Disfrutar y ser feliz, esa es la cuestión

Por Pilag6 @pilag6

Nunca tuve muy en claro lo que quería ser en mi vida. Desde muy chico nunca supe que iba a ser cuando “sea grande”. Cambié mucho de deportes, de amistades, de hobbies, de novias. Era como que nada me convencía. Como que siempre quería algo más. No me sentía completo nunca. Esta situación se agravó mucho más cuando, en el 2006, a mis 22 años de edad, fallece mi madre. En ese momento el mundo se me vino abajo. Mis sueños –si es que los tenía- se me derrumbaron como una torre de naipes rosada por la brisa de un aire otoñal. Entonces, como una última iluminación del ser maravilloso que fue mi vieja, como un suspiro antes de dejar este mundo para siempre y zambullirse en la eternidad, sé que fue ella desde algún lugar, la que me hizo dar cuenta en ese instante, que la vida es muy finita, muy corta, y que no vale la pena preocuparse tanto por las cosas y que hay que dejarse vencer por la diosa Felicidad.

Fue así, que en el momento que estaban por llevar el cajón hacia el cementerio, y después de haber llorado toda la noche por la pérdida del ser más querido, recuerdo que me dije:

“…no voy a llorar más, ¡no quiero llorar más! Ella no hubiera querido esto. Ella hubiera querido que la recordara por todo lo que fue y no que me lamentara por todo lo que me va a faltar. Ella hubiera querido que encuentra la felicidad y me reponga lo más rápido posible de esto”.

Desde ese momento y para siempre me he propuesto, con su acompañamiento espiritual siempre a mi lado, como una guía que me muestra los caminos, he decidido, que iba a vivir cada instante de mi vida al máximo. Que no iba a dejar pasar un solo día en que me levantara, agradeciera por seguir vivo y me proponga a disfrutarlo todo lo que más pueda. Que iba a elegir que cosas quería hacer y cuales no, sin ningún condicionamiento o excusa. Que iba a dedicarle más tiempo a mi familia, a mis amigos, a mi pareja, pero que también me iba a dedicar tiempo a mí. Que no iba a desperdiciar un día de sol, ni tampoco iba a desperdiciar un día de lluvia. Aunque me quedara adentro de mi casa, solo con mis pensamientos, acostado en la cama, leyendo un libro, o no haciendo nada, ese día había sido creado solo para ser disfrutado de la manera que sea. La premisa siempre sería disfrutar y ser feliz.

Creo, y espero no haber defraudado a nadie, ni haberme defraudado a mí, que vengo cumpliendo con aquella promesa que hice hace ya 8 años atrás. Es por eso que ahora me encuentro cumpliendo uno de mis más grandes y subsistentes sueños que tuve toda mi vida, que es conocer el mundo, descubrir que hay más allá de mi hogar, más allá de mi ciudad, más allá de mi país, más allá de mis fronteras… siempre con la premisa de disfrutar y ser feliz.