Tras un resultado positivo en un test de embarazo, acabas de dar la salida a una de las más emocionantes aventuras de tu vida. Y digo aventura, porque lo primero que sucede es que te subirás en montañas rusas emocionales provocadas por las hormonas que tan pronto te harán estar agotada, como eufórica, triste tristísima o más feliz que una lombriz.
Y esto, será el “hilo conductor” de los próximos nueve meses de tu vida. Pero lo realmente emocionante, es que estarás creando vida dentro de tu cuerpo, cosa auténticamente milagrosa aunque natural.
A partir de este momento comenzarás a cuestionarte todo lo relativo a tu salud: cómo te alimentas, cuánto duermes, qué productos cosméticos usas y qué deporte o actividad física practicas….
Los beneficios que el movimiento proporciona a nivel físico y psíquico a cualquier persona son de sobra conocidos. Durante el embarazo también, pero hay que tener algunas consideraciones.
Si anteriormente no has practicado ningún deporte o actividad física con asiduidad, ahora no es el momento de “entrenarte” para las olimpiadas (aunque todavía faltan cuatro años para los juegos de Brasil). Parece una tontería, pero dentro de los vaivenes que producen las hormonas durante la gestación, puede ser que quieras hacer un montón de actividades físicas que antes no hacías o que entiendas que tardarás en poder hacer tras el embarazo. Si te da ese ataque de actividad, cuidado!!! No te excedas!!
Si por el contrario te encuentras perezosa, o con las molestias típicas del primer trimestre (náuseas, cansancio) quizás no te apetezca mucho moverte. Permítete cierto relajo, pero solo hasta que se “haya consolidado” el embarazo, es decir, hasta que hayas cumplido los 3 meses.
Una actividad física moderada, de cuerpo-mente, es lo más apropiado en este momento de tu vida (en un embarazo normal, sin complicaciones, previa consulta y autorización del ginecólogo).
Hay diferentes disciplinas que puedes practicar en tu estado, como por ejemplo el Pilates prenatal, que consiste en una versión “adaptada” del Pilates tradicional, dependiendo del trimestre de embarazo en que te encuentres. Es una metodología creada por Joseph H. Pilates y basada en el control del movimiento a través de la musculatura profunda y la respiración.
Practicando este método conseguirás:
- Mantener una postura saludable en tus articulaciones: ahora están muy inestables y elásticas y causan la mayor parte de las molestias físicas del embarazo, especialmente a nivel de pelvis y columna lumbar, pero también hombros y cervicales, sobre todo durante la lactancia.
- Fortalecer y tonificar tanto la musculatura interna como la externa: de esta forma te mantendrás fuerte en tu tren inferior (caderas-piernas) para asumir la ganancia de peso que se da durante el embarazo (de 9 a12 kilos)y mantener activa la circulación sanguínea. Y fuerte en tu tren superior (torso y brazos) para atender posteriormente al bebe cuando nazca.
Pero lo más importante es que tu postura no se habrá visto modificada sustancialmente, por lo que la recuperación posparto será mucho más fácil y rápida.
- Desarrollar conciencia corporal y equilibrio: te sentirás embarazada, pero ágil y capaz de llevar tu día a día con absoluta normalidad, ya que aprenderás a colocarte adecuadamente y mantenerte en esa posición.
- Relajar el cuerpo y la mente. Realizar una sesión de Pilates prenatal, en la cual te muevas con suavidad, fortalezcas tu musculatura, respires apropiadamente y mantengas la concentración, tendrá como resultado una agradable sensación de relajación y bienestar.
Dedicarte una hora en exclusiva realizando esta disciplina cuerpo-mente, te permitirá relajar el estrés propio de determinados momentos de la gestación, en los que tienes que tomar decisiones sobre qué pruebas medicas realizar por ejemplo, o si tienes dificultades para dormir… El ejercicio te ayudará a sobrellevar estas circunstancias previas a ser mamá.
Besos desde mi blog!!!
PD: Gracias a Luisa Core Instructora de Pilates Prenatal en Pilates Wellness and Energy por su colaboración en este post.