El entusiasmo que despertaba tiempo ha el ver una
nueva película de Dario Argento se
ha convertido en triste monotonía, tanto para los fans como para los
detractores del director italiano. Ambos afrontan sus nuevas películas con una
sonrisa escéptica esperando ver las nuevas locuras del otrora visionario
director. “Dracula 3D” (2012) se ha
visto perjudicada ya desde sus primeras imágenes por este cinismo.Y es que la nueva película de Dario Argento, es la mejor de sus
últimas propuestas. Con ello no quiero decir que sea una buena película, por
desgracias no es así. Pero si es que es una producción rigurosa en forma y
narrativa. Resumiendo, un telefilm al uso. Argento es un gran conocedor de la literatura
decimonónica y puede jactarse de haber realizado tanto la mejor adaptación de
Poe “Il gatto Nero (1990)”
como la mejor y peor de Leroux: “Opera (1987)” y “Il fantasma dell’opera (1998)”. Su Drácula no es fiel a Stoker, como
no lo es casi ninguna adaptación, salvo la fallida “El conde Drácula” (Jesús Franco, 1970); por eso en los
créditos iníciales no veremos el nombre del gran Bram Stoker, y durante la
película apenas reconoceremos pasajes de la novela original, solo coge los
personajes y los usa para contar una historia que en manos del Argento de los
70 hubiese sido magistral.La estructura
de la película se divide en cuatro partes bien diferenciadas y que podríamos
llamar Jonathan, Lucy, Mina y Van Helsing. Cada parte tiene una diferente
duración y en ella se muestran las interrelaciones entre los mencionados
personajes y el cruel Conde, siendo este un secundario de su propia película.
Una lástima que esta interesante estructura sea desaprovechada debido a la
descompensación de duración en la parte de Lucy, quizás debido a que Asia
Argento interprete al personaje, y el resto. También los tonos varían, siendo
el de Van Helsing abiertamente desfasado. Tampoco queda muy claro que es lo que
Argento quiere contar, la historia de amor no funciona debido a que Drácula es
presentado como un villano (como en el original literario) por eso sus
devaneosrománticos no acaban de cuajar.
Tampoco el comentario sobre Drácula como portador de corrupción (apuntado en la
novela y explotado con gracia por Guy
Maddin en “Dracula, pages of a virgin’s diary, 2002” funciona,
debido a que se queda en eso, en un apunte. Y podría haber funcionado la
brillante idea de que Drácula fuese el Padrino del pueblo, corrompiendo a sus
habitantes y expandiendo su dominio feudal como hizo en la antigüedad. Pero
todo esto no son más que apuntes que no son explotados en favor de una absurda
mini tramagiallesca con un psicópata
sustituyendo a Renfield que solo parece servir para que Argento deje su
impronta autoral. Y es que toda esta historia podría haber funcionado si el
director hubiese tenido la inspiración de antaño. Pero en esta ocasión se
limita a poner su oficio, rodando una película plana que podría venir firmada
por cualquiera. Una lástima. Y es también una lástima que de nuevo, como ya le
pasó con la fallida “Non ho sono (2001)”, y con la horrorosa “La terza madre (2007)” , Argento piense que sus fans le
seguían por la cantidad de sangre y tripas en sus películas, como si se tratase
de Bruno Mattei, e inserte una
escena gore sin más, para deleite ¿de quién?. En los apartados individuales de la película no
podemos encontrar nada especialmente destacable. Los actores van de lo
funcional a lo malo, todos algo perdidos, sin saber muy bien que están
interpretando. La fotografía de Luciano
Tovoli cumple, dedicándose el genial operador a poner cuanta más luz mejor,
pero muy lejos de los experimentos y resultados de“Tenebre
(1982)”. La música, quizás lo mejor de la película es buena a pesar de que
el tema de Drácula recuerde demasiado al de “La terza madre” y el de amor suene demasiado a Basil Poledouris, cabe destacar el onírico tema de Lucy. Los
maquillajes son excelentes y los efectos digitales funcionales. Mención aparte
merece el uso del 3D, aquí Argento si que brilla, usando este sistema de la
misma manera que Scorsese en la genial “Hugo
(2011)”, poniendo hasta 4 objetos endiversas profundidades para introducir al espectador en la película. Por
último remarcar que la película no es la basura que nos habían anunciado, es
como he dicho antes una película gris. En el apartado de delirios tenemos
prácticamente todas las intervenciones de Rutger
Hauer. Su diálogo con el cura, la muerte del psicópata, su justificación
para usar balas de plata y cada escena de este Van Helsing entran de lleno en
el delirio cinematográfico. En fin, ¿que mas decir?, ¿qué todavía esperamos que
Argento remonte el vuelo? Eso depende de la cantidad de fe que cada uno posea. Alex Turol