eduardo souto de moura – arquitectura portuguesa

Por Johnny Zuri @johnnyzuri

Eduardo Souto de Moura representa la tercera generación de arquitectos portugueses modernos, aunque, con el tiempo, está descubriendo el gusto por la experimentación.

Sucedió que, tras la revolución de los claveles, unos cuantos estudiantes se pusieron a trabajar en la reforma de unas viviendas muy degradadas de Oporto. Álvaro Siza entendió que para crecer él debía salir de allí. Y para enseñar a vivir hay que dar alas. 

Su hermano mayor, que es fiscal, fue quien le animó a estudiar arquitectura.

Entre los cuidados puede incluirse cambiar de vida. Algunos de los que ha construido, como el Mercado de Braga, han cambiado de uso .

Preparar un edificio para absorber y acumular las aguas grises, bombearlas, depurarlas y reciclarlas es muy poco sostenible.

Nunca puede haber una buena arquitectura estúpida. La preocupación por la sostenibilidad delata mediocridad.

Es, por poner un ejemplo, como los políticos que dicen «yo soy un demócrata», pues claro, solo faltaría. Uno no puede plantearse «voy a ser sostenible a ver a dónde llego». Eso me ha sucedido haciendo el metro de Oporto o cuando he trabajado en el Estadio de Braga. Me hizo pensar de otra manera. 

Decidí que tenía que hacer otras cosas. 

Para llegar a lo bonito, a lo bello, llámelo como quiera, al sublime de Kant, hay que arriesgarse a caer en lo feo. Frente a eso, el hacerte más osado, por estar más seguro y confiar más en tu capacidad, es una de las recompensas. Ha diseñado dos viviendas en Ibiza y una en el Ampurdán. Para diseñar una vivienda se tiene que establecer una relación muy próxima con quien va a habitarla. 

Es decir, al hacer una casa, cliente y arquitecto hablan de algo esencial, básico. Tenía 1.300 metros y con ese tamaño no podemos hablar de casa. 

Recuerdo que, una vez, un periodista me preguntó por lo que era el lujo. La casa de Ronaldo iba a hablar ese idioma. Porque uno cuando hace una casa grande no puede coger una pequeña e hincharse y dilatarla.

Te piden un tejado muy inclinado en un lugar donde apenas llueve. Yo les pregunto si van a asar corderos.

Que la arquitectura sea o no un arte puede debatirse a partir de que el uso esté cubierto. No hacerlo es balbucear sin llegar a hablar. De la misma manera que el hombre y la sociedad han cambiado hay cosas que han cambiado también en la arquitectura. Pero de todo el cambio que se pretende todo tiene que tener como soporte este tipo de criterios, no decisiones intelectuales. 

Para entender las cosas hay que meter las manos en el barro. 

Los arquitectos buenos, los que me han interesado, siempre se han ensuciado las manos. Para entender lo que es una vivienda social va hasta el fondo para entender, y luego elige.

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