Ejercicio de storytelling para bloggers (II)

Por Paula Lesina

Voy a suponer que sos una bloguera motivada, empeñada en tu propósito de escribir para conectar con cada lector y por eso, estás siguiendo con atención los ejercicios de storytelling que propuse los últimos dos jueves:
Ejercicio de storytelling para bloggers.
Ejercicio de storytelling para bloggers (I)
¿Descubriste que escribir puede ser divertido? Cuando no te preocupás por reglas y normas que coarten tu expresión, soltar el lápiz se transforma en un placer.
Esto no significa que no existan normas gramaticales, reglas ortográficas y presuntos de estilo offline y online que podés aplicar para que tus textos sean legibles, funcionales y amables para quienes comparten tus publicaciones. Pero, desde la perspectiva desmesurada, llega antes el ejercicio de perderle el miedo a tu capacidad de escribir y luego la aplicación de cualquier posible pauta de corrección.

Escribir no es algo que "hacés". Es algo que "sos". 


Todas somos escritoras potenciales. Creéme. Esta creencia arraigada fue la razón esencial por la cual me costó tanto descubrir cuál era mi diferencial como bloguera. 
De hecho, aunque mi profesión son las letras y desde hace dieciocho años me dedico a acompañar personas en el proceso de escribir e interpretar textos, me llevó tres años llegar a mi "eureka" blogger. 
Considero escribir un ejercicio del ser y asumo la cuota de responsabilidad como educadora al observar que una de las razones por la cual las personas dejan de escribir es porque vivieron la experiencia de una clase de lengua y literatura. 
La enseñanza se ha ocupado tanto de las habilidades operativas y normativas de la escritura que olvidaron lo elemental: contar historias está codificado en nuestro ADN y aprender a contarlas para emocionar, persuadir y si querés, vender tus ideas, productos o servicios es una capacidad que tenés que modelar. No se trata de "adquirirla"sino de "modelarla".

Sos la escultora de tu capacidad de comunicación.  Por eso...


Mi propósito desmesurado de que descubras tu potencial de escribir para comunicarte. El arte de escribir es otro tema... y no es el que nos ocupa en este momento. Vos querés emocionar a tus lectores,  que sientan con tus textos -y contigo- esa conexión que se experimenta con la escritura que logra expresar el alma humana y exponerla en palabras.
Este es el camino que estás recorriendo con estos ejercicios. Descubriendo tu capacidad de ordenar las palabras con un sentido sin preocuparte por la extensión o el "estilo" en primera instancia, para luego construir tu propio ser escritor.
¿Suena difícil?
Para nada. Sin embargo, implica que te apliques en un esfuerzo de olvidar todo lo que te dijeron hasta el momento sobre tu forma de escribir (incluso lo que vos misma decís al respecto) y tengas el deseo de comunicar.
¿Cómo Paula?
Hoy vas a realizar otro ejercicio simple. Los anteriores, no ofrecían ninguna guía paso a paso. Ni siquiera un par de instrucciones...
En este caso, te voy a pedir que pienses en etapas porque los seres humanos procesamos la experiencia en patrones y cuando un patrón nos resulta familiar, inmediatamente sentimos una inexplicable sensación de comodidad. La sensación de estar frente a lo conocido.
El patrón de todos los relatos tradicionales se desarrolla en tres etapas:


1- Presentación del personaje.
2- Conflicto.
3- Resolución del conflicto.
Solo hay una cosa que desconcierta más a un lector que un relato sin "presentación": un relato de final abierto.
La ausencia de "resolución" nos enloquece porque abre los umbrales de la imaginación y perdemos la certeza de conocer lo que "realmente pasó". En ocasiones, nada tiene que pasar en el texto porque todo tiene que suceder en la imaginación del lector.
Lo mismo sucede con tu blog, dejá que las cosas pasen en la cabeza de tu lector y para que ejercitemos esta sabia cualidad,  te propongo... leer un cuento:
Se dice que en la remota antigüedad vivió un rey semi-bárbaro que administraba justicia de un modo a la vez espectacular y caprichoso. Para castigar los delitos especialmente graves había imaginado una singular ordalía. El acusado era conducido cierto día señalado a la arena de un circo en cuyas gradas se encontraba reunido todo el pueblo. Ante él había dos puertas. Tras una de ellas aguardaba un tigre hambriento, el más fiero que se había podido conseguir para la ocasión; tras la otra estaba una hermosa doncella, atractiva y virginal. Solo el rey conocía al inquilino que aguardaba en cada puerta. El reo debía elegir forzosa e inmediatamente una u otra de ellas: en ambos casos, su suerte estaba echada. Si aparecía la fiera, moría destrozado en pocos segundos; si salía la dama, debía desposarla sin dilación y con la mayor pompa, apadrinado por el propio monarca, derogándose cualquier matrimonio o compromiso que pudiera antes haber contraído.


En cierta ocasión, un criminal estaba acusado de un delito especialmente grave. Siendo un simple plebeyo, se había atrevido a cortejar en secreto a la hija única del rey y ésta había correspondido apasionada y clandestinamente a su amor. Para su juicio en la arena fatídica, el bárbaro rey se esmeró especialmente en la búsqueda del más voraz de los tigres pero también seleccionó a la más deliciosa de las doncellas como alternativa. Convulsa, la princesa amante se vio lacerada por una doble angustia: a un lado, ver el cuerpo tan querido y acariciado despedazado a zarpazos; en el otro, contemplar a su enamorado unido con una señorita preciosa, a cuyos encantos ella sabía bien que el joven culpable no era precisamente indiferente. Con ardides de mujer y arrogancias de princesa, logró enterarse de cuál era la puerta que en la arena correspondía a cada uno de ambos indeseados destinos. El muchacho apareció sobrecogido en el circo, abrumado por la expectación de la multitud. También él conocía el íntimo dilema de su amada y desde el ruedo le lanzó una mirada de súplica: «¡Sólo tú puedes salvarme!» Con gesto discreto pero inequívoco, la princesa señaló la puerta de la derecha. Y por ella optó sin vacilar el condenado.El problema de la decisión de la princesa no puede considerarse con ligereza, y yo no pretenderé ser la única persona capaz de resolverlo. Por lo tanto, dejo que respondan todos ustedes: ¿quién salió por la puerta abierta... la dama o el tigre?No te preocupes, no voy a pedirte que escribas el fina del cuento -aunque podrías...- voy a pedirte que observes su estructura y cómo en tres párrafos (extensos, eso es cierto) Frank Stockton resolvió toda una historia y te invitó a imaginar.¿Nunca te sentiste como la princesa? Y, si sos madre: jurame que nada te provocó el instinto salvaje del rey...Tu ejercicio de hoy es reconocer el personaje, el conflicto y por qué el autor decidió omitir la resolución. El próximo jueves, reflexionamos juntas por qué esta historia funciona y la transformamos en un modelo para tus post.

Otras historias.

Ponele que estás en uno de esos días livianos, de rutina amable y querés imprimir el texto para leerlo con calma y en papel (la mejor forma de leer ficción). Entonces, quiero facilitarte el objetivo mi bloguera intensa, por eso te ofrezco el enlace para que descargues el cuento: La dama o el tigre.

Ahora sí, podés dar rienda suelta a todos los vicios de estudiante: subrayar, darle brillos, escribir notas, dibujar formas, y soltar la imaginación.
La estructura de este cuento es la estructura de casi todos los cuentos posibles, el final lo tenés vos.