Os cuento cómo he hecho la receta y luego os explico más...
Ingredientes: 500 g pulpa de calabaza; 350 ml leche; 25 g mantequilla; 60 g miel; 60 g agua; 75 g harina; 2 huevos; azúcar para caramelizar.
Preparación: Pelar la calabaza, quitar las semillas y cortar la pulpa en trozos pequeños. Poner en un cazo, cubrir con la leche y cocer a fuego suave durante 20 minutos. Comprobar que la calabaza está tierna y triturar todo con la batidora hasta formar una crema. Dejar enfriar.
En un cazo poner a calentar la miel con el agua y, cuando esté líquida, incorporar la mantequilla e integrar. A este preparado unir la crema de calabaza y, mezclando siempre, cocinar a fuego suave. Finalizar añadiendo la harina poco a poco y mezclando bien. Dejar enfriar.
Cuando esté frío, unir las yemas de huevo. Montar aparte las claras a punto de nieve y adicionarlas mezclando suavemente.
Cubrir el fondo del molde que vayamos a utilizar con azúcar y caramelizar calentando al fuego, cubriendo bien fondo y paredes con el caramelo líquido. Echar la masa preparada anteriormente y hornear a 180 ºC durante 30 minutos. Dejar atemperar y luego enfriar en la nevera antes de desmoldar.
La receta que os propongo hoy es típica de la región de Piemonte, cuya capital es Torino. El cultivo de la calabaza está muy extendido en esta región por lo que no es de extrañar este dolce di zucca cuya base principal es esta cucurbitácea de piel dura.
Como siempre os dejo la receta original, de la que he adaptado cantidades a la calabaza que tenía en casa. La consistencia está a mitad de camino entre un flan y un bizcocho y es, cuando menos, muy curioso. =En casa ha gustado!
Y ahora vamos con las aportaciones de las participantes este mes que no han dudado en arriesgarse. Me consta que algunas que no están lo han intentado pero no les ha funcionado las modificaciones, no por eso dejan de tener mi reconocimiento. ¡GRACIAS!
Pues hasta aquí el reto de este mes, el que viene nos volvemos a ver con una nueva anfitriona...¿quién será, será?