En realidad, esta vez tiene cierto sentido porque esta mesa vintage restaurada en turquesa y madera es también para ellos, así que, en algún momento su nuevo look será el complemento perfecto para las sillas ;)
En la foto podéis ver el antes&después, pero la de esta mesa es una larga historia. Para abreviar os contaré que ésta no es su primera restauración. La de Quique y María es una casa de pueblo y allí, escondida y olvidada, estaba esta mesa. Era la pieza perfecta para recordarles el origen de su nuevo hogar, así entre todos los amigos nos pusimos de acuerdo y se la restauramos como regalo de boda. De eso ya han pasado unos añitos, y la encimera necesitaba un poco de cariño, así que, aprovechando el cambio de look del salón, he decidido darle un pequeño - y segundo - cambio.
Y ahora que ya sabemos un poquito más de su historia, como siempre, empezamos por los materiales:
- Lija fina
- Brocha o pincel
- Pintura de tiza
- Cera incolora
Y, ahora sí, con todos los materiales listos, vamos con el paso a paso:
Ya os digo era la parte más perjudicada de la mesa, por eso comenzamos lijando la encimera, pero sin hacerlo en exceso para conseguir el efecto vintage que estamos buscando. Eso sí, en las zonas más estropeadas - como esa marca de algún recipiente caliente - nos empleamos un poquito más a fondo.
Como la parte superior de la mesa tiene vuelo, encintamos con cinta de carrocero la parte superior de las patas, la que pega con la encimera, para que al pintar la parte inferior y los cantos de la mesa, éstas no se manchen. Una vez encintado, pintamos la parte inferior de la encimera.
Cuando hemos terminado con la parte "que no se ve", es el momento de pintar la parte visible, la parte superior de la encimera. Para lograr el efecto vintage que buscamos, aplicamos la pintura a brochazos sin importar que se noten, es decir que no importa si son más o menos irregulares.
Una vez pintada toda la encimera, dejamos secar unas horas hasta que la pintura esté bien seca. Entonces, con otro pliego de lija, lijamos de nuevo para retirar el exceso de pintura y vamos dejando a la vista la veta de las maderas y sus imperfecciones. La idea no es igualar con la lija, sino, más bien, todo lo contrario.
Por último, sólo nos queda coger de nuevo el pincel y aplicar la cera incolora por toda la mesa. Con la cera, no sólo protegemos la mesa - encimera y patas - sino que además le damos un plus de resistencia y brillo. Al terminar, lo dejamos secar unas horas y con un paño frotamos para que salga el brillo. Si el trapo es de algodón blanco para que no deje ni una pelusa, mejor que mejor ;)
Et voilà! Nuestra mesa vintage restaurada es ahora una mesa vintage "re-restaurada" pero luce como si fuera nueva. Ahora sólo queda que pase el verano y yo tenga tiempo para terminar las sillas y, entonces sí, podrá brillar en todo su esplendor en el salón de mis amigos María y Quique.
¿Qué os parece el resultado? ¿Os gusta la mezcla del turquesa con la madera original?¡Contadme! Ya sabéis que me encanta leeros ;)
¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!