Economía plateada, la revolución silenciosa global

Por Pallares
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El envejecimiento de la población, una tendencia cada vez más marcada en el mundo y de manera pronunciada en América Latina y el Caribe, está dando paso a la llamada economía plateada. Los adultos mayores están impulsando uno de los mercados más rentables y dinámicos de los últimos años, convirtiendo un gran desafío en oportunidad.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define la «silver economy» o economía plateada como el conjunto de las oportunidades derivadas del impacto económico y social de las actividades realizadas y demandadas por la población mayor de 55 años.

Sus necesidades y preferencias influyen en la oferta de casi todos los sectores, incluyendo “la salud y la nutrición, el ocio y el bienestar, las finanzas y el transporte, la vivienda, la educación y el empleo”, según un informe de la Comisión Europea, desarrollado por el Grupo Technopolis y Oxford Economics. Hablamos de un amplio catálogo de productos y servicios destinados al consumo de los adultos mayores, que puede alcanzar en Europa los 5,7 billones de euros en el año 2025 y que hoy en día, en Estados Unidos, tiene un valor de ocho billones de dólares.

No podemos olvidar que el 40 % del consumo mundial lo realizan los mayores de 65 años, lo que les convierte en un elemento tractor de actividad económica respecto a productos y servicios que cubran sus necesidades y preferencias”, explica el profesor de la Universidad de Deusto y presidente del Comité Científico del I Congreso de Economía Plateada, Iñaki Ortega. “Sobre todo porque, en la actualidad, la «silver economy» representa el 25% del PIB europeo.”

Se trata, además, de un grupo poblacional cuyo poder de compra en América Latina y el Caribe, sin alcanzar los niveles de Europa o Estados Unidos, no es nada desdeñable: el 52% de los adultos mayores de 50 años de la región pertenece hoy en día a la clase media o alta, frente a un 32% de los menores de dicha edad.

Este nutrido grupo senior traerá un cambio radical, porque permitirá que millones de personas de esa edad sigan trabajando, ahorrando, creando y consumiendo.  “Lo que hará posible que nazcan nuevas industrias para servirles y nuevos emprendedores, muchos de ellos senior, que encontrarán oportunidades donde nadie pensó que podía haberlas”,

¿Una oportunidad más que un desafío?

Una mayor longevidad de la población presenta importantes desafíos para los sectores públicos, cuya respuesta debe incluir la articulación de sistemas sociales de pensiones, salud y cuidado capaces de atender a un número creciente de individuos. Al mismo tiempo, supone magníficas oportunidades de negocio para el sector privado. En los países que se encuentran en fases más avanzadas de la transición demográfica, la economía plateada ha sido un poderoso motor de generación de empleo. Entre los sectores más importantes de esta nueva economía se encuentran los servicios de atención a la dependencia.

Emprendimientos generados por y para esta población deberán ser estimulados. Así surge la “Gerotecnología”, entendida como el campo académico y profesional que combina gerontología con tecnología para crear entornos con diseño inclusivo y asistencia tecnológica para adultos mayores. Es un cruce multi disciplinario que incluye ingenieros, diseñadores industriales, médicos, psicólogos, constructores para generar soluciones inclusivas de hábitat, movilidad, salud, automatismos y domótica, seguros, ocio y tiempo libre, comunicación y trabajo, todo lo cual supone inmensas oportunidades y crecientes mercados para proyectos destinados a estos usuarios.

Cerca del 24% de los europeos y el 21% de los norteamericanos son actualmente mayores de 60 años. Mientras tanto, América Latina y el Caribe tiene una población relativamente joven, con solamente un 11% de mayores de 60. Sin embargo, es la región del mundo que más rápidamente está envejeciendo. Se prevé que para el 2085 sea la primera en donde un tercio de sus habitantes tendrá más de 65 años. Cuando esto pase, la mitad de su población habrá superado los 50 años.

Es por ello que es vital la prevención a nivel gubernamental en cuanto a la generación de políticas e infraestructura que permitan en ese futuro gestionar –y financiar- las necesidades de esa franja poblacional.

Muchos de estos adultos mayores, especialmente los que padecen enfermedades crónicas, experimentarán algún grado de dependencia y requerirán, además de atención sanitaria, servicios sociales.

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Por lo anterior,  el extender la expectativa de vida no implica hoy en día necesariamente hacerlo con calidad de vida sino con distintos grados de dependencia que deben atenderse y que van desde leve a total, dependiendo de patologías o restricciones motoras o psicológicas.

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Además, se ha confirmado que la mayoría de los internados en residenciales es por causas de debilidad pero no por enfermedades, lo que satura innecesariamente esas infraestructuras y les impide a las personas disfrutar sus días en entornos más familiares, conocidos y confortables como sus propias casas.

El apoyo a la dependencia como empleo formal

Se considera que una persona es dependiente cuando tiene dificultades para llevar a cabo actividades de la vida cotidiana, como comer, vestirse o desplazarse en el interior de una vivienda. Es algo que está asociado, a menudo, con limitaciones funcionales características del propio progreso del envejecimiento o de las enfermedades crónicas, como afectaciones a la vista, la audición, o la movilidad.

La atención a estas personas permite el desarrollo de una miríada de trabajos altamente cualificados, incluyendo investigación en teleasistencia o cuidado robótico, y otros de menores requerimientos formativos, como la provisión de servicios domésticos de atención que reduzcan la carga para el sector de la salud y las familias.

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Según la consultora McKinsey, la atención a la dependencia es una profesión que crecerá en los próximos 15 años tanto en los países en vías de desarrollo como en los desarrollados. En Corea del Sur, por ejemplo, un país que hace poco más de una década puso en marcha un sistema de atención a la dependencia, este sector ya ha generado casi medio millón de empleos formales y el surgimiento de actividades y emprendimientos relacionados.

Algunos servicios y áreas de oportunidad:

_ Servicios y productos financieros (mejora de acceso, soporte de digitalización, inversiones para adultos mayores, Hipotecas inversas, preparación de funerales, herencias, testamentos)

_ Infraestructura de servicios (casas inteligentes, viviendas compartidas, ciudades sin barreras, atención de zonas rurales, asistencia en tareas domésticas)

_ Mercado laboral (promoción de proyectos de adultos mayores, jubilaciones flexibles, tecnologías para alivio de carga física, capacitación de conversión de habilidades, economía solidaria

_ Educación (Conversión laboral, posicionamiento para colaboración en tareas donde la experiencia sea valorada, capacitaciones, cursos presenciales para sociabilizar y online para aquellos con discapacidades)

_ Turismo (fomento de contraestacionalidad para usufructuar a mejores precios de viviendas temporales)

_ Deporte y tiempo libre (video juegos, realidad virtual)

_ Salud (Detección temprana de enfermedades, robótica, telemedicina)

Una cuestión de género

Esta tendencia tendrá un impacto especial sobre las mujeres, que conforman gran parte de esta fuerza laboral.

El 90% del cuidado de los adultos mayores en América Latina y el Caribe es ejercido por mujeres. Debido a la falta de servicios adecuados de apoyo, pueden verse obligadas a llenar ese vacío para ocuparse del cuidado de sus seres queridos, reduciendo su participación en el mercado laboral y privando a la economía de un importante activo para su desarrollo. En contraparte, la mayoría de los empleos formales generados por el mercado de la atención a la dependencia es femenino. Por seguir con el ejemplo de Corea, el 95% de los empleados en este sector son mujeres, en su mayoría mayores de 45 años.

Aprovechar hoy para cultivar mañana

El desarrollo de la economía plateada es importante, además, para la sostenibilidad del sector de la salud. La carencia de sistemas de apoyo a la dependencia puede sobrecargarlo, especialmente en los hospitales, ya de por sí, en muchos casos, con insuficientes recursos humanos y materiales.

La ecuación es simple: ¿cuánto le sale al Estado que una persona mayor se caiga en la calle en atención médica, internaciones, personal de cuidados, instalaciones hospitalarias, medicina especializada, prótesis eventuales, convalescencia, etc? El desafío es prevenirlo generando entornos amigables, cuidados y que respondan a sus necesidades.

Para ello a nivel de gobierno, es necesaria la gestión de big data, adaptación de legislaciones, inversión en infraestructura urbana.

La economía plateada está llamada a desempeñar un papel relevante en la atención a la dependencia, una de las necesidades más urgentes. Los gobiernos deben sentar las bases regulatorias para que la economía del cuidado y, de manera más general, la plateada, se desarrollen de manera formal. Solo así se podrá aprovechar la coyuntura y asegurar que se conviertan en un mecanismo de generación de empleo de buena calidad, al que el sector privado pueda contribuir con la oferta de servicios de apoyo.

A nivel global se prevé que para el año 2050 habrá 2,1 billones de personas mayores de 60 años.

Chile por ejemplo, que proyecta tener para el 2050 ¼ de su población mayor de 60 años, tiene un “Senior Lab” o laboratorio de innovación social de vejez y envejecimiento. Inspirados en la metodología The Theory U de Otto Scharmer (MIT), este laboratorio busca co-crear un espacio de experimentación, enfocado en articular y proyectar iniciativas sostenibles y de valor para las personas mayores.

El País Vasco posee un programa denominado “Adinberri”, desarrollado por la diputación para financiar proyectos vinculados a la 3ª edad.

Pendientes:

_ Cambio cultural: tener una mirada positiva de la persona mayor, como algunos países orientales.

_ Derribar barreras en acceso a créditos o financiaciones, que reducen las oportunidades.

Desafíos:

_ Capitalizar social y económicamente el envejecimiento poblacional al tiempo que mejorando la calidad para esa extensión de esperanza de vida.

Ya que la tendencia complementaria del envejecimiento global de las poblaciones es el aumento de las mismas especialmente en áreas subdesarrolladas, es crucial el desarrollo de herramientas que extiendan no solo la vida sino las condiciones para transitarla.

Hay varios científicos entre los que se destaca el gerontólogo británico Aubrey de Grey que tiene una visión profundamente removedora: sostiene que la primera persona que logrará vivir 1.000 años… ya nació. Y tiene alrededor de 45 años.

El especialista cree que si se repara el daño celular que surge fruto del metabolismo, se puede detener el paso de los años y lograr vivir mil años.

“Estamos pasando de ser un ‘Homo sapiens’, una especie humana consciente de su entorno, a un ‘Homo evolutis’, un humano que empieza, directa y deliberadamente, a hacer ingeniería y a cambiar la evolución de virus, de bacterias, de vegetales, de plantas, de animales y de nosotros mismos.  Y eso es un cambio cualitativo.

El Horno evolutis es un animal que modifica de manera fundamental el mundo de Darwin».

Fuentes:
Seminario Bid Labs Montevideo, Smartsilvereconomy, Economíaplateada.org, geriatric Area, The Silver Economy Company, MedTech Boston, NCBI National Center for Biotechnology Information, Geronthechnology. Pontificia Universidad Católica de Chile, Sens Research Foundation.
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