Consiste en la segmentación del óvulo sin fecudnar, puesta en marcha por factores ambientales, químicos, descargas eléctricas, etc. En algunos casos (peces), a los que nos referimos como geitonogamia, se requiere el contacto o la fusión con un gameto masculino, pero no se completa la fecundación, no contribuyendo con sus genes la célula masculina.
El producto, llamado partenote, no podrá llevar cromosomas específicamente masculinos. Aunque el procedimiento se ha intentado también con gametos masculinos, no se ha logrado todavía el desarrollo de embriones, porque las células masculinas están generalmente reducidas para la única función de fecundar.
En la mayoría de las especies, los óvulos no fecundados que envejecen in vivo o in vitro no se activan espontáneamente. En mamíferos los óvulos partenogénicos no llegan a desarrollarse a término como un embrión, sino que la partenogénesis natural a partir de un óvulo no fecundado acaba en la producción de una estructura celular tipo embrión (embrioide), conocida como huevo huero.
La partenogénesis, también conocida como nacimiento virginal, es un tipo de reproducción asexual en la que el óvulo de una hembra puede convertirse en un embrión sin esperma. Sabemos que los lagartos lo hacen pero jamás se había observado en una especie de ave tan emblemática como el cóndor californiano (Gymnogyps californianus) que, además, está en peligro crítico de extinción, según la UICN.
La partenogénesis es un fenómeno raro, pero algunas evidencias sugieren que las hembras capaces de partenogénesis se reproducirán de esta manera cuando no haya parejas alrededor, lo que podría suceder con una población en peligro.
Los expertos del Zoo de San Diego explicaron que estas dos crías de cóndor fueron producidas por dos hembras diferentes y en lugares distintos. Ambas murieron a una edad temprana.