Todos hemos escuchado alguna vez que las asignaturas más importantes son las lenguas y las matemáticas. Está asumido -por cierta mayoría de padres y parte del profesorado, aunque ya menos- que hay asignaturas de primera división: matemáticas, lengua, ciencias sociales, naturales, inglés (en la actualidad algunos centros están perdiendo el norte con el tema del bilingüismo) y otras de segunda división: Educación Física, Plástica, Música. El propio currículum en su artículo 8, en el apartado organización, habla de asignaturas troncales ( primera división) y asignaturas específicas ( segunda división), dejando incluso la Educación Artística en manos de la programación educativa que establezcan las administraciones educativas o, en su defecto, en función de la oferta formativa de los centros docentes. En estos aspectos es donde radica esta falsa creencia. Sí, señores, sí. Esto es todo un NEUROMITO.
Nadie duda de que la actividad física repercute de manera positiva en nuestra salud, son numerosos los beneficios: se puede hablar de mejora del sistema cardiovascular e inmunitario, reduce la obesidad, regula los niveles de azúcar en sangre, fortalece los huesos, todo esto va acompañado de una mejora en el estado de ánimo: nos sentimos mejor, mejoramos nuestro autoconcepto y autoestima, nos relacionamos con los demás, estamos menos estresados y más motivados para hacer las cosas. Pero ahora, además, existen estudios de neurociencia que demuestran que el ejercicio físico regular puede modificar el entorno químico y neuronal de nuestro cerebro, facilitando así el aprendizaje. La actividad física genera una serie de neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, que mejoran los estados de alerta, la atención y la motivación, factores imprescindibles para que se produzca aprendizaje. ¡Toma del frasco Carrasco!
Pero a parte, se segregan otras moléculas, que tienen una incidencia directa sobre las neuronas y sus conexiones neuronales (sinapsis), y cuyo fortalecimiento nos permiten establecer las memorias necesarias para el aprendizaje. En un estudio de 2011 ( Erickson et al.) en el que participaron 120 personas mayores, se demostró cómo un entrenamiento aeróbico de intensidad moderada de tres días a la semana provocó un aumento medio del 2% del hipocampo de los participantes, este aumento estuvo acompañado de una mejora de la memoria espacial y de un incremento de la proteína BDNF (Factor neurotrófico derivado del cerebro), en otros estudios ya se había demostrado que esta molécula, que se segrega a partir del ejercicio físico, es muy importante porque:
- Mejora la plasticidad sináptica.
- Genera nuevas neuronas en el hipocampo.
- Aumenta la vascularidad cerebral.
En un estudio de 2009 ( Hillman et al.) en el que participaron 20 estudiantes de edades entre 9 y los 10 años, se quiso analizar cual era el efecto de la actividad física en el cerebro y en el proceso de aprendizaje. Los análisis demostraron que el rendimiento de los niños en las pruebas cognitivas era mejor tras la sesión de ejercicio físico, especialmente cuando la complejidad de las tareas era mayor. Además, se registraron mayores señales de ondas cerebrales relacionadas con el autocontrol y la atención ejecutiva -la que utilizan los alumnos para centrarse en las tareas de aprendizaje- durante el desarrollo de las tareas después de la actividad física. Posteriormente se hicieron pruebas de compresión lectora, ortografía y escritura, y en todos los casos, se obtuvieron mejores resultados en la sesión que siguió al ejercicio, en especial, en las pruebas de comprensión lectora.
Tampoco podemos obviar la manera en que, en sus primero años y de forma natural, el niño baila, canta o dibuja. Estas actividades le permiten conocer el mundo que le rodea y son imprescindibles para su desarrollo cerebral en todos sus ámbitos, todo ello, tiene una incidencia directa en su rendimiento académico y en su bienestar: el autocontrol. Los beneficios de los programas artísticos son especialmente importantes cuando se integran con las demás asignaturas del currículum:
- Mayor compromiso emocional por parte de los alumnos.
- Los alumnos trabajan de una forma más activa y aprenden unos de otros.
- A través de las artes se facilita el aprendizaje en todas las asignaturas.
En cuanto a la música, hablar de música, es hablar desde la perspectiva emocional, nos gusta escuchar música porque ésta estimula el sistema de recompensa cerebral asociado con la dopamina, que nos hace sentir bien. Pero, desde la perspectiva cognitiva, es mejor practicarla. Al tocar un instrumento musical se activan de forma simultánea numerosas áreas de nuestro cerebro.
Hay evidencias empíricas, que sugieren que las clases de música pueden mejorar la capacidad intelectual, el rendimiento académico, la conciencia fonológica y la decodificación de palabras en los alumnos ( Winner et al. 2014)
Podemos llegar a la conclusión, analizando los datos aportados, que no es buena idea erradicar o reducir el horario de las clases de Educación Física, Música y Plástica en nuestras escuelas, tal y como se ha hecho, con el presunto objetivo, de mejorar las puntuaciones en pruebas de evaluación externas y colocarnos la medallita. En el caso de la Educación física, que como demuestran los estudios, es capaz de mejorar la atención de los alumnos, no es recomendable colocarla en los horarios en las últimas horas, como pasa en la mayoría de los centros, lo ideal sería colocarla en las primeras horas, con el objetivo, de mejorar la atención de los alumnos en tareas posteriores. Los estudios también recomiendan descansos activos durante el horario lectivo, permitir al alumno moverse y dar pequeños paseos, este simple paseo o cualquier actividad física es una estupenda forma de activar mecanismos cerebrales inconscientes que siguen funcionando y que muchas veces nos permiten dar con una solución creativa a un problema que no sabemos resolver cuando pensamos en él de forma focalizada (¿Cuántas soluciones a problemas o ideas se nos habrán ocurrido mientras hacemos deporte o algún tipo de actividad física? ¡Madre mía! Ponte a pensar cuantas veces te ha pasado. A mí mogollón de veces) Por otro lado, la educación artística permite a los alumnos adquirir un conjunto de competencias socioemocionales básicas para su desarrollo personal, imprescindible no sólo para su aprendizaje, sino también para su bienestar personal, y que les permite contemplar el mundo desde una perspectiva diferente, más estética, crítica y profunda.
Por favor, un poco de sentido común a la hora de elaborar leyes educativas. Los estudios demuestran la importancia de este tipo de asignaturas, la influencia que tienen sobre el proceso de aprendizaje de los alumnos. Vamos a entrar en menos debates improductivos (deberes sí o no, bilingüismo sí o no por ser los más actuales) y vamos a centrarnos en evidencias para intentar mejorar nuestro sistema educativo, pero sobre todo, el aprendizaje de nuestros alumnos, que es lo más importante.
Fuente consultada: Neuromitos en educación. Editorial Plataforma actual.