Eficacia de los tratamientos psicológicos

Por Mundotlp @MundoTLP
Según el enfoque teórico, se aplican procedimientos diferentes para ayudar a las personas. El Colégio Oficial de Psicólogos de Madrid publicó hace algún tiempo un artículo escrito por Francisco J. Labrador Encinas, Miguel A. Vallejo Pareja, Manuela Matellanes Matellanes, Enrique Echeburúa Odriozola, Arturo Bados López Y Javier Fernández-Montalvo, en el que se hace una revisión exhaustiva sobre la eficacia de los tratamientos psicológicos.  
Desde MundoTLP creemos que es necesario dar a las personas información relevante para poder elegir el tipo de tratamiento psicológico que desean solicitar. Aquí puede leer un extracto del mismo:

(…)¿Cómo saber si un tratamiento psicológico es eficaz?

El concepto de eficacia terapéutica es complejo. Se tienen en cuenta diversos aspectos: qué síntomas mejoran y en qué medida, cuánto tarda en aparecer la mejora, grado en que esta se mantiene, cambios conseguidos en el funcionamiento social y laboral y calidad de vida, qué porcentaje de personas no aceptan el tratamiento y/o lo abandonan una vez iniciado, etc.
 Determinar que un tratamiento es eficaz es una labor de la comunidad científica (investigación y universidad) y de la comunidad profesional de un campo de trabajo (el “Colegio Oficial de Psicólogos”, y sociedades profesionales de psicología clínica). La comunidad científica no se restringe a un país, no conoce fronteras. 
Muchos de los tratamientos psicológicos, así como la evaluación de su eficacia, han sido desarrollados por científicos y profesionales de otros países, pero, sea cual sea su origen, el punto clave es que se haya demostrado científicamente su eficacia y así lo reconozcan las sociedades científicas y profesionales de psicología.

Desgraciadamente con frecuencia se considera que es aval suficiente para un tratamiento psicológico el que un determinado profesional “opine” que ese tratamiento es eficaz. Pero esto no es así. 

Es la comunidad científica, fundamentalmente identificada con los grupos de investigación clínica y los ámbitos universitarios, la que debe aceptar que la investigación realizada reúne las condiciones necesarias para poder demostrar inequívocamente que ese tratamiento es eficaz. 
Las opiniones personales no pueden considerarse como criterio científico. Menos aún la casuística personal (p.ej.: “yo conozco a uno que le ha ido bien con este tratamiento”). La evaluación de la eficacia de los tratamientos requiere una actualización continua, dado que la comunidad científica debe ir incorporando los avances que se producen en las ciencias que lo sustentan, así como los resultados de los estudios de eficacia que van realizándose.

Las sociedades científicas y profesionales han de avalar estos resultados señalando inequívocamente a la sociedad qué tipo de tratamiento ha demostrado que es eficaz y cuáles aún no lo han demostrado. Es verdad que un profesional puede aplicar un tratamiento que no ha demostrado su eficacia y un paciente puede solicitar un tratamiento que no ha demostrado ser eficaz, pero uno y otro han de tener claro que se trata de un tratamiento de eficacia no contrastada y los riesgos que comporta esto.


Algunas asociaciones profesionales de psicólogos han establecido unas “guías” o “listas” en los que figuran los tratamientos eficaces para los distintos tipos de trastornos psicológicos. Estas guías son útiles, tanto para los psicólogos como para los usuarios, pues permiten identificar los tratamientos considerados eficaces por la comunidad científica y profesional de los psicólogos. En este documento se incluyen la guía elaborada por la “Sociedad Española para el avance de la Psicología Clínica y de la Salud. Siglo XXI”.Naturalmente, una cosa es saber que un determinado tratamiento es eficaz para cierto trastorno y otra reconocer que el profesional que lo aplica debe adaptarlo a las características personales de cada paciente y al contexto social en que este se desenvuelve.

Eficacia de los tratamientos psicológicos


Los tratamientos son evaluados no de forma genérica sino considerando su utilización en cada problema concreto. No puede hablarse de tratamientos eficaces en general. Lo que se persigue es establecer qué tratamiento o tratamientos concretos aplicados por quién son más eficaces para un particular con un problema determinado y bajo qué circunstancias. Los criterios metodológicos y las investigaciones concretas que sustentan la calificación de eficacia no se recogen aquí, sin embargo puede encontrar referencias de ellas el lector al final de este trabajo. La lectura de las tablas indica que la inmensa mayoría de los tratamientos eficaces para los diversos tipos de problemas son de tipo cognitivo-conductual.¿Qué pasa con los tratamientos no incluidos en los manuales? Que un tratamiento no figure en los manuales no quiere decir necesariamente que no sea eficaz, pero sí quiere decir que, por el momento, no ha demostrado que lo sea. Hay varias razones por las que puede no haberlo demostrado, entre ellas que no haya sido investigado hasta el momento, bien por su novedad o por no haber interés en hacerlo, o que sólo disponga a su favor de datos no experimentales (opiniones u observaciones asistemáticas…). No obstante, es difícil justificar que un tratamiento que tenga ya una cierta historia, 10 años, se siga utilizando sin haber puesto a prueba su eficacia.Es evidente que en el campo de los tratamientos psicológicos, como en el de cualquier otro tipo de tratamiento, la sociedad tiene derecho a saber qué es realmente eficaz y qué no, y tiene derecho a presionar a los profesionales para que demuestren que lo que hacen vale para el objetivo establecido, en este caso aliviar el sufrimiento humano y mejorar la calidad de vida. Éticamente, como profesionales, no es admisible que se utilicen tratamientos sin preocuparse por constatar si realmente valen para algo.

El futuro de los tratamientos psicológicos. Eficacia de los tratamientos psicológicos

Las terapias psicológicas van a tender a estar estandarizadas, es decir, van a tender a presentarse con una descripción precisa de los instrumentos de evaluación, el programa de tratamiento, el formato de aplicación (individual o grupal), el diario de sesiones, etcétera.Las guías de tratamiento efectivas se inscriben en el marco de terapias breves (10/15 sesiones) y específicas, lo que no es incompatible con la necesaria flexibilidad en la aplicación de estos tratamientos en función de las peculiaridades concretas de cada paciente. De hecho, y al margen de la dificultad de aceptación de las terapias largas por parte de los pacientes, el alargamiento de un tratamiento no aumenta necesariamente la utilidad o la eficacia del mismo. Incluso hay una probabilidad muy alta de que la intervención clínica sea ineficaz para un problema específico si el paciente no responde de forma satisfactoria tras las primeras sesiones.Los resultados de los tratamientos psicológicos suelen ser satisfactorios, pero no en todos los trastornos son igual de eficaces. Es necesario desarrollar nuevas formas terapéuticas que permitan aumentar la eficacia en cuadros clínicos, como las psicosis, los trastornos bipolares, los problemas somatomorfos y los trastornos de personalidad.Aunque los tratamientos psicológicos son eficaces cuando se aplican como única terapia, e incluso en algunos casos más que cuando se combinan con otros tratamientos, como los farmacológicos, en algunos casos puede ser más eficaz la combinación de tratamientos psicológicos y farmacológicos. Es un campo poco investigado y al que debe dedicarse más esfuerzo.No se puede tampoco desatender al peso específico de las características personales del terapeuta en el resultado final de un tratamiento. Hay una gran variabilidad en los logros obtenidos de unos terapeutas a otros, al margen de las técnicas terapéuticas utilizadas.Aunque no se conoce con precisión el perfil personal idóneo del clínico, hay, sin embargo, algunas características que facilitan la alianza terapéutica entre terapeuta y paciente: equilibrio emocional, sentido común, ausencia de rigidez y ganas genuinas de ayuda.Finalmente, parece conveniente que la actuación del psicólogo no se lleve a cabo de forma aislada ni del medio del paciente ni de los recursos sociales y técnicos que puedan ofrecer otros profesionales. Por ello, parece muy conveniente el trabajo en equipo para atender al objetivo común de solucionar los problemas de una persona y mejorar su calidad de vida.
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