Drogas emergentes 6 (informes de la comisión clínica)

Por La_penultima

Drogas emergentes 6

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En este sexto informe de la Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas se analizan los diversos y variados efectos de las denominadas “drogas emergentes”, término éstecon el que se pretende englobar otras denominaciones como “drogas de síntesis”, “drogas de diseño” o “drogas recreativas” de uso común pero significado confuso y poco preciso. Las drogas emergentes constituyen un conjunto de sustancias sintetizadas de forma clandestina, con el propósito de producir, mediante variaciones en la estructura química, efectos similares o más potentes que los de las drogas clásicas y eludir el control normativo al que estas últimas están sometidas. Estas drogas aparecen, reaparecen o emergen en el mercado y en los medios de comunicación social (de ahí el término utilizado en esta Monografía) con periodicidad recurrente.
La mayor parte de las drogas de diseño (designer drugs en inglés, aludiendo implícitamente a un creativo autor personal marcador de tendencias de la moda) fueron síntesis “emergentes” entre 1910 y 1940. La industria químico-farmacéutica europea llegó a dominar la síntesis molecular de forma extraordinaria durante el cambio del siglo XIX al XX, a partir del dominio que logró sobre las anilinas, materia prima de los colorantes industriales modernos, y de las sulfonamidas.

Emergente, por tanto, no siempre significaca “nuevo”. A veces es, simplemente, un re-descubrimiento de lo ya conocido y no siempre es una síntesis buscada voluntariamente. El LSD-25 fue un hallazgo casual del profesor Hoffman al investigar los productos derivados del hongo cornezuelo del centeno en su aplicación anti-jaquecosa para los laboratorios Sandoz de Basilea (Suiza). El “venus-CB2” de Alexander Shulgin sí fue nuevo y sintetizado ad-hoc en 1974(3). El resto son modificaciones bien conocidas de la efedrina, la efedrona (o metcatinona), los opioides sintéticos o la meperidina.

Emergentes resultan, a veces, también por aparecer, sorprendentemente, fuera de su contexto permanente y tradicional de producción y consumo, sin ser novedad alguna. Es el caso de muchos derivados de plantas sagradas como los hongos psylocibe, el teonanacatl de varias culturas mesoamericanas precolombinas, la ayahuasca de los chamanes de la cuenca del Amazonas, el peyote o peyotl de los huicholes y otras tribus arawak de las Grandes Praderas, la salvia divinorum, tabernante iboga de los iniciados sacerdotales de la región del Golfo de Guinea, betel de India, khat del Cuerno de Oro y Adén (Yemen), etc.

Merece la pena dar un repaso de las antiguas tradiciones de consumos rituales o culturales. En los últimos veinte años, los consumos “ectópicos” de algunas de estas sustancias se han intentado justiýcar como el legítimo uso religioso en gente “conversa” que practica una religión y unos ritos muy lejos de sus lugares de origen. Ejemplo de ello han sido grupos de consumidores de peyote en los Estados Unidos y de ayahuasca en los grupos chamánicos de la Iglesia de Santo Daime de Madrid, pero se les han aplicado las leyes de limitación del consumo, venta y distribución de sustancias prohibidas por los Convenios y Convenciones de la ONU de 1961 y 1971.

Informe completo

Posted on agosto 2, 2012 by La Penúltima

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