¿Cuántas veces has justificado el comer algo que quizás no debías con la frase de "el cuerpo me lo pide"? ¿Y si te dijera que en cierto modo puede ser verdad...? ¿Y si supieras que existen en tu interior pequeños seres que deciden lo que debes comer e incluso influyen en tu humor? No, no creas que este artículo está inspirado en un capítulo de Expediente X o Cuarto Milenio... hacia ésto apuntan recientes investigaciones en el campo de la nutrición.
¿Te interesa saber quién manipula tu dieta?
El estudio de las bacterias intestinales es un área de investigación que está adquiriendo mucha importancia últimamente, ya que se ha descubierto que la mayor proporción de uno u otro tipo de estos microorganismos en cada individuo puede estar relacionada con distintas enfermedades como diabetes, obesidad e incluso cáncer.
Este estudio se ha publicado en la revista científica BioEssays y lo puedes leer completo aquí. La directora del ensayo, Athena Aktipis, del Centro de Evolución y Cáncer del Centro de Oncología Hellen Diller Family en la Universidad de San Francisco (California), ha llegado a la conclusión de que las bacterias intestinales liberan ciertas moléculas en el intestino capaces de alterar las señales nerviosas que se envían a través del nervio vago hasta el cerebro, influir sobre los receptores del gusto, liberar toxinas que nos hacen sentir mal, afectar a la sensación de saciedad o producir químicos relacionados con el bienestar.
Dado que el intestino está relacionado con el sistema inmunológico (defensas), endocrino (hormonas) y nervioso, está claro según estos investigadores que la actividad de estos pequeños seres que habitan nuestro intestino nos influirá no sólo fisica o fisiológicamente, sino también en el estado de ánimo. De hecho, ya se han realizado ensayos en los que se ha observado una mejora en los síntomas clínicos de la depresión mediante una actuación exclusiva sobre la flora bacteriana del individuo.
Dándole la vuelta a estos hechos, lo que proponen los autores del estudio es que modifiquemos la flora bacteriana según convenga mejor a nuestra salud mediante la elección adecuada de pre y probióticos, cambios en la dieta y otros métodos que suenan menos atrayentes como trasplantes fecales o sopas de bacterias. Esto hará que el control pase a nuestras manos y favorezcamos la proliferación de aquellas familias de bacterias que hayan sido identificadas como más beneficiosas para nuestra salud.
¿Trasplantes fecales para adelgazar...?
Aunque sólo leerlo ya te esté quitando el apetito, no es por lo aparentemente repulsivo de este método por lo que se produce el adelgazamiento, sino porque modifica la flora bacteriana para que actúe a nuestro favor, como vimos antes.
En el campo de la obesidad, se ha observado, primero en roedores y luego en humanos, que los individuos obesos tienen una mayor proporción de las bacterias intestinales Firmicutes, mientras en los delgados predominan las bacterias del grupo Bacteriodetes.
Así, una investigación publicada en la revista Science por el grupo de la Dra. Ridaura de la Universidad de Washington, consistió en trasplantar en ratones flora intestinal de dos parejas de hermanas gemelas con la característica de que, en cada pareja, una era obesa y la otra delgada.
Observaron que en aquellos ratones en los que se trasplantaron heces de las mujeres obesas se produjo un mayor aumento de peso y acumulación de grasa que en los que recibieron flora intestinal de las hermanas delgadas A continuación juntaron a todos los ratones en la misma jaula para que ellos mismos, mediante la ingestión de las heces, se "donaran" unos a otros flora intestinal y vieron cómo las Bacteriodetas humanas de las heces de los ratones delgados colonizaban el intestino de los ratones obesos haciendo que bajaran de peso. Sin embargo no se produjeron cambios en los ratones delgados (Me pregunto si sería porque éstos, con menos apetito, comerían menos heces de sus compañeros, porque sería demasiado bonito para ser cierto que las Bacteriodetas impidieran la colonización de las Firmicutas...).
No es ésta la única aplicación de los trasplantes de heces; se están utilizando por ejemplo con éxito en el tratamiento de infecciones intestinales que no responden a los antibióticos
¿...o sopas de bacterias para recuperar la línea?
Otras forma de realizar trasplantes de flora bacteriana intestinal (por si aún no has perdido el apetito del todo) se trata de sopas o caldos de bacterias.
Es lo que han utilizado investigadores de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica, para hacer que la bacteria Akkermansia muciniphila colonizara los intestinos de ratones obesos que se alimentaban con una dieta dos o tres veces más rica en grasas que la de sus congéneres delgados (es curioso que al teclear el nombre de esta bacteria en Google, las búsquedas principales eran "comprar" o "donde conseguir"...)
Esta bacteria constituye normalmente de un 3 a un 5 % de nuestra flora bacteriana, pero se ha observado que esta proporción está disminuida en los individuos obesos, y por ello se utilizó para el experimento.
Los ratones obesos que tomaron la sopa de Akkermansia perdieron más de la mitad del peso extra y disminuyeron su resistencia a la insulina (síntoma relacionado con la diabetes tipo 2), a pesar de no hacer ningún cambio en su dieta rica en grasas, lo cual es, según los investigadores, un resultado muy prometedor a la hora de elaborar tratamientos contra la obesidad y la diabetes con tipos específicos de bacterias intestinales.
No te preocupes, que a nosotros no nos darán "sopas de bacterias" (ten en cuenta además que cualquier yogur podría ser considerado como tal...) Seguro que idean alguna forma de riquísimo postre en las que se puedan incluir con lemas como "con más Akkermansia, la bacteria come-grasas".
Claro que, y no es por ser negativa, sino por echarle un poco de humor, para hacer este postre más atractivo, lo más probable es que la industria alimentaria lo aderece con tantas grasas y azúcares que los pobres bichillos tengan poco que hacer en un huésped que, además, aumentará sin remordimiento el consumo de otros "alimentos basura" con la excusa de estar tomando la "mágica bacteria adelgazante" ¿o no? ;)
Porque no olvidemos que la conclusión a la que llegan los investigadores participantes en todos los estudios anteriores es que la modificación de la flora intestinal puede ser una ayuda para prevenir y tratar obesidad y diabetes (entre otras patologías), pero en ningún caso, por mucho que nos duela, la panacea para poder comer sin control sin engordar ni adquirir otras enfermedades.
Así que, mientras estos científicos siguen investigando, sigamos también nosotros cuidándonos de la forma más eficaz que se conoce, ya sabes, nada nuevo: alimentación sana, ejercicio y (¿por qué no?) ¡mucho sentido del humor!