Pues sí, ser rico y/o destacar son dos hechos deseables para casi todo el mundo, pero sin embargo conllevan una serie de efectos secundarios que hay que conocer si no queremos que nos amargue el éxito. La sociedad nos insiste mucho en que hay que saber perder, pero la realidad es que también hay que saber ganar, y no siempre es tan fácil como cabría pensar.
Efecto secundario 1
En el caso de que el dinero provenga del éxito que uno consigue en la vida, como consecuencia de los trabajos que realiza, las inversiones económicas, o por el hecho de que toque la lotería, implica cambios. El acceso a más recursos gracias al dinero conlleva poder comprar más cosas. Normalmente esta evolución de menos a más es gradual y la persona puede ir aceptando un cambio de vida.En el caso en el que el el dinero llegue por un premio de lotería, o una inversión extraordinaria, puede producir efectos más impactantes sobre la rutina de la persona. Digamos que tener más puede abrir un montón de opciones de ocio, de placer, de diversión… Pero no por ello hay que hacer todo lo que se puede hacer, o comprar todo lo que se puede comprar. Aquellas personas que no ponen freno, viven con mucha intensidad, pero pueden empezar a generar una sensación insaciable por vivir más cosas y sentir más cosas. Este hecho suele estar asociado a insatisfacción, especialmente al unirse el hecho de que el cambio de rutinas hace que se pierdan referentes que ayudaban a sentirse estable. Dejar la rutina laboral, la rutina de ejercicio, charlas con los amigos… puede generar un estrés extra, además de un bajón anímico.Dejar la rutina puede generar un estrés extra, además de un bajón anímico.
Efecto secundario 2
Sr rico o tener dinero no tiene que estar unido a saber gastarlo en beneficio propio. Con dinero se pueden comprar objetos o paquetes de ocio, pero aun así hay que ser capaz de saber disfrutar del momento, dando su intensidad a cada momento, haciendo frente a vergüenzas e inseguridades. A veces tener dinero no garantiza concederse el tiempo adecuado para hacer algo.Nuestras rutinas y exigencias por cumplir con lo correcto, o con los compromisos que adquirimos pueden dificultarnos mucho la capacidad para permitirnos salir de la norma no escrita. Parece que la costumbre de hacer bien las cosas, de cumplir con nuestras tareas puede ser muy útil en sociedad, pero si no aprendemos a saltarnos algunas obligaciones, en algún momento, acabaremos siendo esclavos de nuestras normas. Ya no decidiremos nosotros, sino lo harán los hábitos que tenemos. No hace falta que me toque la lotería para comprarme algunas cosas, para comer un día en un sitio especial, cogerme un día libre para irme a pasear a la montaña… La cuestión es ¿me lo permito? ¿puedo concedérmelo?.Tener dinero no tiene que estar unido a saber gastarlo en beneficio propio