Las quería pintadas en color blanco roto; antes le dimos un buen lijado a la madera, como podéis observar en la foto de abajo... Lijar siempre es tedioso, pero sanea mucho y lo deja todo al descubierto, principalmente agujeritos sospechosos que, de otra manera, podrían pasar desapercibidos.
Y eso fue precisamente lo que pasó, una temible marca de polilla hizo que inmediatamente tratáramos el auxiliar, y ha impedido que los pintáramos al unísono.
Era tanto el deseo de Mª José de tener, al menos, una peana, que la hemos terminado mientras la otra se cura.
Intentaremos hacer una foto de la pareja...,
..., cuando le entreguemos la segunda.
Mientras tanto, aquí tenéis un anticipo de lo bien que ha quedado en el rincón de su cocina.
Y con esta mitad de trabajo nos despedimos hasta el lunes 15 de julio. Nos tomamos una semanita de descanso, que otros deberes nos reclaman. ¡Sed buenos mientras tanto!