Hoy estoy un poco hastiada de tanta banalidad. De vez en cuando -muy seguido- me supera. Y es que no soy ni chica lookbook, ni chica make up, ni nada de eso.
Las boludeces de esmaltes y maquillajes y esas cosas me gustan. Pero no es lo que me hace agradecer estar viva.
Hoy a las 6.30 am me levanté muy feliz, y muy entusiasmada.
Por qué tan temprano y contenta? Porque fui a servirle el desayuno a la gente de la calle. Hacía frio, estaba oscuro, no había salido el sol.
Y eso es lo que a mi me llena. La gente que me agradeció hoy haber charlado con ellos durante su desayuno, y me dijeron que el té que les preparé estaba rico. Ellos rezan por quienes los ayudan y agradecen lo poquito que tienen.
En ésta plaza desayunamos con un chico que tiene HIV, y con toda la alegría nos contó que si todo salía bien, se iba a vivir a una pensión.
Gracias Marti por permitirme participar de ésta experiencia! <3