Duelo: Cuando la ausencia se hace presente

Por J.k. Pérez

La vida de cualquier ser humano se compone de experiencias de todo tipo, éstas forman al individuo, que constantemente se acomoda para ajustarse a nuevos horizontes. La única constante es el cambio y las pérdidas son unos de los cambios que más impacto tienen en la persona. El proceso que tiene lugar cuando se experimenta una pérdida es comúnmente conocido como duelo y consta de cinco etapas:

  • Negación. Se trata del rechazo del doliente de que algo se haya perdido, es un estado de shock inicial durante el cual el individuo se “blinda” de todo aquello que confirme esta realidad.
  • Cuando la defensa de la negación cae, el sujeto entra en contacto con la realidad de la ausencia y su reacción inicial es el enojo. Esta ira puede estar dirigida hacia sí mismo o a personas cercanas, incluso hacia la persona fallecida. Es importante que este sentimiento no sea reprimido, ya que ello ayudará a transitar de manera más exitosa hacia las siguientes etapas.
  • Negociación. La fantasía llega a manera de una negociación con fuerzas superiores, se busca regresar el tiempo para “recuperar” lo que se perdió y se cuestiona sobre “qué hubiera sucedido si…”.
  • Depresión. Las fantasías de la etapa de negociación quedan atrás, el estado de ánimo es de tristeza, se puede experimentar aislamiento social, la vida se siente opaca, vacía, el tiempo transcurre lentamente y el futuro ni siquiera se considera.
  • Aceptación. La pérdida se deja de percibir como una carga que hiere y oprime y, en su lugar, se consideran los aprendizajes obtenidos durante el proceso, del cual emerge una oportunidad de crecimiento y comprensión de la vida más nutritiva, el pasado se mira con cariño, pero no se anhela ni se busca su regreso.

Estas etapas pueden presentarse en diferente orden o traslaparse una sobre otra, si bien nos permiten comprender de manera más sencilla el proceso de duelo, deben ser consideradas meramente como una guía, teniendo en cuenta que los procesos humanos son demasiado complejos y diversos y varían de individuo a individuo. Para procesar de mejor manera el proceso de duelo es importante aprender a desapegarnos de todo aquello que llegue a su fin, aceptando la pérdida como parte esencial del ciclo de la vida.