En primer lugar hice el sobre. Las maderas eran un regalo y lo cierto era que estaban bastante rectas para ser tableros de construcción, aun así tenían imperfecciones por lo que sí o sí iba tener que trabajar duro con la lija. Pero no nos adelantemos. Lo primero fue cortar los seis tableros a la medida deseada (1,65cm) y luego pegarlos entre sí con cola de poliuretano.
Una vez pegados tocó el temido momento de lijar. Unas horas y una mano con calambres después, así quedó la cosa.
Pasado lo más duro tocó barnizar con lasur y luego encerarlo para evitar que la madera se manche o cale el agua en un futuro cercano.
Después del sobre llegó la hora de la parte inferior. Las patas están pintadas de blanco, un poco decapadas con lija y enceradas con cera y betún para darle un toque antiguo que combine con las otras piezas de la casa. Después le tocó el turno a los bastidores que unen las patas para darle a la mesa la robustez y diseño definitivo.
Por último solo tuve que tomar medidas y unirlo todo con más cola de poliuretano y unas espigas para darle resistencia extra.
Y aquí tenéis el resultado final. Me siento muy orgulloso y no es para menos y aunque no es una réplica idéntica (decidí no dejar el bastidor tan en el exterior como el modelo original) es muy parecida que es lo que quería, algo único pero con estilo provenzal, hecho de 0 salvo por las patas que me hubiera sido imposibles de hacer sin una fresa. Espero que os guste tanto como a mí y cualquier duda, ya sabéis donde encontrarme.