de Mileto, que pertenecía al imperio seléucida en el año 280, era ya egipcia en el año 279. Durante su reinado tuvieron lugar las dos primeras guerras sirias:
2.2.1 Primera Guerra Siria: 274-271
Los egipcios invadieron la Siria Seleucida, pero fueron derrotados por Antíoco I unido a Megas, medio hermano del rey egipcio, que gobernaba Cirene.
En el invierno del año 276-275, Ptolomeo II repudió a su mujer, Arsinoé I, hija de Lisímaco y Arsinoé II y se casó con su hermana y suegra, Arsinoé III, viuda de Lisímaco y Ptolomeo Kerauno, mujer de gran carácter e inteligencia, que convirtió la guerra casi perdida en un gran triunfo y en los años 273-272. Egipto poseía casi toda Fenicia y gran parte de la costa de Asia Menor, de Mileto a Cilicia.
2.2.2 Segunda Guerra Siria
Tuvo lugar durante los años 259-253, entre los reyes Ptolomeo II y Antíoco II. De esta guerra se ignoran casi todas las operaciones. Comenzó con el ataque de Antioco II a Ptolomeo II Filadelfo, por el apoyo de éste a la sublevación, en el año 262, de Éumenes, sobrino de Filétero, que se proclamó rey de Pérgamo. Sólo se sabe que terminó con la boda de Berenice, hija de Ptolomeo II con Antíoco II, aportando a su matrimonio una gran dote que se piensa puede tratarse del territorio de la Celesiria, que ambos contendientes se disputaban.
En general, se puede decir que esta guerra fue favorable a Egipto. En ella, las batallas de Cos y Éfeso, arrancaron a Egipto una gran parte del imperio ptolemaico y también perdió Egipto la hegemonía del mar.
Su hermanastro Magas, se proclamó independiente en Cirene hacia el año 275 (conservando el poder hasta su muerte en el año 250) aunque una hija de éste se casó con Ptolomeo III, afirmando así la presencia de la dinastía egipcia en esta región.
Ptolomeo II se interesó por el África interior, enviando expediciones a la IV catarata. Negoció con los nabateos, árabes independientes cuyo centro era la ciudad- rosa del desierto, Petra y fundó emporios en el Mar Rojo: Míos, Hormos, Filotera, Ptolemaida, Teron.
La política interior se dirigió a la organización del reino, dando forma definitiva a la codificación del sistema de explotación de Egipto, concebido como un bien patrimonial del soberano, haciéndose más orgánica e intensificando las actividades. En esta organización desempeñó un papel preponderante el dioiketés Apolonio. Esta organización perfeccionó y reactivó las estructuras tradicionales de explotación del país. Tuvo como novedad la introducción de la moneda y la creación de la banca real. También se realizaron grandes trabajos de obras públicas, reactivándose el canal de Necao que unía el Nilo con el Mar Rojo.
Se desecó y explotó metódicamente la depresión del Fayum, asignando parcelas a altas personalidades, se intensificó la propaganda real y la política de prestigio, incrementándose los fondos de la Biblioteca y el Museo. Se organizaron grandes fiestas que consagraban el poder real, destacando las Ptolemaia, instituidas en el año 280 en honor de Ptolomeo I, a imitación de los juegos olímpicos. De esta forma se inauguró el culto al soberano, que en esta primera época se reservó a los familiares difuntos, que se convirtieron en dioses sotéricos o salvadores .
Más tarde se divinizó a la reina Arsinoé II, que ya en vida había tomado la actitud de Afrodita, con la introducción de ciertas costumbres relacionadas con Adonis. Al establecerse el culto a Arsinoé II (a la que se asoció con el dios viviente), ésta es elevada por los Dióscuros a su vivienda entre los inmortales, mientras que su muerte se designa con la expresión partió hacia la morada de los dioses.
2.3 Ptolomeo III Evergetes I Trifon (247-227 a.C.).
2.3.1 Tercera Guerrá Siria o Guerrá Leodicea. El apogeo del Imperio Lágida
Este rey era hijo de Filadelfo y Arsinoé I, aunque luego fue adoptado por la segunda de este nombre y como hijo suyo figura en los documentos oficiales.
Fue llamado el Bienhechor o Evergetes, expresión de un ideal monárquico influido por la filosofía estoica o por la cínica. Soberano muy culto, fue discípulo de Apolonio de Rodas, sucesor de Calimaco en la dirección de la Biblioteca de Alejandría y gran amigo de Eratóstenes. Por el Decreto de Canopo, en el año 238, que concluyó el gran sínodo de los sacerdotes egipcios, impuso la reforma del calendario bajo las influencias de las tradiciones griegas, en el que conjugaban el año de 12 meses de 30 días más 5 días epagómenos o suplementarios = 365 días y el año sotíaco de 365 días y 1/4. En el año 237, Evergetes introdujo un 6° día epagómeno cada cuatro años, para restablecer la concordancia entre los dos sistemas. Esta reforma capital, imitada más tarde por César, conmemorada en el Decreto de Canopo, fue inspirada por los astrónomos griegos, entre ellos Era-tóstenes, pero no se siguió por la resistencia del clero indígena.
Los primeros años de su reinado fueron bastante agitados y se le acusa de haber hecho asesinar a Apolonio, último dioiketes de su padre y a su hermano Lisímaco que desapareció obscuramente.
Sucesos en Siria le obligaron a emprender la Tercera Guerra Siria o Guerra Leodicea que duró desde el 246 al 241. En apoyo de su hermana Berenice, última esposa de Antíoco II y en contra de Laódice (primera esposa repudiada por Antíoco II para casarse con Berenice) y su hijo Seleuco II, intervino Ptolomeo III de nuevo. Aunque poco belicoso, se le puede considerar como el gran conquistador de la Dinastía, representando sus posesiones el apogeo del Imperio Lágida.
El rey enumeraba sus conquistas en la inscripción de Adulis: Cilicia, Pamfilia, el Helesponto y Tracia, sin contar Bactriana: Los egipcios se establecieron en Seleucia, el puerto de Antioquía. Las posesiones de Cilicia y Panfilia fueron aumentadas. En Caria, se apoderó de Euromos, Pedasos y Bargilia. En Jonia. poseyó, Mileto, Éfeso, la isla de Samos, Lebedós y Colofón, junto al mar y Heraclea de Latmos. En Eolia, tuvo la isla de Lesbos. En el Helesponto, Abidos. En Tracia, las ciudades de Lisimaquea, Enos y Maronea. Las islas de Samotracia y Tasos y posesiones en el Quersoneso. La derrota de Andros, en el año 245, le hizo perder el protectorado sobre las Cicladas y poseyó Cirene por su matrimonio con Berenice, hija de Magas.
Este dominio del mar fue conservado durante el reinado de su sucesor, Ptolomeo IV Filopator, pero, poco a poco, se fue perdiendo hasta quedar reducido a Chipre.
Sus éxitos en Asia, en el curso de la Tercera Guerra Siria parecen repetir los escritos de la política expansionista de los faraones del Imperio Nuevo. Pero aunque llegó hasta Babilonia, esta guerra le sirvió sólo para conseguir un gran botín.
Intervino en Grecia, donde ayudó a Atenas a librarse del dominio macedonio y fundó en esta ciudad un gimnasio llamado Ptolemaéion, siendo honrado con la institución de la treceava tribu. También apoyó la Confederación aquea y al rey Cleomenes, aunque luego, siguiendo sus propios intereses, lo abandonó.
Durante su reinado comenzó la aparición de los primeros problemas sociales y comienzan las agitaciones de los indígenas. El avance triunfal de Ptolomeo III hacia el Éufrates fue detenido por una revuelta en Egipto, de la que no se sabe nada más que su existencia.
Fue también un soberano culto. Había sido discípulo de Apolonio de Rodas, sucesor de Calimaco en la dirección de la biblioteca de Alejandría. Su reforma del calendario revela un gusto por el estudio de las matemáticas, pero reinó sobre un reino inmenso, en el que faltaba la plata, ya que se constata por primera vez una baja en las acuñaciones, en la primera devaluación conocida de la época helenística.
2.4 Ptolomeo IV Filopator (221-204 a.C.).
2.4.1 La IV Guerrá Siria: Rafia (217 a. C.)
Este rey sucedió a su padre a los veintidós años de edad, siendo el protagonista de esta época junto con el Seléucida Antíoco II, que reina desde el 223 y el Antigónida Filipo V de Macedonia que subirá al trono el año 221. Estos reyes afrontaron, con mayor o menor éxito, los problemas de sus respectivas monarquías, que eran, para el Seléucida, los de Siria y su enfrentamiento con los Ptolomeos. Y para Ptolomeo IV los problemas con los Seléucidas y el agravamiento de las tensiones interiores. Filipo V de Macedoma conocerá la inconstancia de las Ligas y el enfrentamiento con Roma.
Ptolomeo IV Filipator estaba en manos de un visir, Sobibio, al que Polibio nos presenta como un verdadero malhechor que instigó la muerte de la reina Berenice, la de su tío Lisímaco y su segundo hijo, Magas y también la del rey Cleomenes de Esparta que se había refugiado en la corte de Alejandría.
A pesar de estas opiniones en su contra, Sosibio logró mantener el trono Lágida, desviando una invasión de Antíoco III el Grande de Siria, enrolando a numerosos mercenarios y armando a los indígenas, hecho sin precedente en toda la historia ptolemaica, aunque resultó errónea, porque favoreció la insurrección de los egipcios.
En esta IV Guerra Siria (219-217), la batalla entre ambos monarcas tuvo lugar cerca de Rafia, el 22 de junio del año 217. El triunfo favoreció a los egipcios y Antíoco III debió abandonar Egipto, firmándose una paz en la que entregaba a Ptolomeo la Celesiria.
Pero esta nueva situación tuvo consecuencias inesperadas dentro de Egipto: El poder real perdió prestigio y las representaciones se hacen egiptizantes. Se provocó un entusiasmo nacionalista que terminó con la secesión de la Tebaida constituida en reino independiente durante veinte años (de 207 a 187) con los faraones indígenas Harmakhis y Ankhmakhis y se interrumpió el comercio con Nubia.
2.5 Ptolomeo V Epifanes. La V Guerrá Siria.
2.5.1 Apamea (188 a.C.) y Magnesia (189 a.C.)
A la muerte de Ptolomeo IV, Sosibio y Agatocles, ocultaron la muerte del rey, hicieron asesinar a la reina Arsinoé y tras la muerte de Sosibio, Agatocles se convirtió en regente de Ptolomeo Epifanes (204-181), aún menor de edad, siendo sustituido al poco tiempo por Tlepólemo, gobernador de Pelusa que le hizo envenenar.
Antíoco III le ganó la Celesiria en la V Guerra Siria (202-201) y poco a poco Egipto fue perdiendo posesiones en el Egeo. En la paz de Apamea (año 188) en la que Ptolomeo V, casado con Cleopatra, hija de Antíoco III, esperaba recuperar alguna de sus posesiones, tras la derrota de su suegro por los romanos en la batalla de Magnesia (año 189), ni siquiera fue mencionado.
La política exterior fue también complicada en este reinado, por las intrigas cortesanas y se puso fin a las continuas rebeliones indígenas del Bajo Egipto, endémicas desde la batalla de Rafia. Así en el año 186 terminó la rebelión de la Tebaida, creció el poder de la clase sacerdotal, disminuyen los ingresos del poder real y hubo una gran inflación en la moneda de bronce, única que circuló desde que en el año 210 desapareció de la circulación monedas de plata.
Todos estos hechos llevaron al nombramiento del rey mayor de edad a los catorce años, con lo que se pretendió restablecer el orden frente a los crecientes antagonismos de las facciones cortesanas. El reino Lágida, desde la muerte de Epifanes en el año 187, sobrevivió ciento cincuenta años, desintegrándose poco a poco, con una serie de características comunes en cada reinado:
En el interior, una serie de Reinas ambiciosas, reyes menores de edad en poder de ambiciosos ministros y allegados, continuas guerras dinásticas, con lo que se produjo la disgregación y crisis de las estructuras tradicionales. Los ingresos del rey se iban reduciendo por la pérdida del imperio y por la desintegración del poder real. En el exterior, se pierde la Cirenaica y finalmente Chipre. La influencia romana gana puestos y se acerca lentamente. Y así, durante los 50 últimos años de su independencia. Egipto fue un peón del juego de los generales romanos por el poder.
2.6 Ptolomeo VI Filometor (181-145 a.C.).
2.6.1 La VI Guerrá Siria
Este rey sucedió, siendo aún niño, a su padre. Ptolomeo V Epifanes, que murió envenenado, reinando bajo la regencia de su madre, Cleopatra I, hija de Antíoco III de Siria hasta que ésta misma murió, en el año 176. En el Imperio Seléucida, en el año 187, Seleuco IV sucedió a su padre Antíoco III, muerto por las preocupaciones que le había producido los desastres y la indemnización puesta por la paz de Apameal.
Seleuco IV era enemigo potencial de Roma y Pérgamo y en el año 175, murió asesinado por su ministro Heliodoro, sucediéndole Antíoco IV Epifanes, hijo menor de Antioco III, partidario de Roma y Pérgamo.
En la corte del joven Ptolomeo los regentes eran Eulaios y Lenaios hasta que a los quince o dieciséis años de edad, en el año 170 a.C. el rey fue declarado mayor de edad y contrae matrimonio con su hermana Cleopatra II, asociando al trono a su joven hermano Ptolomeo VIII Fiscón, desapareciendo los regentes para dejar paso a otros dos: Cómanos y Cyneas.
Después de cinco años de enfrentamiento latente por la región a la que los dos reyes creían tener derecho, uno por su madre, otro como herencia de su padre, Ptolomeo VI y Antíoco IV Epifanes sostuvieron la VI Guerra Siria (170-168), en la que no intervino Roma, aunque el problema se presentó ante el Senado pero que terminó con la intervención romana y tomado prisionero por los alejandrinos, se vio obligado a aceptar la división del reino con sus hermanos Cleopatra II y Fiscón (que luego reinaría con el nombre de Ptolomeo VIII).
Las intrigas, luchas populares, amotinamiento de los soldados y el enfrentamiento de los hermanos. acabaron por hacer perder el trono a Ptolomeo VI, que se refugió en Roma hasta que fue llamado por los habitantes de Alejandría en el año 163, dividiéndose el reino en dos: Ptolomeo VI Filometor reinó en Alejandría, sobre Egipto y Chipre, Ptolomeo VIII Fiscón gobernaría en la Cirenaica. A Ptolomeo VI, muerto en el curso de una campaña en Siria, le sucedió su hijo Ptolomeo VII Neos Filopator (145) contra el que se sublevaron los alejandrinos que reclamaron a Ptolomeo VIII Fiscón.
Este se casó con su hermana Cleopatra II, madre de Ptolomeo VIl, al que mandó matar y ocupó el trono de Egipto.
2.7 Ptolomeo VIII Evergetes II Fiscón (145-118 a.C.)
Ptolomeo VIII tuvo un largo reinado, caracterizado por las contiendas familiares, ya que se casó también con Cleopatra III, hija de su mujer Cleopatra II, y ambas reinas eran enemigas entre sí, favoreciendo el rey a Cleopatra III. Este trío hizo frente común ante la visita a Egipto de Escipión Emiliano, en el año 140-139, pero a continuación se deshizo.
En estas luchas ganó Cleopatra II apoyada por los griegos de Alejandría y los hebreos, quedando como única reina, junto con Ptolomeo Menfites, hijo de Fiscón (al que su padre hará asesinar más tarde) mientras éste, que estaba apoyado por los elementos indígenas y Cleopatra III, tuvieron que refugiarse en Chipre hasta que en el año 124 se consiguió la reconciliación de las dos reinas y Fiscón.
Estos problemas familiares de la dinastía reinante y la debilitación de la realeza influyeron notablemente en el reino, donde se produjo: Anarquía, desorden, inseguridad. Disminución de las riquezas del país, los reyes deben acceder a peticiones del pueblo para obtener los recursos que necesitan. la concesión de privilegios fiscales a griegos, la concesión de tierras a sacerdotes y ampliación del derecho de asilo en los templos y la condonación de impuestos atrasados a los campesinos.
En cuanto a la cultura, Fiscón, expulsó a los intelectuales del Museo de Alejandría porque apoyaban a Cleopatra II. Un hecho positivo de su reinado fue que se intensificó el comercio con Oriente por el descubrimiento de los monzones.
2.8 Los últimos Lágidas: Ptolomeo IX Filometor Soler II Látiro (118-80 a.C.) y Ptolomeo X Alejandro (118-88 a.C.)
A la muerte de Fiscón se reprodujeron de nuevo las luchas familiares, entre los hijos de Cleopatra III: Ptolomeo IX Filometor Soler II Látiro (118-80 a.C.) y Ptolomeo X Alejandro (118-88 a.C.) disputándose Egipto y Chipre, que terminaron con la muerte de este último.
En la Cirenaica reinaba otro hijo de Ptolomeo VIII, Ptolomeo Apion, que a su muerte en el año 96, dejó sus dominios en herencia al pueblo romano (que no la organizó como provincia hasta el año 74 a C ) y dio la libertad a las ciudades griegas.
Los últimos años de Ptolomeo IX fueron de inactividad. Sus dos hijos estaban en poder del rey Mitrídates del Ponto. Su sobrino Ptolomeo XI (hijo de Ptolomeo X) estaba refugiado en Roma. El rey tuvo que reprimir una sublevación en el alto Egipto.
2.9 Ptolomeo XI Alejandro II (80 a.C.)
Fue puesto en el trono por el general romano Sila, Ptolomeo XI reinó sólo unos pocos meses, ya que fue muerto en una rebelión contra él tras haber ordenado el asesinato de su prima y esposa. Cleopatra Berenice, viuda de Ptolomeo X.
También dejó su reinado como herencia a Roma, pero el testamento fue considerado falso y se convirtieron en reyes sus dos hijos, Ptolomeo XII Neo Dionisos en Egipto y Ptolomeo, su segundo hijo, antes en poder de Mitríades, en Chipre, hasta el año 58, en que fue anexionada por Roma.
2.10 Ptolomeo XII Neo Dionisos Auletes (80-54-51 a.C.)
También Ptolomeo XII Neo Dionisis Auletes reinó en Egipto416, pero no fue reconocido por Roma hasta el año 59, por iniciativa de César. Fue expulsado de Egipto por sus súbditos, siendo repuesto en el trono en el año 55 por el gobernador romano Aulo Gabinio, que le dejó para su protección una guardia romana.
El rey tiranizó a su pueblo y, arruinado, nombró dioiketés al romano Cayo Rabirio Póstumo.
Al mismo tiempo, se iban descomponiendo las estructuras tradicionales de este reino y bajo el reinado de Auletes, los clerucos disponían libremente en testamento, de sus tierras, generalizándose las inmunidades concedidas a las tierras de los templos.
Auletes, casado con Cleopatra VI, fue sucedido por sus dos hijos: Ptolomeo XIII y Cleopatra VII Tea Filopator (51-30). La fuerte personalidad de esta reina, último faraón de Egipto, ensombreció los reinados de sus dos sucesivos corregentes, maridos, y hermanos, Ptolomeo XIII Filadelfo (51-47) y Ptolomeo XIV Filopator (47-44).
El último rey de esta dinastía, Ptolomeo XV (44-30) fue llamado Cesarión y era hijo de Cleopatra VIl y César. La batalla de Actium terminó con las ambiciones de la última de los Lágidas, que prefirió hacerse envenenar mordida por un áspid, que caer en manos de Octavio.
Tras su muerte, Egipto fue anexionado al dominio romano, no como provincia, sino como posesión personal de los príncipes, Augusto y sus sucesores.
3. Organización de Egipto bajo los Ptolomeos
La historia de Egipto en época helenística puede dividirse en dos épocas: Antes y después de Ptolo-meo Filadelfo, ya que este rey, el segundo de la Dinastía, llevó a cabo importantes reformas que convirtieron su reinado en un hito.
1. Antes de Filadelfo: Egipto era un país con una cultura altamente desarrollada, un larga civilización y fuertes tradiciones en todos los aspectos de su vida religiosa, política, administrativa, jurídica y social y económica, que ya había recibido influencias exteriores, desde el III milenio, pero que ya en el I milenio, en época saíta, estuvo estrechamente ligada al mundo griego.
Durante las dos dominaciones persas, el país se abrió a persas y a otras influencias orientales. Un país del que sabemos muy poco de los procedimientos utilizados por los agentes de Alejandro y tampoco se sabe mucho de lo que se hizo durante el reinado de Ptolomeo I Soter, pero Egipto se transformó en un reino macedónico independiente, con grandes recursos económicos, con una marina y un ejército fuertes, en situación social y económica privilegiada.
No hay que olvidar que Ptolomeo Soter era un macedonio helenizado, ajeno a Egipto y debió tener dificultades en la fusión y utilización de elementos egipcios y helénicos en la administración del país, cuya situación debía ya de ser complicada por la presencia de elementos persas.
Se da por supuesto, a menudo, que los primeros Ptolomeos establecieron una diferencia entre griegos-macedonios y egipcios y, que la sustitución de la capital del país, Menfis, por Alejandro y el traslado al Sema de esta ciudad del cuerpo de Alejandro señaló la diferenciación definitiva.
Aunque se ve que, efectivamente, hubo determinados privilegios para las tropas macedonicas, que no pagaban ciertos impuestos o que los colonizadores griegos y orientales estaban organizados en politeúmata o grupos raciales con sus propias leyes, no existe una confirmación real de una discriminación racial drástica y tanta especialización macedonios -ejércitos, egipcios- agricultura, como se ha pensado, ya que desde los primeros tiempos, Ptolomeo I fue el iniciador de la táctica de establecer en Egipto el mayor número posible de estos mercenarios griegos, macedonios, persas y orientales, en lotes de tierras, con la obligación de prestar servicio militar cuando se le exigiese. La mayor parte de los griegos que vivían en el campo egipcio o chôra, aunque no tenían gobierno autónomo reconocido, tenían sus instituciones educativas propias (gimnasios) que gozaban de ciertos privilegios como poseer tierras y recibir sus productos y formaban asociaciones de carácter religioso, nacional o social. Lo más importante de estos politeúmata es que tenían privilegios y derechos especiales, por ejemplo, el politeúmata de los judíos de Alejandría tenía sus casas propias de oración y tal vez su jurisdicción.
Tal vez de parecida importancia eran las asociaciones de alumnos de los gimnasios, que los mantenían con sus cuotas y administraban las instituciones básicas de la vida griega en Egipto.
Estos grupos también estaban relacionados con el ejército que los Ptolomeos mantenían en su territorio. Lo que sí se sabe es que existían tribunales especiales para los extranjeros. El derecho civil griego se incorporó al código legal de Alejandría y tal vez a las otras ciudades griegas de Egipto. A estas leyes sólo podían recurrir los jueces griegos y los oficiales reales autorizados. Los indígenas conservaron sus tribunales.
Pero estos privilegios eran solamente mercedes del rey a individuos o grupos y no eran derechos reconocidos como tales por el rey. La creciente sustitución de la economía tradicional por la monetaria requirió la ayuda de financieros griegos y también científicos fueron llamados para organizar los proyectos de cultivos, basados en métodos científicos.
Administradores griegos figuraron también en la burocracia que administraba el país. La koinè o forma internacional del griego, basada en el dialecto ático, fue la lengua de la corte, el ejército y la administración.
Los egipcios cultos, algunos sacerdotes superiores y los oficiales de la administración, formaron en cierta aristocracia nativa que sabía griego, mientras que el pueblo egipcio, en general, nutrió la clase de los artesanos o arrendatarios de tierra real o recibían lotes de tierra ( kleroi), aunque otros habían adquirido tierras propias, tomando una clase manual y trabajadora opuesta a la administrativa y directora.
La gran mayoría de los egipcios aceptaron esta situación pasivamente, muchos aprendieron el griego y sacaron provecho a las nuevas condiciones y aún en el siglo III a.C. hallamos egipcios en posiciones de bastante autoridad, a pesar de las numerosas rebeliones de las que hemos hablado.
La asimilación se puso de manifiesto, particularmente. en la esfera religiosa. La clase sacerdotal, que era el principal depositario de las tradiciones nativas y que más de una vez formó dirigentes a los levantamientos populares, fue favorecida.
Aunque los primeros Ptolomeos no toleraron ningún desafío a su autoridad, fundaron nuevos templos y agrandaron y embellecieron los antiguos. En realidad, los griegos de Egipto, como los de Babilonia, no pudieron tener un conocimiento profundo de los sistemas religiosos de estos países, ya que los textos sagrados que los explicaban no se tradujeron nunca.
Manetón fue un sacerdote que cumplió, al parecer por indicación real, en época de Ptolomeo I, utilizando los archivos de los templos y las tradiciones, una historia de Egipto en griego, Aegyptiaca, perdida actualmente excepto algunos fragmentos que han llegado a nuestros días. Se le debe, sobre todo, las listas reales faraónicas y su distribución en Dinastías.
Fue bajo el reinado de Ptolomeo I cuando se creó el culto del dios Serapis, que se ha tenido como elaborado por el rey, aconsejado por Manetón y por un teólogo griego, tal vez eleusino. Timoteo, para formar un culto que aglutinase a sus súbditos griegos y egipcios
El éxito de Serapis se explica por la mezcla entre las características de Osiris, una divinidad antropomorfa, era en su culto menfita, una divinidad chtónica del trigo, garante de la prosperidad y la vida eterna y su asimilación con Hades-Plutón, señor del reino de los muertos y de las riquezas de la tierra. El fenómeno más interesante de este culto es su difusión mediterránea, que a menudo se ha asociado al imperialismo lágida, aunque parece que fue expontánea.
4. Los territorios del Imperio Ptolemaico. Posesiones Lágidas fuera de Egipto
A menudo se ha invocado los móviles económicos posibles e las conquistas de los Lágidas fuera de Egipto. Los Ptolomeos necesitaron grandes cantidades de dinero para pagar una mano de obra especializada griega, arquitectos, ingenieros, y sobre todo, mercenarios, además de los caballos, los elefantes y las armas para equiparlos.
Además necesitaban materias primas que no tenían en su país, como hierro. Esto les hizo buscar el dominio de los territorios de la franja Siria y Asia Menor, adonde confluían las vías de comercio terrestre que venían del Extremo Oriente y las occidentales.
Las posesiones de los Ptolomeos fuera de Egipto fueron muy extensas, aunque variaron con el tiempo, siendo muy extensas en el siglo III a.C. aunque se habían perdido casi todas en el siglo II a.C. 435.
Estas posesiones aportaron grandes rentas, aunque las fuentes para su conocimiento son escasas y están muy dispersas.
Los territorios dominados intermitentemente y con diferente fortuna por los Ptolomeos fueron:
4.1 Cirenaica
La Cirenaica era como un apéndice de Egipto, gobernada por un miembro de la familia real. Era el país más rico en agricultura, uno de los graneros del mundo antiguo y famosa por sus caballos. Fue de los Ptolomeos desde el año 321 (con el breve paréntesis de su independencia entre los años 258 y 246 a.C.) hasta el año 96 a.C.. Cirene era ya una posesión de Ptolomeo en uno de los primeros repartos del Imperio de Alejandro, en el 3I6. Entre 277 y 274 a.C., Ptolomeo II redujo la secesión de esta provincia de su medio-hermano Magas, al que Ptolomeo I había confiado la Cirenaica y en esta ocasión tuvo lugar una revuelta de sus mercenarios galos. Más tarde, la hija de Magas se casó con Ptolomeo III, manteniendo Cirene para los Ptolomeos. En la lucha entre los hermanos Ptolomeo VI Filometor y Ptolomeo VIII Evergetes II, Evergetes obtuvo la Cirenaica y en su testamento la legó a Roma si moría sin hijos.
Cirene, patria de Calímaco, era su ciudad más importante, con una gran población no griega, sobre todo de judíos.
Los fundadores venían de Tera (la actual Santorini), una isla del Egeo en la que se habían asentado colonos espartanos.
La ciudad se levantaba sobre una gran meseta que desciende por el norte y el noroeste, formando dos terrazas, situadas a un kilómetro, aproximadamente, de la orilla del mar. Una de las terrazas estaba ocupada por la acrópolis, a cuyos pies se encontraba la fuente de Apolo y el santuario del dios; al este, estaba la colina con el templo de Zeus Lykaios y, en medio, el ágora. el punto central de las ciudades griegas.
El elemento principal de la estructura urbanística de Cirene era la gran calle que corriendo en sentido oeste-este, unía la acrópolis con la zona oriental de la ciudad, calle cuyo trazado fue atribuido por Píndaro a su fundador, Bato. Esta calle, además de urbanística, tenía una importante función de culto, ya que por ella pasaban las procesiones que partiendo de la acrópolis, pasaban por el ágora y terminaban en el templo de Apolo.
La ciudad fue asediada por los persas en el año 518 a.C. que intentaron conquistarla, pues tenía un excelente posición estratégica en las rutas que bordean al Mediterráneo y su territorio, con ricas praderas, era apto, para la cría de caballos y del sílfio, una planta salvaje muy buscada como condimento alimenticio, aunque también por sus cualidades como fármaco y forraje.
4.2 La Liga insular
Las islas del Egeo, incluidas en la Liga insular, no fueron nunca tratadas por los Ptolomeos como una provincia, ya que eran aliados y no dueños de ellas. Poseyeron o dominaron las Cicladas, con alguna intermitencia, desde los años 285 a 245 a.C. y Samos, del 281 al 201 a.C.
El tributo y los fondos de la Liga, aunque estaban bajo la intervención de los reyes, representados por los navarcas, nesiarcas y ecónomos, se gastaban, principalmente, en el mantenimiento de la flota, elemento importante de los ejércitos ptolemaicos.
4.3 Posesiones lágidas en Asia Menor
La mayor parte de la costa de Asia Menor, desde el Calicadno, en Cilicia, hasta Éfeso, tal vez desde antes del año 372, intermitentemente, hasta el año 197 a.C.447.
Gran parte de las costas del Helesponto y Tracia con Lesbos y Samotracia desde el año 241 a.C. hasta aproximadamente, el año 202 a.C. incluyendo Abdera.
4.4 Ciudades griegas
Poseyeron las ciudades de Tera, Metana (en la Argólida) e Itanos (en Creta), hasta el año 146 a.C.449.
Las ciudades griegas del Imperio Ptolemaico tenían menos libertad que otros territorios que componían los dominios ptolemaicos. Su primer deber era participar en la defensa del imperio. Todas tenían estacionadas en ellas fuertes guarniciones ptolemaicas, aunque conservaban su gobierno autónomo y su derecho a imponer tributos y a gastar en sus propias necesidades el dinero que recaudaban. Las ciudades tenían el deber de mantener a los hombres de ejército y a sus caballos. Una gran parte de la flota era provista por las ciudades del imperio, griegas y fenicias, por el método de la trierarquía griega. Esta carga no se limitaban a las ciudades provinciales, pues Naucratis y Alejandría también participaban. La carga más pesada de estas ciudades era la intervención real de las finanzas y los impuestos reales, además de los tributos propios de las ciudades. Todos los tributos que las ciudades cobraban a sus ciudadanos y residentes eran fiscalizados por los agentes financieros del rey así como en qué se gastaban. Los impuestos pagados por los residentes de las ciudades griegas eran arrendadas a gentes de la misma localidad y a veces se subastaban en Alejandría.
4.5 Otros territorios
Otros de los territorios que formaba parte del Imperio Ptolemaico era Licia, capital Telmeso, una importante zona exportadora de madera y una rica región de huertas y pastos. Esta región tuvo una historia muy peculiar. Figura entre las posesiones de Ptolomeo II en el idiolio XVII de Teócrito, compuesto antes de la muerte de Arsinoé II en el año 270, con Fenicia, Arabia, Siria, Libia, Etiopía, Pamfilia, Cilicia, Caria y las Cicladas.
Formó una especie de reino vasallo, tras el reinado de Ptolomeo III Evergetes I (247-222). que la entregó a Ptolomeo, hijo de Lisímaco. Aún era de los Ptolomeos en el año 201 y tras la Paz de Apamea (año 188) pasó a Eúmenes de Cardia junto con Éfeso. Su organización financiera era a base de dos principales impuestos pagados a la corona: El pagado por los propietarios de huertas y el derecho de pasto pagado por los propietarios de rebaños, además de otros pagados por los habitantes de las ciudades propietarios de campos, sobre los productos obtenidos.
La organización ptolemaica de Licia sirvió de directriz para organizar otras posesiones ptolemaicas en Caria, Tracia, alguna isla del Egeo y Jonia. Las ciudades fueron gravadas con duros impuestos y también debieron contribuir a los ingresos reales.
Existían también grandes extensiones que eran dominios directos del rey, sobre todo en el Quersoneso tracio, aunque se desconoce su forma de administración. En las provincias, los intereses reales estaban vigilados por agentes especiales del dioceta de Alejandría denominados ecónomos.
4.6 Chipre. Siria y Fenicia
Chipre era una importante posesión de los Ptolomeos, con sus minas de cobre, su importante producción de madera y su floreciente agricultura. Fue su última posesión exterior, que mantuvieron hasta el año 56 a.C.
Siria, Celesiria (Fenicia y Palestina): había una estrecha y lógica relación (debido a su proximidad), entre Chipre y Fenicia y las ciudades chipriotas tenían un carácter semi-fenicio y semi-griego y tal vez estaba organizada la isla de la misma forma que las provincias ptolemaicas cercanas.
Fenicia fue invadida en el año 315 por Antígono. Y en Tiro, que resistió, hizo condenar a Casandro a muerte por la armada macedónica, haciéndose conferir el título de epimeletes de Alejandro Magno.
Esta zona fue objeto de unos grandes conflictos diplomáticos y los reyes de Chipre se dividían entre Ptolomeo y Antígono. Ocupada Chipre por Demetrio hasta el año 294. fue tomada por Ptolomeo I.
Sobre la organización de estas provincias de Siria, Fenicia y Palestina, cuyo agente principal por algún tiempo del dioceta Apolonio fue el repetidamente nombrado Zenón.
La organización fiscal de Siria y Fenicia estaba hecha a base de hiparquías, en vez de nomos, sistema tal vez heredado de los persas. Estas hiparquías se dividían en pueblos.
La población se componía de Griegos: funcionarios reales, el ejército de ocupación, soldados asentados como clerucos, inmigrantes de regiones helenizadas y la propia población helenizada de sus ciudades, como los fenicios helenizados de la alta categoría, Filocles, rey de Sidón y Diotimo, hijo de Dionisio, vencedor en una carrera de carros en una inscripción de Sidón del siglo III a.C.
Sobre los indígenas o laoí existe menos información. Pagaban un phros al rey. Algunos eran esclavos y debían ser declarados al ecónomo bajo pena de serle expropiados al dueño y al pago de una multa, aunque el tema de la esclavitud, la servidumbre y también los esclavos sagrados ( ieróduloi) sea muy poco conocido en esta época4S9.
La unidad fiscal y económica era el pueblo habitado por los laoí. Cada pueblo se alquilaba, como conjunto, a los recaudadores generales de la renta, que pertenecían a una categoría superior a la de los jefes del pueblo. Estaban encargados de todas las rentas del rey en el pueblo y eran responsables de ellas.
4.7 Palestina
País organizado desde época muy antigua y ahora en situación delicada con respecto a los nuevos conquistadores, fue rodeada de un cinturón de ciudades fortificadas de tipo griego: La línea de ciudades costeras desde Gaza a Fenicia. Otra línea al este del Jordán. Otra línea al sur del país de los idumeos, donde se encuentra la fortaleza de Beth-Zur. Palestina estaba dividida para fines administrativos y de tributación, en regiones: Idumea, con su floreciente capital Marisa, con población griega y sidonia. Amanitis, capital Filadelfia, importante centro militar y civil ptolemaico, Galaadidis, etc.
Más tarde se la dividió en nomos y en toparquías, con una organización muy similar a la de Siria y Egipto. Pero estas divisiones se conciliarían muy difícilmente con los contrastes sociales y económicos de la provincia, que comprendía: El estado-templo o estado sacerdotal de Judea, con su organización teocrática, cuyos impuestos eran recaudados por el rey-sacerdote, que era el responsable ante los Ptolomeos y sus numerosos pueblos gobernados por jeques.
Florecientes ciudades de tipo griego y oriental, agrícolas, industriales y comerciantes. Tribus indígenas como las que vivían en Amantis en tiempos de Ptolomeo Filadelfo con su propio jeque, el famoso Tubías y colonos griegos en las diferentes regiones de Palestina excepto en Judea y las colonias militares.
5. El sistema económico de los Ptolomeos
El sistema económico del reino Lágida estaba basado en conceptos orientales e influido por la formación y experiencias griegas. Griega era la idea de introducir entre los contribuyentes y los funcionarios gubernamentales una clase de intermediarios arrendatarios de impuestos o telonai, garantizado por fiadores, que a veces actuaban en grupos o sociedades. Pero la reforma ptolemaica ignoraba la esencia del sistema económico griego, que era la propiedad privada, reconocida y protegida por el Estado, como base de la sociedad y el libre juego de las fuerzas e iniciativas económicas en las que no intervenía el Estado sino muy raramente.
Estos dos principios básicos no se suprimieron del todo, pero fueron limitados y restringidos para adecuarlos al esquema de la centralización ptolemaica.
6. Rasgos determinantes de la organización del Egipto Ptolemaico
6.1 La tierra: Distribución y cultivo
La agricultura era el fundamento del sistema económico egipcio. Con el agua del Nilo, convenientemente administrada, obtenían abundantes cosechas de cereales, verduras, hierbas, legumbres, plantas oleaginosas de todas clases, también cultivaban viñas, olivos y muchas clases de árboles frutales. El grano era utilizado como moneda por el gobierno.
El normal suministro del agua para el riego hacía necesaria una buena distribución y un control de los riegos, así como un trabajo continuado de conservación, del que se encargaban, estacional y obligatoriamente, todo el pueblo.
También en esta época había exenciones a este trabajo, existiendo el privilegio de poderlo sustituir por dinero, que sólo solían tener los griegos y los sacerdotes.
Aunque la información sobre este tema no es muy precisa, parece ser que desde tiempo antiguos existían varias clases de tierras:
gê basiliké: La tierra administrada directamente por el rey.
gê afései: La tierra dejada o concedida a otras personas.
gê politiké: La tierra asignada a las nuevas ciudades griegas de Alejandría y Tolemaide y también la de Naucratis, tal vez división de la afései.
A la tierra concedida o ofései pertenecían la tierra de los templos, la empleada para remunerar a los distintos empleados del Estado, además de los soldados y los diferentes grados de servidores.
Los altos auxiliares del rey tanto civiles como militares, recibían tierras regaladas o doreaí.
I. La tierra real gê basiliké era cultivada por agricultores y granjero reales que eran los hombres libres, no siervos ni vinculados a un lugar y a veces eran renteros del rey, es decir, habían arrendado las tierras reales a cambio de una renta. Estas relaciones se basaban en contratos regulares escritos y las condiciones duraban largo tiempo, hasta que un nuevo gobernador las cambiaba.
Estos labradores estaban sujetos a diversas condiciones: Pagaban la renta, que solía ser una parte de la cosecha y otros impuestos.
No podían abandonar la tierra en época de cosecha y debían sembrar productos determinados.
II. La tierra de los templos o gê ierá, era labrada por esclavos de la divinidad o hieródulos, en griego, por tiempo indefinido. Parte de ella era propiedad de los sacerdotes, que podían venderla, arrendarla o legarla.
III. Los lotes militares:
a) Los lotes militares ( kleroi) del nombre con que se designaba a los hombres que recibían este lote de tierra ( kleroukoi), clerucos, eran de tamaños diferentes según la graduación y tal vez la antigüedad del soldado. Como a menudo, estos soldados debían abandonar las tierras para ir a la guerra, de ellas se encargaban administradores generales, como sabemos por los archivos de Zenón.
b) Los cuarteles o lugares de alojamiento eran nuevos en las ciudades de nueva planta. Otras veces los soldados se alojaban por sorteo en las casas de los habitantes de los pueblos en que vivían.
Tanto los cleros como los cuarteles eran propiedad del rey y los clerucos pagaban distintos impuestos y estaban vigilados, tanto por sus superiores como por los administradores de la corona.
IV. Las tierras privadas: la ktémata y la gê idióktetos eran las casas, viñas y jardines, propiedad de particulares, cuya posesión fomentaron los Ptolomeos desde el principio, ya que necesitaban unas clases de propietarios que formasen una clase media de contratistas, oficiales, etc. También esta tierra pagaba impuestos y en caso de alguna falta, el rey recurría a su confiscación y venta.
6.3 Otros recursos naturales del país
Las tierras de pasto eran otro de los recursos naturales de Egipto, no mucho menos importantes que la agricultura. En ellas se alimentaban diferentes rebaños de ovejas, cabras, vacas, bueyes, grandes yeguadas de excelentes caballos, manadas de elefantes para fines militares y gran número de camellos.
Los animales domésticos más importantes eran los empleados para el cultivo, como los bueyes, asnos, vacas y a veces camellos, de los que se llevaba un cuidadoso registro, pues de ellos dependía el trabajo agrícola y la productividad del país.
Un papel esencial y muy importante en la economía agrícola de Egipto estuvo representado por las palomas, alimento barato y productoras de un excelente abono. También la agricultura fue una rama importante del trabajo semi-agrícola y desempeñó un importante papel en la economía del mundo antiguo. La miel no sólo era el azúcar de la antigüedad, cosechada de forma industrial, sino que por sus propiedades asépticas se utilizaba en medicina, en los cultos y ofrendas a las divinidades y también para embalsamar.
La caza y la pesca, proveían también a los egipcios de alimentos frescos y se explotaban de forma industrial, sobre todo esta última. Las minas y las canteras eran también explotadas por el rey.
Egipto era un país muy pobre en minerales. Las minas de cobre del Sinaí parece que se agotaron antes de época ptolemaica. A veces se citan minas de cobre en El Fayum.
Los tres productos cuyo comercio era monopolio real más importantes eran la sal, el nitro y el alumbre cuyos impuestos sobre su comercio fueron una parte muy importante de los ingresos reales. El monopolio real sobre la sal debió ser total. Como la sosa mezclada con aceite de ricino se usaba como jabón, principalmente por bataneros y lavadores, éstos pagaban un impuesto especial por el derecho de comprar sosa a la corona.
Su explotación se hacía por trabajos forzados de prisioneros de guerra y criminales, que eran tratados como esclavos, ya que el trabajo era duro y peligroso y las condiciones de vida abominables.
Se extraía oro del desierto oriental y en Nubla. La plata se encontraba en pequeñas cantidades en Egipto y en Chipre.
La materia más abundante en Egipto era el granito y existían asimismo diferentes clases de piedra de construcción.
También existían yacimientos de piedras preciosas y semipreciosas, controladas por el fisco del faraón.
Las industrias: transformaban las diferentes materias primas, convirtiéndolas en productos aptos para el consumo; semillas: aceites vegetales, sésamo, ricino, cártamo, calabaza y linaza; leche: quesos; pieles: cuero; lino y lana: tejidos: papiro, esteras, cestos, papel, y cebada con la que se fabricaba la cerveza (bebida nacional de Egipto).
Generalmente eran artesanos privados los que trabajaban y vendían para su propio provecho. Además de una producción artesanal, casera, hay que considerar importante el papel de los templos, de los que se sabe que tuvieron antes de los Ptolomeos el monopolio de la fabricación de aceites y también tejidos finos especiales, como el famoso biso, de lino fino.
El monopolio del aceite, conocido por una ley de época de Ptolomeo Filadelfo, paso luego a ser de la corona y no se admitían más almazaras privadas que las de los templos, que también debían ser registradas e inspeccionadas.
El papiro era objeto de una gran demanda, tanto nacional como internacional. Su producción aumentó y fue mejorada durante los reinados de Soter y Filadelfo. Los rollos de papiro eran muy baratos y se empleaba este material no sólo para escribir sino también como papel de envolver.
Finalmente, citaremos como objetos de monopolio real en esta época los perfumes: incienso. mirra, canela, casia, sándalo, productos conocidos con el nombre de arómata, que se importaban de los países más orientales, como Arabia. África oriental y la India.
Al parecer, tanto el consumo privado de estos productos como materia prima o transformados en perfumes, ungüentos, etc., estaba bajo control real.
6.4 La moneda
No se puede terminar una exposición del Egipto Ptolemaico sin referirnos a la moneda. no sólo por su valor en sí sino como magnífica expresión artística de una época. La moneda de la dinastía ptolemaica y el sistema monetario que le servía de base fueron únicos en el mundo helenístico.
El primer Ptolomeo siguió la política monetaria de Alejandro, acuñando las monedas de oro y plata (la de cobre era simbólica) de ley ática, como en el resto del mundo helenístico.
Plata: Pronto varió el sistema y tal vez para ajustar la moneda de plata a los otros metales preciosos, la hizo más ligera. aproximándose al sistema rodio de fines del siglo IV a.C. aunque luego redujo aun mas el peso de esta moneda, acercándose al patrón fenicio, sistema que continuó durante todo el imperio ptolemaico, porque el principal cliente de los Ptolomeos era Cartago.
Los lugares de acuñación eran las ciudades fenicias: Sidón, Tiro, Ptolemai, Joppa y Gaza.
Las monedas de estas tierras se reconocen fácilmente porque en ella el nombre que se da al rey es Ptolemaiou Soteros en lugar de Ptolemaiou Basiléus. Tal vez esta aproximación fenicia se hizo para facilitar el comercio con los árabes.
Cobre: A mediados del reinado de Ptolomeo Filadelfo se acuñaron pesadas monedas de cobre con tipos figurando las cabezas de los dioses egipcios, dejando el cobre de ser moneda simbólica para convertirse en moneda de ley regular, como concesión a los indígenas, entre los que no eran populares las monedas de plata.
El sistema trimetálico de esta Dinastía. fue único en el mundo helenístico. La moneda de cobre pasó a ser la principal moneda del campo. Los tetradracmas de plata estaban casi exclusivamente reservadas para el uso de Alejandría, los territorios del imperio y el comercio en el extranjero.
La moneda de oro se convirtió en instrumento de propaganda internacional, especialmente las más bellas: los pentadracmas de Soter y los octodracmas de Filadelfo y Arsínoe, con los retratos de los soberanos.
7. Las ciudades del Egipto Ptolemaico
7.1 Alejandría
El puerto principal y la mayor ciudad artesana y comercial de las fundadas por Alejandro, fue Alejandría de Egipto, que con gran rapidez se transformó en la mayor ciudad griega del mundo, mayor que Siracusa, Atenas o Corinto e incluso más que las importantes capitales de los otros reinos helenísticos, Antioquía del Orantes y Seleu-cia del Tigris.
Era una ciudad-estado libre, como las griegas, con su territorio alrededor. No era la capital de Egipto, hasta que en fecha incierta pasó a sustituir a Menfis. No estaba en Egipto, sino junto a Egipto.
Era la residencia del rey y su ciudad.
Aunque son pocos los restos que quedan de ella, sabemos por las fuentes antiguas que fue una gran ciudad, reflejo del esplendor y el poder ptolemaicos.
Era la ciudad de las ciencias y del espíritu, con su famoso Museo y la gran Biblioteca, además de la Real Academia de las Ciencias y de las Letras, instituciones que durante varios siglos fueron frecuentadas por los más famosos sabios del mundo antiguo.
Alejandría, aunque fundada por Alejandro Magno, no debió acabarse de construir hasta el reinado de Ptolomeo II.
Ptolomeo I unió a la ciudad la isla de Faros por el Heptastadion, calzada e siete estadios de largo (unos 1.800 m. aproximadamente), que separó la ciudad en dos partes, al mismo tiempo que formaba dos puertos, comunicados entre sí, bajo el Heptastadion: El Gran puerto de guerra o Kibotos, en el este y el Eunostos o puerto del oeste. Este mismo rey asignó todo un barrio, al Este de la ciudad, a la colonia judía.
El palacio real estaba en la ciudad nueva o Neápolis y era un gran bloque de edificios que ocupaba un tercio de la ciudad. En ellos, además de la biblioteca, que según la tradición local formaba parte de un pórtico de cuatrocientas columnas, el Museo y la Real Academia de Ciencias y Letras, estaba en el Sema o necrópolis real, el mausoleo de Alejandro Magno y un magnífico zoológico. La ciudad disponía de grandes avenidas. Las dos principales se cruzaban en el centro y terminaban en las cuatro puertas de la ciudad.
Tenía grandes parques, hipódromos, teatros estadios, gimnasios, palestras y numerosos templos. Este barrio del Palacio se llamaba Bruquion y se abría al mayor de los puertos, el del Este. El célebre Serapeum, del que se descubrieron numerosos fragmentos a finales del siglo pasado, con inscripciones dedicadas a Serapis, se ha identificado sobre todo a partir del año 1945, gracias al descubrimiento de nuevos restos, entre ellos parte del recinto del templo de Serapis, dentro del barrio egipcio de Rhacotis, al sureste de Alejandría, agrupado alrededor de una colina artificial dedicada a Pan, que más tarde se convertiría en la acrópolis. A su falda estaba un famoso estadio.
Fuera de la ciudad estaba el barrio de Canopo, notable por su alegría y vitalidad, citado a menudo en la literatura antigua, y que el emperador romano Adriano reprodujo en miniatura en su villa de Tibur.
En el cabo Loquias había un palacio y un templo y en la isla de Faros se alzaba la torre luminosa, dedicada a los dioses Salvadores, obra de Sóstrates de Cnido, torre que dio su nombre a todos los faros hasta nuestros días. Otra isla la de Antirhodos y su palacio, un muelle y una escollera, el pequeño puerto particular de los reyes en el ángulo oriental y las construcciones del barrio que llegaban hasta bordear los muelles, completaban el marco del famoso puerto este Kibotos o puerto de guerra.
El otro puerto, llamado Eunostos o Buen Regreso tenía al fondo una dársena y otro canal lo unía al lago Mareotis y al Nilo, de forma que se aseguraba siempre la comunicación entre el río el lago y los dos puertos, que como ya dijimos, estaban unidos entre sí por dos canales artificiales.
El famoso Museo de Alejandría fue en sus comienzos un templo dedicado a las Musas, de hecho, se convirtió en algo semejante a una moderna universidad. En él se establecieron numerosos sabios, científicos y literatos, mantenidos por los reyes.
7.1.1 La Biblioteca
Para uso particular suyo, los Ptlomeos coleccionaron una voluminosa biblioteca que llegó a reunir, con el tiempo, medio millón de rollos. A fin de enriquecerla, Ptolomeo II dio la orden de que todos los viajeros que desembarcasen en la ciudad debían depositar todos los libros contenidos en su equipaje y, si éstos eran requeridos, pasaban a formar parte de la Biblioteca, recibiendo el propietario, a cambio, una copia oficial certificada.
También se registró que se tomaron prestados a Atenas las copias estatales de los grandes autores griegos, como Esquilo, Sófocles y Eurípides, pagando como garantía de retorno la elevada suma de quince talentos (un talento equivalía a 6.000 dracmas)
En la Biblioteca de Alejandría nacieron las ciencias bibliográficas y la crítica textual, inventándose el sistema de acentuación y los signos de puntuación.
Los habitantes de Alejandría eran muy variados: El rey y la corte, el ejército, los altos funcionarios y miembros del Consejo de la ciudad (Bulé). Magistrados y sacerdotes de la ciudad, intelectuales: Poetas, escritores, filósofos, científicos y estudiantes, negociantes griegos e indígenas, artesanos. marineros, etc. Los judíos del barrio oriental o distrito del Delta. Aunque no eran ciudadanos, gozaban de privilegios especiales y tenían su propia ley municipal, sus tribunales de justicia, oficina de registros, consejo de dignatarios y un magistrado como genarca o etnarca. Porque esta ciudad era un grupo de politeumata (o barrios independientes, casi ciudades), basada en las diferentes nacionalidadesi. También estaban los griegos y los macedonios.
Las lenguas que se hablaban en ella eran también múltiples: El griego en sus diferentes dialectos. El egipcio en los barrios indígenas. El hebreo y el arameo en el barrio judío y también se hablaban otras lenguas semíticas e incluso dialectos indios.
La tierra atribuida a Alejandría era la tierra de los alejandrinos, es decir, de la politeuma griega, que tuvo que tener un Consejo de gobierno. Pero también había muchos habitantes griegos que no eran miembros de la politeuma griega y la población tenía una serie de funcionarios:
El Gobernador del rey, que tuvo poderes militares en la última época de la dinastía. El exegetes ("El que llevaba la púrpura") o prefecto de policía. El eutiniarca, tal vez administrador de los alimentos, que cuidaba de que no escaseasen.
Fue en esta ciudad donde Aristarco de Samos fijó, adelantándose a Copérnico, su teoría heliocéntrica. También en ella Eratóstenes midió la circunferencia de la tierra. Euclidés escribió sus Elementos y Herón inventó la máquina de vapor. También fue una famosa escuela de medicina, sobre todo en las ramas de la cirugía y anatomía ya que se permitía la disección de ciertos cadáveres. También fue en esta ciudad donde se hizo la traducción al griego del Antiguo Testamento, conocida como Versión de los Setenta, atribuida a los judíos de la Diáspora.
Numerosas tiendas y bazares se alineaban, sobre todo a lo largo de las dos famosas grandes vías, una de las cuales, la llamada Canópica, se dirigía de este a oeste desde la puerta oriental o puerta de Canopo (más tarde llamada puerta del Sol), a la puerta occidental, que más tarde se llamó puerta de la Luna.
Las cuadras o manzanas de casas o plinthéia surgían naturalmente de este cuadriculado inicial, con calles que eran paralelas. El conjunto estaba fácilmente dividido en barrios que eran designados con las cinco primeras letras del alfabeto. Alrededor del año 100 las casas eran tal vez de varios pisos y existían casas de huéspedes, administradas por los esclavos del propietario.
Un canal llevaba agua del Nilo a la ciudad, distribuida mediante conductos para llenar un sistema de cisternas subterráneas de las cuales tomaban agua los habitantes.
En el año 200 a.C. Alejandría era la mayor ciudad del mundo conocido, aunque Roma la supero más tarde.
7.2 Filadelfia
Era una reproducción de Alejandría en pequeño, también con su propio territorio, en parte incluido en el dominio de Apolonio, conocido por los archivos ya nombrados, de su administrador Zenón. Filadelfia recordaba a Alejandría en su aspecto social, y la administración de la finca de Apolonio, con Zenón a la cabeza, formaba su aristocracia particular. Y como Alejandría, también Filadelfia estaba rodeada por su propio territorio, en parte incluido en el dominio de Apolonio y en parte distribuido entre los colonos civiles y militares del lugar. Los griegos que habitaban en esta ciudad deseaban enriquecerse, pero al mismo tiempo, conservar su nivel intelectual. Esta es la razón por la que gastaron mucho dinero en dar una buena educación en los gimnasios a sus muchachos y muchachas.
7.3 Otras ciudades del Egipto ptolemaico
Incluyeron los Ptolomeos varias ciudades dentro de su imperio pero en Egipto mismo. No hubo más que tres o cuatro y a las ya mencionadas Alejandría y Filadelfia sólo podemos añadir escasos datos de Naukratis, que conservó su antigua Constitución bajo los Lágidas, comparable a la de Marsella, con el Senado aristocrático de sus timuques, acuñando moneda, y Ptolemaida. fundada ésta por Ptolomeo Soter en la Tebaida, que también debía ser autónoma, como Alejandría. aunque esta autonomía era muy relativa, ya que, por ejemplo, fechaban sus documentos por el año del rey y la efigie del soberano aparecía en sus monedas.
El Egipto ptolemaico fue la última de las monarquías helenísticas que cayó en poder de Roma. Pero antes de la muerte de Cleopatra VII, en el año 30, la situación se había vuelto anárquica y el papel perdido por la corona había caído en manos de sacerdotes y personas influyentes cuya habilidad era ofrecer protección a los fugitivos y a las personas que se hallasen en apuros, lo que parece anticiparse a la situación en el Bajo Imperio romano.
Las causas de este colapso del poder ptolemaico pueden ser varias:
A la desastrosa política exterior, que lo condujo a la pérdida de los mercados exteriores habría que añadir el despilfarro ocasionado por los disturbios y las querellas internas, la incompetencia del gobierno, la tremenda y corrompida burocratización y la depreciación de la moneda.