Cada vez más es un tema recurrente: sube la luz, sube el agua… Independientemente de lo políticamente correcto que esto sea, a nosotros nos supone un mayor gasto diario. En el caso de las duchas diarias que puede tener una vivienda común, podemos estimar que se gastan 100 litros cada 5 minutos, lo que sería el tiempo de una ducha normal.
Para echar un cálculo rápido podemos decir que un hogar medio de tres personas gasta 1.500 litros semanales. ¿Pero qué me dirías si hablamos de darnos un baño? La cantidad de agua es un 50 % más.
¿Qué está en nuestras manos para reducir estos gastos y mantener (o mejorar) el confort?
Lo principal son los buenos hábitos. Lo primordial es tener la instalación bien mantenida, de manera que no se produzcan fugas o goteos innecesarios. Tenemos que tener en cuenta que el inodoro (que tiene descargas de 8 – 10 litros) no es un cubo de la basura, para deshacernos de toallitas, papelitos, etc.
El control con los grifos regulables es importante (monomando, termostáticos, etc ) y nos permite reducir el consumo, sobre todo si colocamos aireadores.
Aunque lo que realmente nos va a ahorrar gastos es el agua caliente. Teniendo en cuenta esos 100 litros de agua que hablamos para la ducha, generalmente un 60% es agua caliente (ACS), por lo que en una ducha normal, podemos casi descargar un termo pequeño. Es importante contar con un sistema de acumulación de agua caliente para mejorar el ahorro.
La empresa Europebath apuesta por las duchas, incluyendo un equipamiento completo para el baño, mamparas y grifería. La ducha es el aparato que condiciona el resto de la distribución del baño, no por su instalación, sino por su volumen, aunque es cierto que ocupa menos espacio que una bañera, y si está abierta la mampara da una sensación de amplitud mayor.
Las ventajas de su uso frente a la bañera son más que conocidas: mejora de accesibilidad, amplitud, facilidad de limpieza, mayor capacidad para el mismo espacio…
El sistema que está esquemático en la imagen, antes de la jaula (que ya es un sistema que es la bomba), es la primera patente de ducha, de 1767 del inglés William Feetham. No se trata solamente de un plato de ducha, es un sistema completo. No fue un éxito rotundo porque fue operado por una bomba de mano, lo que lo hace solo un paso más que su criado vertiendo agua sobre su cabeza como se vio miles de años antes en la época romana, con un sistema que reciclaba la misma agua sucia y otra vez. Algunas iteraciones adicionales basadas en este concepto original obtuvieron moderadamente más éxito; pero el verdadero éxito no comenzaría a aparecer hasta 1850 cuando estos sistemas se conectaron a una fuente de agua corriente.
Los platos de ducha modernos son totalmente independientes de la instalación de fontanería. Se limitan a perfeccionar la recogida de agua de la ducha (y de los jabones) mejorando la resistencia a la resbaladicidad y el confort. Su fácil implantación en los cuartos de baño actuales los hace la mejor opción para mejorar nuestro dia a dia y ahorrarnos unos dinerillos, que como está la cosa, es necesario.
fuente imagen destacada : decobanho (pt)