El Duero Wine Fest de 2024 ya ha terminado. Han sido unos días muy muy intensos en la ciudad de Salamanca y en ellos, sobre todo, hemos podido aprender y volver a ver a mucha gente que siempre da gusto encontrar y como digo siempre, esa gente, ese capital humano, es lo mejor de este mundo del vino. Han sido jornadas intensas, llenas de ponencias, conferencias y catas, que nos han llevado a ver un poco mejor todo lo que es el vino en Castilla y León, y sobre todo, el futuro de ese vino castellano.
Si tuviese que elegir la palabra más utilizada durante esta jornada y media en Salamanca, creo que está claro que sería cambio climático; el cómo afrontar estos nuevos tiempos que están ya más que a la vuelta de la esquina es, sin duda, la gran preocupación que tienen los viticultores, los bodegueros y por supuesto nosotros, los aficionados al vino. Aún recuerdo la primera edición en Burgos, no hace tantos años, en los que se empezaba a hablar del cambio climático como algo quizás a una década o dos décadas por delante de nosotros y ahora ya cada vendimia, cada helada fuera de tiempo, nos hace recordar que ese caballero infernal, ese jinete del apocalipsis vestido de purpúreas sedas, ya está con nosotros y ha venido para quedarse, y toca buscar soluciones para no perder eso que tanto nos gusta, el buen vino.
Ya con la pequeña maleta deshecha y la ropa a punto de colgar en el tendedero, es el momento de hacer un pequeño resumen de lo que hemos podido vivir en el Palacio de Congresos de Salamanca, espero no alargarme demasiado ni hacerlo demasiado espeso, ahí vamos amigo lector. Para los que no lo conozcáis el Duero Wine Fest se organiza desde la Junta de Castilla y León y desde la primera edición ha tenido siempre un marcado carácter fronterizo, ya que el Duero pertenece tanto a España como a Portugal y siempre en él, la presencia de los vecinos portugueses, de bodegueros y viticultores ha sido constante y sinceramente muy apreciada.
Tras la presentación del Congreso por parte de las autoridades civiles de la Junta de Castilla y León, empezábamos con uno de los platos fuertes, ya que por la tribuna, con su camisa floreada, aparecía Tim Atkin. Ha sido la primera vez que he visto a este MW en directo aunque, obviamente, soy un lector pirata de sus informes, especialmente el de la Ribera del Duero. No demasiado lejos de mí se encontraba el presidente Enrique Pascual de la DO Ribera del Duero, y no puedo dejar de pensar qué pasaría por su cabeza justo antes, y durante gran parte de la conferencia. No os puedo engañar diciendo que Tim Atkin nos desveló grandes secretos, sino que tiró, cuál músico veterano, de denso repertorio, comentando algunos de sus leitmotivs más repetidos últimamente; quizá con lo que más me quedé fue con la idea de que la DO Ribera al Duero debería de plantearse seriamente aumentar el número de castas admitidas, para así mitigar, en lo posible, los efectos del cambio climático. Creo que en eso tenemos que acabar estando de acuerdo con Tim, porque por mucho que nos pongamos cabezones, vamos a tener que hacer cambios.
Tras esta intervención en el turno de Felipe Fernández-Armesto que nos iba a hacer una conferencia sobre la importancia del vino en la historia. Creo que todos los que estuvimos allí o la hemos podido seguir por streaming vía Youtube, nos hemos quedado fascinados con este hombre, con su Sabiduría y con su forma de contar las cosas, micro en mano, desde la primera fila, sin ademán alguno de acercarse al atril ; me hubiese gustado saber cómo habría sido de este mundo del vino, estos #winefakers a los que nos encanta poner tantas fotos en Instagram, si hubiésemos visto a este hombre antes en acción, con esa forma tan sencilla de contar las cosas, tan amena, con esa mala baba a veces también y que nos hizo un viaje delicioso a través del tiempo, en el que no pudimos dejar de escuchar lo que nos contaba. Grande. Un enorme acierto traerle aquí. Tras un recuerdo a los fallecidos del sector en Castilla y León y un necesario café, comenzamos una de las mesas redondas más interesantes en la que estaban Almudena Alberca MW , Álvaro Ribalta MW y también Enrique García-Escudero, sobre la base de intentar clarificar si la clasificación del viñedo en Castilla y León era una idea posible, probable, o necesaria. De esta conferencia me quedé con dos puntos creo que a mencionar; uno fue la defensa que hizo Almudena Alberca MW de que reducir producción y viñedo no siempre implicaría una mejora la calidad, sino que cambiaría unos problemas por otros, lo que generó un conato de ovación y aplauso entre un grupo de espectadores. También tengo que citar lo que comentó Álvaro Ribalta MW sobre que sería una buena idea intentar aglutinar las denominaciones de origen del Duero bajo una única gran referencia y sin duda también plurinacional. Es una idea que siempre escucho de mi amigo David Vázquez, pero que en esta ocasión salía de nada menos que un máster of wine.
Tras esta mesa redonda se produjo la entrevista a Vicente Sótes y a Enrique Garzón en la que se buscaba clarificar un poco el futuro cercano del viñedo en España tras el calentamiento global. Una de esas ideas que más se pudo también contemplar ahí es el miedo que hay a un aumento del grado alcohólico en el vino en general, en la parte del Duero, lo cual puede hacer más complicado su posterior comercialización. Ya en este punto, la presencia constante de la Ribera del Duero, dejando en pequeño a las demás DDOO castellanas, era un hecho. Sin solución de continuidad, mi admirada Amaya Cervera realizó una entrevista a Pablo Rubio, a Marta Ramas de Bodegas Fuentes del Silencio y Valdaya, y a Carlos Casillas, el Chef del restaurante Barro y también viticultor en la zona de Cebreros. De esta entrevista/conferencia lo que saqué en claro también, es que no todo lo que esté en altura es mejor; a veces la altura de puede ser contraproducente y los casos que se plantearon fueron bastante claros, así que, aunque ahora mismo se busque la altura como que fuese la salvación, hay muchos otros factores a tener en cuenta antes de asumir determinados riesgos.
Las conferencias matutinas acabaron con la de Antonio Graça, que nos mostró como las nuevas tecnologías permiten tener un control mayor sobre el viñedo, analizando con más precisión las cubiertas vegetales que interactúan contra nuestras queridas viñas. Fue una de las partes que más me acercó a mi propio trabajo, ya que nosotros utilizamos también esos mapas de calor en las cartografías, y que creo que puede ser muy interesante para bodegas medias y grandes en tamaño y producción, que pueden costear con más garantías el coste de este conocimiento vital de sus viñedos. La mañana del lunes se cerró con una cata histórica de vinos de la bodega Pago de Capellanes, de la mano de Estefanía Rodero. A esta cata no pude acudir porque no pude apuntarme, pero fue la última cata que me perdí, como ya luego os contaré.
Tras una frugal comida castellana en un restaurante a la sombra de la Casa de las Conchas en Salamanca, con mi buen amigo Javier Refoyo de @canaltravino, tocaba volver ligero ya que era nuestra primera cata, la de blancos de guarda y rosados de lujo, llevada por Federico Oldenburg y Silvia García Guijarro. Resulta complicado hablar de los vinacos que nos sacaron, desde ese Dominio de Atauta blanco, pasando por el vino de mi querido amigo Andrés Septién, Boticario de Silos blanco, por supuesto ese Sobrenatural de Bodegas Menade y luego Le Rosé de Bodegas Antídoto, sin olvidar el último Valduero elaborado con uva tempranillo y albillo, un vino también realmente curioso que nos lleva a los vinos típicos que se recuerdan aún en la vieja Ribera del Duero, hace unas cuantas décadas ya .
De las dos siguientes catas conferencias no voy a poder comentar nada ya que me ausente durante un rato para poder hacer el check-in de mi hotel. En la primera estuvo Rafael del Rey hablando sobre los vinos de alta gama y los de entrada de gama y en la segunda se produjo un duelo con los guantes puestos, entre Pilar Cavero y Santi Rivas de Colectivo Decantado. Llegué justo para ver terminar la conferencia de José Hidalgo y era hora de una nueva cata. Frente a nosotros estaban Luis Vida y Laura Rodríguez, sumiller y cincuenta por ciento del proyecto burgalés de Tiempos Líquidos, que nos iban a hablar de los vinos de crianza oxidativa y de las damajuanas que empiezan a repoblar la zona de Rueda. Mis oidos escucharon varias veces la frase, entre los catadores, de no conocer que en la zona de Rueda se elaboraban vinos de este corte, siempre asociados mentalmente al Marco de Xerez. Insensatos. La selección de vinos fue una vez más, brutal, quedándome con uno de los que más me gustaron, Michika de Esmeralda García desde Santiuste Segovia sin olvidar por supuesto el Dorado de Bodegas De Alberto, el Adorado de Menade y un vino que nos dejó una sensación fabulosa que era El Cubeto de Bodegas Otero, que nos dejó absolutamente flipados. Justo al lado de mi amigo Javier estaba Sarah Jean Evans MW sonriendo mientras movía la mano con un 5.
La jornada del lunes se cerró con una muy interesante comparativa entre las castas castellanas y las castas portuguesas del otro lado de la raya, llevada por Luis Antúnes Y Alberto Martín Baz del Itacyl, en la que se apostaba por la recuperación de estas castas y su utilización en vinos a muy corto plazo. He acudido a esta cata desde la primera que se hizo aquí en mi ciudad, en Burgos y he podido comprobar como con el paso del tiempo, los vinos y las muestras que se nos han traído eran cada vez mejores, de más calidad. Recuerdo la primera vez que probamos bruñal o que probamos cenicienta y como en este pequeño espacio de tiempo, la expresividad que están dando estos vinos merece muchísimo la pena. Tenemos que quedarnos con ese puesta en cruz , cuya máxima expresión llegó a la mañana siguiente, de la mano de Jose Manuel Beneitez desde Bodega El Hato y el Garabato con su Ecléctico, que resultó un gran triunfador.
Las luces dentro del palacio se empezaron a apagar y era hora de buscar un sitio para cenar. Tuve suerte de quedar con varios amigos sumilleres burgaleses (gracias Diego, Laura, Susana, Lola, Mariano) en el restaurante Con Sentido, un templo ya para mí, un lugar fantástico donde ir a comer y cenar y al que espero volver pronto con mas calma. Su bodega es extraordinaria y os la recomiendo vivamente, aunque les tocará reponer a nuestro paso. Se abrió mucho, se bebió mucho y como dicen los yankees sobre la ciudad mas famosa de Nevada, lo que pasa en Salamanca queda en Salamanca. Hasta aquí mi pequeño resumen de lo que hemos podido ver en el Duero Wine Fest, en la jornada del día 15 de abril lunes, muy pronto la segunda parte.
R.
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