Hasta la fecha se han publicado muchísimas historias de temática fantástica, pero la saga de Harry Potter ha sido una de las que más han triunfado en todo el mundo. ¿Por qué? ¿Por qué un libro en teoría destinado a un público infantil ha tenido un éxito internacional tan abrumador? Pues porque J.K.Rowling fue capaz de crear en su imaginación un mundo en el que a todos nos encantaría vivir, en el que todo fuera diferente. Estamos cansados de cursar Matemáticas cuando preferiríamos aprender a convertir una rata en un cáliz.
Sin embargo, inventar otra realidad no es suficiente para enamorar al lector; hace falta añadir esa naturalidad típica de Rowling para darlo a conocer. Porque oye, a mí me parecía de lo más normal que un perro enorme de tres cabezas fuera el guardián de una trampilla, sólo llegué a preguntarme cómo carajo lo habían metido allí, pero pronto lo dejé correr, “son magos, pueden hacer cualquier cosa”. Hay muchos escritores de fantasía, muchos mundos que en la cabeza del escritor son maravillosos, pero pocos consiguen que el lector se implique tanto (porque hay muchos que consiguen que te impliques, a secas) en la historia y se vea a sí mismo dentro de la trama y viviendo en esas tierras. No necesita conocer todos los detalles de una escena, porque su propia imaginación acabará de perfilar lo que no está escrito, y esa es la verdadera magia de estas novelas: hacer que lo fantástico pueda ser lo cotidiano.
Cada rincón del mundo que rodea a Harry Potter es nuestro, lectores, porque forma parte de nuestros corazones. Yo nunca me daré por vencida y seguiré esperando mi carta de admisión en Hogwarts, ¿y vosotros?